“Es bonito mantener la amistad con un ex, pero hay veces que no es posible”, decía hace unos días Rosalía en el programa de radio Anda ya. A lo largo de su vida, la cantante ha tenido varias relaciones, entre ellos Rauw Alejandro, pero desde su ruptura que no tienen ningún tipo de vínculo. ¿Quién no se ha preguntado alguna vez si puede ser amigo de una expareja?
La clave para mantener un vínculo cordial con un ex
“Solo puedes ser amigo de tu expareja cuando has pasado el duelo y el vínculo emocional se ha transformado con madurez”, afirma la psicóloga Gemma Ventura en Guyana Guardian. Cuando una relación romántica ha funcionado bajo las bases del respeto mutuo y la libertad, mantener un vínculo cordial con una expareja puede ser una continuación saludable.
Ventura explica que para que eso sea posible “también hay que haber pasado un proceso de separación, donde el vínculo interno de cada miembro de la pareja se modifique”. En cambio, “si han quedado rencores, traiciones o miedos no resueltos, las defensas emocionales —rabia, indiferencia, odio— interfieren e impiden la transformación del vínculo hacia una amistad”.
Gemma Ventura, psicóloga
Así pues, tal como explica la profesional, la clave para conseguir mantener una buena relación con tu expareja y que este vínculo sea gratificante para los dos está en “cómo fue la relación mientras duró y cómo se rompió. También es importante cómo cada uno gestiona sus emociones, pérdidas, frustraciones y deseos no satisfechos”.
“Si hay dificultades en la gestión emocional, será más complicada la ruptura y, por lo tanto, una madura transformación del vínculo”, señala la psicóloga. De esta manera, la capacidad de convertir una relación romántica en una amistad depende del pasado compartido y de la madurez individual.
Si la relación de amistad con una expareja nace desde la necesidad, quizás todavía hay un duelo pendiente de procesar
Desde el punto de vista psicológico, mantener una relación cordial con una expareja puede ser sano. Ventura lo concreta: “Sí, mientras sea una relación nueva, es decir, que no sea la continuidad de la relación de pareja, donde no se ha podido elaborar un duelo y no ha habido una aceptación del final de la relación”.
En caso contrario, lo que parece amistad puede ser una forma sutil de dependencia: mantener un vínculo por miedo a la soledad, por culpabilidad o para evitar el sufrimiento que comporta la ruptura. Llevarse bien con una expareja puede parecer una muestra de madurez, pero también puede esconder una dificultad para cerrar etapas.
Rosalía y Rauw Alejandro
“Es señal de madurez cuando hemos podido reconocer aquello que vivimos, el valor que tenía, pero al mismo tiempo somos capaces de decir adiós. Pero tener una amistad también puede ser una defensa contra el dolor de una ruptura”, alerta Ventura. En este sentido, mantener el contacto puede convertirse en negar la pérdida para no afrontar el vacío que deja el otro.
Además, este vínculo no resuelto puede impedir que abramos espacio para nuevas relaciones sanas. En definitiva, “si la relación de amistad con una expareja nace desde la libertad, probablemente hay madurez. Si nace desde la necesidad, quizás todavía hay un duelo pendiente de procesar”. Por lo tanto, tienes que saber de dónde nace la decisión de tener un vínculo cordial con tu expareja para saber si es posible o no.

