La manera de comer importa. No solo porque influye directamente en nuestra salud física, sino porque comer con atención, masticar bien y mantener horarios regulares mejora la digestión, favorece la absorción de nutrientes y ayuda a prevenir problemas como la obesidad o el estrés.
La forma en que comemos —si lo hacemos con calma, en compañía o con gratitud— también afecta nuestra relación con la comida, fomentando hábitos más conscientes y placenteros. Incluso a nivel cultural, compartir una comida de manera respetuosa fortalece vínculos y refleja valores importantes como la cortesía, el cuidado y la convivencia.
Sra. Marín: “Comer rápido destroza tu microbiota y, además, engorda”.
La última reflexión de la doctora Sara Marín Berbell, más conocida por sus cientos de miles de seguidores en Instagram como @uncafecontudoctora en la red social, explica de manera muy sencilla por qué comer rápido no solo afecta de manera muy negativa a nuestro sistema digestivo, sino que incluso engorda más.
La sanitaria se hace con solo unos pocos objetos cotidianos para explicar el proceso, de manera que todo queda muy claro para sus seguidores.
Sra. Marín: “Comer rápido destroza tu microbiota y, además, engorda”.
Primero, muestra cómo queda el estómago cuando comemos lento y bien; o rápido y mal. Para eso, se vale de una bolsa de plástico para congelados rellena con un poco de agua y en la que vierte un poco de bicarbonato, que echa con una cuchara.
Tras agitarla, muestra “las consecuencias” de comer rápido: “Entra aire en tu estómago, produciéntote gases, inflamación y dolor abdominal”, explica. “Además, si comes rápido, engordas más”, asegura.
Sra. Marín: “Comer rápido destroza tu microbiota y, además, engorda”.
Para explicar esta segunda parte del proceso, la especialista se vale de otros tres objetos: un globo, una lámpara y una aguja de tejer. El globo, que hace las veces de estómago, se va llenando conforme va “comiendo”.
“Tu estómago y tu cerebro están en contacto VIP por un nervio llamado nervio vago”, comienza explicando, señalando el cable de la lámpara de mesa. “Cuando comes, el estómago se empieza a distender y manda una señal nerviosa al cerebro, que dice ‘pin, basta ya. Estoy lleno’”, dice, encendiendo la lámpara, a modo de “señal”.
“Pero ese mensaje tarda de 15 a 20 minutos”, continúa. “Así que, si te zampas la comida a toda velocidad y el cerebro todavía no sabe nada. Sigues comiendo hasta que... ¡Pum! Explota”, termina, explotando el globo y explicando que alimentarte así hace que esto hace que a la larga, uno acabe engordando. “Además de que te destroza el estómago”.
La especialista también da algunas recomendaciones como comer en pequeñas cantidades masticando bien, evitar comidas copiosas o beber agua entre bocado y bocado; efectivos para lograr una buena digestión.