El bienestar físico y emocional es uno de nuestros principales objetivos vitales. Tal y como ocurre con el cuerpo, el cerebro sufre las consecuencias del día, cada uno distinto del anterior. Tan pronto como nos despistamos, podemos sentir dolor, agotamiento, pulsaciones, ansiedad, nervios y muchas más afectaciones. El cuerpo debe estar limpio por dentro y por fuera, pero la mente también merece una atención especial.
Las molestias pueden ser múltiples y afectar a distintas áreas de nuestro cuerpo. Algunas, incluso, siguen siendo poco conocidas para el grueso de la sociedad, lo que genera incertidumbre entre las personas afectadas. Isabel Viña, nutricionista de profesión y divulgadora médica en redes sociales, compartía uno de estos casos con una enfermedad cada vez más divulgada: la endometriosis. La experta explicaba en qué consistía y técnicas para apaciguarla.
“¿Cuál es la enfermedad que puede estar detrás de tus reglas dolorosas? Porque no, ni eres una exagerada, ni está en tu cabeza, ni te mereces escuchar. Oye, mira, relájate que todas hemos tenido la menstruación y hemos ido a trabajar. Esta enfermedad es la endometriosis genética, y se cree que afecta a una de cada 10 mujeres en etapa fértil, a pesar de que está profundamente infra diagnosticada y que los médicos tardamos de media entre 6 a 7 años en empezar a sospecharla”, exponía.
“La endometriosis se produce por tres alteraciones principales. La primera, hay un incremento de estrógenos y este incremento de estrógenos además estimula de manera anómala las vías que producen prostaglandinas inflamatorias. Esas prostaglandinas inflamatorias generan dolor e inflamación, que estimulan a los genes implicados en la producción de estrógenos. Por lo que tienes un círculo vicioso de más estrógenos que estimulan la inflamación”, sumaba.
Distintas soluciones
“La inflamación produce dolor, esa inflamación y ese dolor incrementan la producción de estrógenos y perpetúa el ciclo. Y además entra en juego que existe una resistencia a la acción de la hormona progesterona que entre otras cosas tiene efecto analgésico. Isabel, ¿cómo podemos mejorar esto? Lo primero, medidas del estilo de vida. Hacer deporte yo sé que cuesta, pero el deporte produce mioquinas antiinflamatorias, que son una especie de hormonas protectoras contra esa inflamación y contra ese dolor”, insistía.
“Después incrementar en la medida en la que podamos incrementar. En nuestra alimentación todo alimento antiinflamatorio, pues desde verduras, frutas, ácidos grasos omega-3 buenos, reducir tóxicos inflamatorios como el alcohol y luego hay ciertos complementos que nos pueden ayudar por diferentes vías a modular ese exceso de estrógenos y también a modular la inflamación y el dolor”, concluía.


