Neus Moya, podóloga infantil: “Haz esto para evitar que a tus hijos les salgan heridas con el calzado de verano”

Truco sencillo

El primer contacto con el calzado abierto puede causar heridas en los pies de los niños, que tras meses de encierro en botas o deportivas están más sensibles y propensos a rozaduras

Neus Moya, podóloga infantil: “Hay una enorme diferencia entre poner zapatos o no ponerlos a un peque que comienza andar”

Neus Moya

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El primer cambio de zapatos tras meses de botas y deportivas suele coincidir con los primeros días de calor fuerte. Pero no es el cambio de temperatura lo que más afecta, sino el paso repentino a sandalias con tiras, tejidos más duros o costuras expuestas. En los primeros días de verano, los pies de los niños están más sensibles tras haber pasado tanto tiempo cubiertos, y esa transición rápida al calzado abierto puede acabar con heridas que, en muchos casos, se repiten cada año.

Para reducir el riesgo, la podóloga infantil Neus Moya recomienda no dejar al pie totalmente expuesto durante los primeros días con calzado veraniego. En un vídeo publicado en su perfil de Instagram, señala que “el primer mes de llevar calzado de verano es recomendable proteger el pie con calcetines”. Esta medida, sencilla y temporal, ayuda a que la piel se adapte poco a poco sin sufrir rozaduras.

Rozaduras

Un truco sencillo que suaviza la transición hacia el calzado veraniego

El uso de calcetines finos actúa como barrera entre la piel y las posibles costuras internas, que aunque no se vean, pueden generar lesiones especialmente en el talón o en el empeine. Según explica Mayo, esto ocurre incluso cuando el zapato es de calidad: “Por más respetuoso y flexible que sea el calzado, debemos tener en cuenta que durante muchos meses los pies han estado encerrados y poco expuestos”.

La piel de los niños, al ser más delicada, necesita un periodo de adaptación. No se trata solo del tipo de zapato, sino de cómo y cuándo se introduce. La especialista insiste en que el objetivo es evitar que esos primeros días se conviertan en un problema recurrente durante el resto del verano.

Muchos zapatos de verano tienen zonas de roce difíciles de detectar en un primer momento. En ocasiones, solo al caminar durante un rato se hacen evidentes. Mayo explica que “la piel de los peques suele ser más fina y delicada, y los zapatos de verano suelen tener tiras o zonas de roce”. De ahí la importancia de aplicar medidas preventivas incluso cuando el calzado parece cómodo desde el principio.

Aunque el consejo puede parecer sencillo, se basa en la observación clínica de numerosos casos. Un gesto tan básico como mantener los calcetines durante las primeras semanas puede marcar la diferencia entre un verano sin complicaciones y la aparición continua de heridas.

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