Se habla mucho de trauma en los últimos tiempos, gracias a la concienciación de los problemas de salud mental. No obstante, pocos ahondan en el tema de los traumas generacionales (también llamados traumas transgeneracionales o intergeneracionales), esas heridas emocionales que no solo afectan a quienes las sufren, sino que además se transmiten a sus descendientes.
En otras palabras, un trauma que ha sufrido tu padre, tu madre, tus abuelos o incluso generaciones anteriores puede influir en la manera que piensas, sientes, te relacionas o te enfrentas a la vida, aún cuando no hayas experimentado directamente el hecho traumático en cuestión.
Los traumas generacionales pueden sanarse, aunque no es un proceso inmediato ni sencillo.
Un tema del que habla Borja Vilaseca en Resuelve-te Podcast con Álvaro Bosca, en el que señala la importancia de ser consciente de este factor a la hora de valorar nuestras creencias y heridas emocionales.
“A mí me gusta mucho entender el árbol generacional, de dónde venimos genéticamente. La sangre circula generalmente, traumas transgeneracionales”, explica Vilaseca. “Lo que no sanaron nuestros abuelos se pasa a la siguiente generación tanto genéticamente como psicológicamente”.
Borja Vilaseca, experto en crecimiento personal.
El experto incide en cómo las nuevas generaciones adquieren todas esas heridas emocionales por observación, aprendizaje, narrativas familiares o neuronas espejo, las células cerebrales que se activan tanto cuando realizamos una acción como cuando observamos a otra persona realizarla, permitiendo la imitación, el aprendizaje y la empatía.
“Vamos mimetizando conductas, comportamientos; a veces los imitamos, a veces reaccionamos y nos ponemos en el polo opuesto… Pero de alguna manera es fascinante entender tu árbol genealógico y ver de dónde viene tu linaje emocional, el tipo de traumas, personalidades, de conflictos, de creencias, de heridas”, insiste Vilaseca.
Borja Vilaseca, experto en crecimiento personal.
Es entonces cuando, según el experto, llega el momento de mirarse a uno mismo. “Nacemos con esa genética, que influye en nuestro modelo mental y aspectos psicológicos profundos”, explica. “La suma de tu programación, de tu genética, da tu lugar a tu personalidad para sobrevivir y adaptarte al lugar que naciste y no eres para nada responsable de ello. Es como si te reparten unas cartas y pum”.
Para tomar conciencia de ello, el experto apuesta por el autoconocimiento.”Nacemos con un ‘esqueleto psicológico’. Naces con todo eso. Toda esa semilla pasa por una infancia, hechos y experiencias. Condicionantes que determinarán cómo se estructurará esa semilla”.
