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Lorena Cuendias, bióloga y especialista en trauma somático: “El sufrimiento se hereda, pero también todo lo que nuestros ancestros hicieron para sobrevivir”

Epigenética

La científica revela que ya son varios los estudios que respaldan que se pueden tener pesadillas de algo que padecieron nuestros antepasados hace 4 o 5 generaciones

Lorena Cuendias: “El sufrimiento lo heredamos, pero los grandes potenciales que ellos desarrollaron”.

¡A lo grande! Podcast, con Marian Gamboa.

Cómo comemos, si practicamos suficiente actividad física, los niveles de estrés o incluso cómo gestionamos nuestras emociones puede cambiar nuestra salud, sino también afectar a la de futuras generaciones, gracias a la información que se almacena en nuestro ADN. Unas pequeñas porciones de datos que estudia la epigenética, que además de nuestra propia salud, apariencia o futuras enfermedades podrían predecir datos de nuestra salud emocional.

Aquí entra en juego la epigenética del trauma, un campo emergente que estudia cómo las experiencias traumáticas pueden dejar marcas biológicas duraderas en el organismo, sin alterar la secuencia del ADN. Lo más sorprendente es que estos cambios epigenéticos pueden ser heredables. Es decir, una experiencia traumática vivida por una generación puede afectar la forma en que se expresan ciertos genes en generaciones posteriores.

La epigenética del trauma es un campo emergente que estudia cómo las experiencias traumáticas pueden dejar marcas biológicas duraderas en el organismo.

Getty Images/iStockphoto

Estudios en animales y humanos han demostrado que descendientes de personas expuestas a eventos traumáticos —como guerras, hambrunas o violencia— pueden presentar alteraciones en la regulación del estrés, mayor vulnerabilidad a enfermedades mentales o patrones conductuales específicos, incluso sin haber vivido esos traumas directamente. Esto sugiere que el trauma no solo se transmite social o emocionalmente, sino también biológicamente.

Lorena Cuendias, bióloga, confirma que un trauma puede ser heredado hasta siete generaciones después. La experta afirma en ¡A lo grande!, el podcast de Marian Gamboa, que es un tema en el que la epigenética no deja de hacer descubrimientos con cada estudio con el que se procede.

Lorena Cuendias, con Marian Gamboa.

¡A lo grande! Podcast, con Marian Gamboa.

“Hay nietos de víctimas del Holocausto que tienen pesadillas sobre lo sucedido cuando nunca han estado allí”, cuenta, citando uno de los estudios de la psiquiatra Rachel Yehuda. “La biología, que es tan fascinante, prepara a las siguientes generaciones para preservar la vida”.

Cuendias cita otro experimento en el que se somete a cefalópodos a una situación traumática que da como resultado que hasta 14 generaciones después sean visibles marcadores de estrés post-traumático y que ya se ha demostrado que “en personas puede llegar hasta tres o cuatro generaciones”.

Lorena Cuendias, con Marian Gamboa.

¡A lo grande! Podcast, con Marian Gamboa.

“Nuestra intención es sobrevivir. La biología está programada para preservar la vida. Está todo preparado para que las especies prosperen”, explica la científica. “Conservamos todo lo que ayudó a nuestros ancestros a sobrevivir, pero no solo físicamente, porque el sufrimiento también se hereda”, afirma.

A pesar de heredar ese sufrimiento, Cuendias va más allá: el trauma pasa de generación en generación, pero las herramientas para superarlo, también. “El sufrimiento lo heredamos, pero los grandes potenciales que ellos desarrollaron”, insiste. “Nuestro cuerpo recoge la memoria de todo lo que ellos tuvieron que experimentar de esos difíciles momentos de supervivencia y esos otros genes de estrés post-traumático”.

Lorena Cuendias, con Marian Gamboa.

¡A lo grande! Podcast, con Marian Gamboa.

Cuendias también llama la atención sobre algo muy importante en este proceso: el patrón de apego. “Comienza como un diálogo bioquímico entre mamá y bebé”, explica. “Si existen casos de abandono o negligencia, se transmiten. La mamá puede estar desconectada emocionalmente y el bebé crea su propio sistema de apego, que se transmite a las próximas generaciones. No solo eso, sino que se puede saber cómo serán sus tendencias en relaciones con 18 o 19 años”.