Todos cometemos errores. En elmomento que realizamos cualquier acción, emprendemos algun tipo de proyecto, siempre existe la posibilidad de que algo no pueda salir como esperamos; que el resultado final no sea el que queremos. Todo depende en buena medida de lo preparados que estemos o, en gran parte de las ocasiones, de si la fortuna está de nuestro lado.
Quien sale victorioso sabe que podría haber cometido un error. Quien fracasa, por su parte... Ahí es donde empieza el problema. Primero porque hay que diferenciar el significado de términos como error y fracaso, pues no significan lo mismo.
Mario Alonso Puig con Alberto Herrera en 'Herrera en Cope'.
Así lo advierte el médico y experto en crecimiento personal Mario Alonso Puig, uno de los conferenciantes más solicitados de los últimos años, quien pone énfasis en el por qué hay que hacer esta importante diferencia entre error y fracaso, pues hay un factor determinante: el aprendizaje que se saca de toda la experiencia.
”La diferencia entre un error y un fracaso es si tú aprendes del error o no aprendes del error”, señala el experto en desarrollo personal. “Nadie comete errores a propósito, mientras que un fracaso es cuando tú no solamente pagas ese precio por el error, sino que pagas un precio añadido porque no aprendes nada de ese error”, lamenta Puig. “Además de la posibilidad de volver a cometer el mismo error”.
Mario Alonso Puig con Alberto Herrera en 'Herrera en Cope'.
El experto insiste en que “los errores son parte de nuestra naturaleza”, y pone como ejemplo a Thomas Edison, quien revolucionó el mundo de la electricidad; a los muchos emprendedores que han diseñado el mundo a base de ideas tras muchos errores o a la medicina, que cambia día a día, de la que él ha formado parte como cirujano especializado.
”La diferencia es que si tú te tomas ese error como un fracaso, el componente emocional es tan intenso, tan devastador, tan demoledor; que tú lo único que quieres es olvidarte de eso”, asegura. “Si te olvidas de eso y no miras o no te fijas en que no ha salido bien, por qué no ha salido bien, no reflexionas... Entonces no has aprendido”, señala.
Mario Alonso Puig explica que, al no haber aprendizaje, ni siquiera se puede considerar un “error”, sino un “fracaso”, pues no deja nada más que el amargo sabor de esa emoción tan negativa como es la derrota.
Un fracaso que, como advierte el experto, no cambiará, lo que supone una condena para el futuro al eliminar la motivación para el aprendizaje, pues la misma superación da miedo. Conviene recordar pues que si algo sale mal, no es necesariamente porque nos hayamos equivocado.
Los errores cometidos puede que sean resultados que no esperábamos, pero no tenemos por qué haber hecho nada mal. A veces, solo con un poco de introspección, tendremos la clave de si estamos ante un fracaso o un error. La cuestión es aprender.
