Esa foto que nunca llegamos a subir a las redes sociales, esa idea que jamás nos atrevimos a compartir en una reunión de trabajo o esa carta de amor que reescribimos diez veces, pero nunca enviamos. Las personas tendemos a sobrepensar cada decisión, palabra o estímulo que percibimos a nuestro alrededor. No porque disfrutemos dialogar internamente y darle vueltas a todo sin motivo, sino porque vivimos pendientes de lo que los demás puedan pensar de nosotros.
Todos queremos ser aceptados, queridos y valorados. Pero lo cierto es que no podemos agradar a todo el mundo, y mucho menos controlar la imagen que los demás tienen de nosotros.
Buscar constantemente la aprobación externa puede derivar en ansiedad, estrés, bloqueo emocional o inseguridad
Lo que pocos imaginan es que dejar de preocuparse por la opinión ajena podría ser, precisamente, el primer paso hacia una vida más auténtica y feliz. Buscar constantemente la aprobación externa puede derivar en ansiedad, estrés, bloqueo emocional o inseguridad.
Dale a las personas la libertad de pensar cosas negativas sobre ti
Consciente de que se trata de una preocupación extendida, la reconocida coach Mel Robbins, experta en desarrollo personal y autora del popular pódcast The Mel Robbins Podcast, lanza un mensaje contundente en uno de sus últimos vídeos en redes sociales:
“Cuando permites que la gente tenga pensamientos negativos sobre ti, eso desbloquea tu confianza, libera tu autoexpresión y te catapulta hacia una nueva etapa de tu vida, de tu carrera, de tu felicidad”, afirma.
Nunca te sentirás en control de tu vida hasta que dejes de estar consumido por lo que otros piensan
Robbins insiste en que intentar gestionar la opinión de los demás no solo es inútil, sino una pérdida de tiempo: “No tenemos ningún control sobre la opinión de otra persona sobre nosotros. Nunca te sentirás en control de tu vida, tus emociones, tus pensamientos o tus acciones hasta que dejes de estar consumido por lo que otros piensan de ti o dejes de intentar controlarlo”, concluye.
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Tomar conciencia de ello no solo aporta tranquilidad: también nos devuelve el control sobre nuestra vida, porque nos permite poner el foco en aquello que sí depende de nosotros y que, por tanto, podemos cambiar.
