Lidia G.Merenciano, arqueóloga: “Ningún adulto de nuestra especie debería ser capaz de consumir productos lácteos; que podamos hacerlo es el resultado de una mutación genética evolutiva”
Explicaciones del pasado
La arqueóloga Lidia G.Merenciano desvela en sus redes sociales cómo somos capaces de tomar lácteos desde el punto de vista evolutivo
Lidia G. Merenciano
“Lo cierto es que, en condiciones naturales, ningún adulto de nuestra especie debería ser capaz de consumir productos lácteos. Sin embargo, basta con mirar alrededor: millones de personas toman leche sin experimentar ningún problema. La pregunta, entonces, es inevitable: ¿cómo es esto posible?”, pregunta a sus seguidores la arquitecta Lidia G.Merenciano en su Instagram.
La especialista ha dedicado un vídeo a relatar por qué podemos consumir lácteos de forma recurrente sin que nos siente mal (menos las personas intolerantes). Y es que, según ella, su explicación se remonta a siglos y siglos atrás.
Consumir lácteos
Evolución humana
¿Somos intolerantes a la lactosa?
Para la especialista es importante destacar que, originalmente, todos los humanos somos intolerantes a la lactosa, algo que sorprende a día de hoy. “Esto significa que, aunque nuestro cuerpo posee un gen que produce la enzima lactasa -la responsable de digerir la lactosa, el azúcar presente en la leche-, esa enzima deja de funcionar una vez pasado el destete, es decir, cuando dejamos de alimentarnos de la leche materna”, desvela.
Así, deberíamos dejar de tomar lácteos cuando empezamos a consumir sólido. De hecho, Lidia asegura que la tolerancia a la lactosa es una mutación genética. “Es un fenómeno evolutivo que, estrictamente, no debería existir”, afirma.
Consumir lácteos
Pero, ¿por qué sí podemos tomar leche de forma regular? “Durante mucho tiempo, los científicos sostuvieron que esta capacidad apareció en el Neolítico, cuando la ganadería se extendió y las comunidades humanas comenzaron a aprovechar todas las partes de los animales, incluida la leche”, explica a sus seguidores.
Consumir alimentos con lactosa siendo intolerante no siempre es un problema grave. Hablamos de intolerancia, no de alergia
Aunque, la arqueóloga añade un matiz importante. “Consumir alimentos con lactosa siendo intolerante no siempre es un problema grave. Hablamos de intolerancia, no de alergia. Puede generar malestar, pero rara vez resulta mortal”, añade.
Algo que es completamente distinto cuando irrumpen hambrunas o enfermedades. “En esos contextos, la diferencia entre poder o no digerir leche podía marcar la línea entre la vida y la muerte. Los vómitos y las diarreas asociadas a la intolerancia provocaban deshidratación, reduciendo de manera drástica las posibilidades de supervivencia”, cuenta la especialista.
Consumir lácteos
Es aquí donde entra la conocida selección natural. “Aquellos que podían consumir lácteos tenían más probabilidades de sobrevivir y, en consecuencia, de reproducirse y transmitir esta ventaja genética a sus descendientes”, sorprende.
Es por ello que, tal y como cuenta Lidia, este proceso histórico se refleja en un mapa global de la tolerancia a la lactosa. “Basta observarlo para identificar franjas claras: los lugares con mayor porcentaje de personas capaces de consumir leche se encuentran en Europa y en los territorios que esta colonizó”, concluye.