María García, matrona: “Las espinacas, la miel, las chuches, los refrescos o las acelgas son alimentos que no deberías dar a tu bebé antes de los 3 años”
ALIMENTACIÓN INFANTIL
La experta elabora una lista de alimentos que no son seguros ofrecer a los niños hasta los 2 años
Maria García, matrona
Los primeros años de vida son determinantes para el crecimiento y el desarrollo de una persona. Este periodo de tiempo es crucial y la alimentación juega un papel fundamental no solo para el desarrollo físico, sino también para establecer hábitos saludables que pueden servir para toda la vida.
Desde la lactancia hasta la incorporación de forma gradual de nuevos alimentos, las decisiones que toman madres, padres y cuidadores influyen directamente en la salud, la inmunidad y hasta el rendimiento cognitivo de los más pequeños. Sin embargo, aún existen dudas, mitos y desafíos sobre cómo alimentar correctamente a los menores de tres años en un contexto donde la prisa y la oferta de productos ultraprocesados compiten con las recomendaciones de una nutrición natural y equilibrada.
Los alimentos que no deberías dar a tu bebé antes de los 3 años
Cuando se empieza con la alimentación complementaria en los niños surgen las dudas sobre que alimentos son seguros y cuáles no. ¿Sabías que algunos alimentos habituales pueden ser peligrosos para tu bebé? María García, matrona, advierte sobre los errores más comunes en la alimentación infantil y cómo evitarlos para proteger la salud de los más pequeños. En sus redes sociales ha elaborado una lista de los alimentos que no se consideran “seguros” de ofrecer, al menos, hasta los 12-24 meses. Según la experta, el primer alimento de la lista es la miel, ya que puede contener esporas de Clostridium botulinum, es decir, una bacteria que en el intestino del bebé puede activarse y liberar una toxina que causa botulismo infantil, “una enfermedad poco frecuente, pero muy grave”. Y remarca que aunque se cocine o se hornee sigue sin ser seguro. Así pues, su recomendación es clara. “Nada de miel antes del año. A partir del año, si se introduce, que sea de forma puntual y sólo si el bebé está preparado.
La miel es rica en azúcares
Uno de los que recomienda evitar “completamente” hasta los 2 años es el café, el té y otras bebidas con cafeína. El motivo es sencillo, la cafeína afecta al sistema nervioso y puede alterar el sueño, reducir la absorción de hierro y generar dependencia. La matrona aconseja que aunque el pequeño lo pida hay que evitar ofrecer incluso pequeños sorbos.
Las chucherías ocupan un lugar casi mágico en la infancia y son uno de los principales enemigos de los padres. Sus colores brillantes, formas divertidas y sabores intensamente dulces hacen que pocos niños puedan resistirse a ellas. La experta indica que se deberían evitar por completo hasta los 2 años, ya que el azúcar añadido de estos productos altera la microbiota, favorece la caries, el sobrepeso y genera una preferencia precoz por sabores muy dulces. “Hay que evitar yogures azucarados, cereales 'infantiles' o las galletas procesadas”, asegura.
Chucherías con alto nivel de azúcar añadido
Entre los alimentos que hay evitar completamente, María García incluye los refrescos y los zumos industriales, ya que, afirma que aportan una gran cantidad de azúcar, gas y aditivos, sin aportar valor nutricional. “No hidratan adecuadamente y desplazan el consumo de agua o leche”. El consejo para los padres y cuidadores es claro: “El agua debe ser la bebida principal y es mejor ofrecer fruta entera que zumo, incluso si es casero”.
La carne de caza, tradicional en muchas regiones rurales y cada vez más valorada, se ha ganado un lugar destacado en la gastronomía por sus cualidades nutricionales y su origen sostenible. Sin embargo, este tipo de carne tampoco es recomendable para los niños porque puede contener metales pesados como el plomo. La especialista advierte que su consumo aumenta el riesgo microbiológico y es más difícil de digerir. Antes de los 2 años recomienda el consumo de carnes frescas y magras, como pollo, pavo o ternera.
Bebe comiendo verduras
Las cabezas de marisco también tendrían que evitarse completamente. García advierte que las cabezas de gambas, langostinos y cigalas concentran altos niveles de cadmio, que se trata de un metal pesado que puede afectar “al desarrollo renal y neurológico”. También desaconseja utilizar las cabezas para la elaboración de caldos.
Los pescados con alto contenido en mercurio también estarían desaconsejados, aunque su consumo puede ser de forma puntual. “Se puede probar una vez para valorar el nivel de tolerancia o alergia, pero no deben formar parte de la alimentación frecuente”. En concreto, los pescados que habría que evitar son el pez espada, el atún rojo fresco, lucio y el tiburón (cazón, caella o marrajo). El mercurio presente en estos alimentos se puede acumular en el organismo y puede afectar el desarrollo neurológico. Como alternativa aconseja el consumo de merluza, lenguado, dorada, salmón o lubina.
Pescado crudo
Y por último, la experta incluye tres verduras: la borraja, las espinacas y las acelgas por diferentes motivos. El motivo principal para evitar la primera de la lista es que contiene alcaloides pirrolizidínicos —potencialmente tóxicos para el hígado— y un alto contenido en nitritos, que supone un mayor riesgo de metahemoglobinemia. En cuanto a las acelgas y las espinacas habría que evitarlas incluso en purés antes del año, ya que son altas en nitratos y pueden dificultar la oxigenación en bebés pequeños.