Jonathan Benito, neurocientífico: “Las personas amables tienen menos estrés y viven más años porque el cuerpo libera menos fibrinógeno, una proteína que coagula la sangre y puede causar infartos”

Entrevista

El autor de ‘El poder de la amabilidad’ explica cómo el cerebro cambia cuando somos amables y por qué esta actitud mejora la salud, la felicidad y la esperanza de vida

Jonathan Benito, neurocientífico: “Cuando somos amables se reduce el estrés y vivimos más años

Jonathan Benito, neurocientífico: “Cuando somos amables se reduce el estrés y vivimos más años”.

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¿Sabías que un simple gesto amable puede mejorar tu bienestar y alargarte la vida? En un mundo acelerado, el neurocientífico Jonathan Benito explica por qué la amabilidad es mucho más que cortesía: salud, longevidad y evolución. De esta forma, el divulgador reivindica sobre todo el poder de la amabilidad.

En el libro El poder de la amabilidad, el investigador defiende que ser amable no es una cuestión de educación, sino una estrategia biológica y evolutiva que mejora la salud, reduce el cortisol y algunas enfermedades. Se podría decir que nuestro cerebro premia a la amabilidad en muchos aspectos que desconocemos totalmente.

Jonathan Benito, autor de 'El poder de la amabilidad'

Jonathan Benito, autor de 'El poder de la amabilidad'

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Un estudio publicado en JAMA Network Open (Jenkins et al., 2023) confirma científicamente lo que defiende el neurocientífico Jonathan Benito: los actos amables activan mecanismos cerebrales que reducen el estrés y mejoran la salud global. Algunos investigadores de Harvard también destacan que las conductas prosociales aumentan la longevidad.

El experto Jonathan Benito insiste en que la educación emocional y la asertividad deberían enseñarse en las escuelas, al igual que las matemáticas. “Una sonrisa, un saludo o llamar a alguien por su nombre pueden cambiar la química del cerebro”, asegura Benito. En La Vanguardia le hemos entrevistado para que nos explique cómo funciona nuestro cerebro.

Neurociencia y bienestar

Jonathan Benito explica qué impacto tiene la amabilidad en nuestro cerebro

¿Qué ocurre en nuestro cerebro cuando somos amables?

Lo primero es que se produce una retroalimentación positiva: nos relajamos, se reduce la liberación de cortisol —la hormona del estrés—, aumenta la neurogénesis (producción de nuevas neuronas) y mejoran las conexiones neuronales. En definitiva, tenemos menos estrés.

Las personas amables tienen mayor bienestar emocional y subjetivo, es decir, son más felices. Además, su cuerpo libera menos fibrinógeno, una proteína que coagula la sangre y puede causar infartos o ictus. Ser amable no solo te hace sentirse mejor, también hace que vivamos más años.

Cuando sonreímos se activan las neuronas espejo, y por retroalimentación facial, nuestro cerebro interpreta que estamos alegres y genera felicidad

Jonathan Benitoneurocientífico

¿Por qué no se enseña la amabilidad en las escuelas?

Es una de mis grandes batallas. Formo parte del sistema educativo y siempre me pregunto por qué no se enseña amabilidad, autoestima, empatía o asertividad. Nadie nos enseña cómo superar una frustración, cómo apoyar a un amigo o cómo dar un abrazo a quien lo necesita. En cambio, aprendemos raíces cúbicas que nunca utilizaremos. Yo siempre le digo a mi hijo: “Sé feliz, pero sobre todo sé amable, porque así serás más feliz”.

Dice que una sonrisa es un signo de inteligencia social. ¿Por qué?

Una sonrisa tiene un mensaje muy profundo en el cerebro. Evolutivamente, el ser humano siempre ha vivido en grupos con jerarquías. Ser rechazado significaba la muerte. Por eso, una sonrisa comunica aceptación: “Eres bienvenido, no te haré daño”. Además, cuando sonreímos, se activan las neuronas espejo, y por retroalimentación facial, nuestro cerebro interpreta que estamos alegres y genera felicidad. No hay motivo para no sonreír.

Una sonrisa tiene un mensaje muy profundo en el cerebro.

Una sonrisa tiene un mensaje muy profundo en el cerebro.

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¿Por qué llamar a alguien por su nombre tiene tanto poder?

Escuchar tu nombre activa zonas de la corteza prefrontal relacionadas con la atención y la conciencia. Incluso personas en coma reaccionan ante su nombre. Es una muestra de respeto, de reconocimiento humano. Aprenderse el nombre de alguien y utilizarlo mejora la conexión interpersonal.

¿El cerebro distingue entre la amabilidad genuina y la forzada?

Totalmente. Nuestro sistema límbico, encargado de las emociones, detecta microgestos incoherentes entre lo que decimos y lo que expresamos. Cuando percibe falsedad, se activan alarmas internas. Por eso hay personas que, sin saber por qué, nos caen mal de inmediato. Ser amable de forma impostada no funciona; es mejor ser antipático que fingir. Pero cualquiera puede aprender a desarrollar una amabilidad genuina con pequeños gestos: sonreír o saludar.

La amabilidad es una estrategia evolutiva que nos ha permitido sobrevivir como especie

Jonathan Benitoneurocientífico

Vivimos en una sociedad en la que se ha perdido la costumbre de decir buenos días. Lo veo constantemente. Y, sin embargo, la amabilidad es una estrategia evolutiva que nos ha permitido sobrevivir como especie. Sin cooperación ni prosociabilidad, los Homo sapiens no estaríamos aquí. Ser amable mejora la posición social, la salud y la felicidad. No entiendo por qué alguien elegiría no serlo.

¿Podemos ser amables si no lo somos con nosotros mismos?

No. Es como en un avión: primero debes ponerte tú la máscara de oxígeno para poder ayudar a los demás. No se puede ser genuinamente amable si uno no es amable consigo mismo. Nuestro diálogo interno suele ser cruel. Debemos cortar ese pensamiento negativo. Yo ya no consiento que mi voz interior me hable mal. A partir de ahí, sí puedes ser amable con los demás.

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¿La amabilidad nos hace felices o las personas felices son las que son amables?

Es un círculo virtuoso. Hay gente infeliz y antipática que, al practicar la amabilidad -saludar o preocuparse por otros- comienza a generar interacciones positivas y se transforma. Y como mejor se siente, se vuelve aún más amable. Se retroalimenta.

¿Ser amable es lo mismo que ser educado?

No necesariamente. Se puede ser muy educado y no ser amable. La educación tiene que ver con las normas; y la amabilidad con la intención genuina de cuidar a los demás. Y cuidado: la amabilidad debe ir unida a la asertividad. Ser amable no es ser débil ni sumiso. Es necesario saber poner límites y defender tus derechos.

Jonathan Benito: “Una sonrisa o un saludo pueden cambiar la química del cerebro”.

Jonathan Benito: “Una sonrisa o un saludo pueden cambiar la química del cerebro”.

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¿La amabilidad mejora la productividad y la rentabilidad en las empresas?

Mucho. La amabilidad mejora la productividad, cooperación y retención del talento. Microsoft es el mejor ejemplo: cuando Satya Nadella asumió la dirección, cambió una cultura competitiva y hostil por otra basada en la empatía y la colaboración. En menos de 10 años duplicaron su valor en bolsa. Richard Branson, directivo de Virgin Group, también valoró que sus trabajadores estuvieran a gusto en el trabajo. A largo plazo, las empresas amables son más rentables porque retienen talento y reducen el estrés laboral.

¿Cómo cambiaría la sociedad si todos fuéramos más amables?

Sería increíble. Si el 95% de las personas practicara la amabilidad -ceder el paso, saludar o ayudar-, todo cambiaría. No pido grandes gestos, solo pequeños actos cotidianos. Pero tenemos miedo a exponernos o parecer débiles. Y esto es un error: la amabilidad no te rebaja, te agranda.

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