Álex Rovira, escritor: “Si asumes el rol de víctima, estás siendo manipulado. Eres preso de las circunstancias, crees que no hay salida, pero siempre llevaste las llaves en el bolsillo”

BIENESTAR

Según Rovira, ese comportamiento suele aprenderse de pequeños, cuando se descubre que la queja o la debilidad llaman la atención

Álex Rovira, empresario, escritor y conferenciante

Álex Rovira, empresario, escritor y conferenciante

El escritor Álex Rovira, conocido por libros como La buena suerte, habla claro sobre un papel que muchas personas adoptan sin darse cuenta: el de víctima. Para él, es uno de los errores más comunes en las relaciones humanas y una trampa emocional que puede condicionar toda una vida. Según Rovira, ese comportamiento suele aprenderse de pequeños, cuando se descubre que la queja o la debilidad llaman la atención, aunque sea en forma de comentarios negativos o lástima. “Es un rol aprendido, muchas veces en la infancia, cuando descubrimos que la queja, la debilidad o la indefensión atraían atención, aunque fuera en forma de 'caricias' negativas”.

Con el tiempo, ese patrón se vuelve parte del carácter. La persona entra en lo que se llama el “triángulo dramático”, formado por tres roles: víctima, salvador y perseguidor. “La víctima pide ayuda, pero cuando la recibe… la rechaza”. Y es que, en el fondo, el objetivo no es resolver nada, sino seguir girando en torno a su problema. “Dice querer soluciones, pero en realidad busca mantener la conversación en torno a su desgracia. Y, aunque cueste admitirlo, ese lugar les ofrece un beneficio oculto: la atención contante del entorno. El precio, sin embargo, es enorme”.

Es un rol aprendido, muchas veces en la infancia, cuando descubrimos que la queja, la debilidad o la indefensión atraían atención, aunque fuera en forma de “caricias” negativas

Álex Rovira
Amigas

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¿Pero por qué alguien querría vivir así? Rovira lo explica con claridad: “Ese lugar ofrece un beneficio oculto: la atención constante del entorno”. Pero aclara que ese “beneficio” tiene un precio muy alto: “El papel de víctima roba responsabilidad, libertad y capacidad de transformación”.

La clave está en darse cuenta de que, aunque no podamos controlar todo lo que ocurre, sí podemos decidir cómo responder a ello. “Salir del papel de víctima es romper el guion. Es entender que no siempre puedes elegir lo que te sucede, pero sí puedes decidir cómo responder”. Es el paso de vivir reaccionando a vivir eligiendo. Y lo resume en una frase: “No somos víctimas de las circunstancias: somos creadores de nuestra vida. Y ese cambio de morada lo transforma todo. Es dejar de vivir como reacción y empezar a vivir como elección consciente”.

Para ilustrar todo esto, Rovira recuerda una anécdota que vivió durante una entrevista. Un periodista le decía que no tenía suerte. “Me dijo: yo no tengo suerte, este año me han entrado a robar tres veces en casa”. Rovira le preguntó si tenía alarma, y el periodista respondió que no. “¿Te han robado tres veces y no te has puesto una alarma o una placa que diga: esta casa está vigilada?”, le preguntó. La respuesta fue: “no, no sé, no he tenido tiempo”. Y ahí Rovira fue claro: “Eso es porque no es una prioridad y cuando no es una prioridad…”.

Pedir ayuda

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Con el tiempo, este patrón se instala y se repite, convirtiéndose en parte del llamado triángulo dramático, junto al salvador y el perseguidor

Álex Rovira

El mismo periodista contaba que en su trabajo se reían porque siempre que lavaba el coche, llovía al día siguiente. Rovira le preguntó si no tenía algún compañero que fuera hombre del tiempo. “Me dijo que sí y que no sabía por qué no se lo preguntaba”. Y ahí lo vio claro: “en la cena con tus amigos les cuentas lo que te ha pasado, lo desgraciado que eres y lo mal que te ha ido la semana. Y me dijo: no sigas”.

Por tanto, el mensaje de Rovira, es claro: toca hacerse adulto. “Activa el adulto. La vida no está para hacerte feliz, está para desafiarte y en la medida que resuelvas los desafíos, serás feliz. Si asumes el rol de víctima, estás siendo manipulado. Eres preso de las circunstancias, crees que no hay salida, pero siempre llevaste las llaves en el bolsillo”.

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