¿Es recomendable que los padres intervengan demasiado en las tareas escolares de sus hijos? Los padres, a menudo, hacen los deberes de sus hijos para tratar de protegerlos de emociones como la frustración o la dificultad. A pesar de que la intención es muy buena, el resultado quizá no lo es tanto para los más pequeños. Así lo advierten las psicopedagogas Paloma García Aranda y Nani Conde, que comparten cinco consejos para fomentar la autonomía, la motivación y la confianza en a la hora de acompañar haciendo los deberes en casa.
La psicóloga Paloma García Aranda y Nani Conde, psicopedagoga y profesora de primaria, ambas tutoras en TusClasesParticulares, explican que muchos padres cometen el error de confundir “acompañamiento” con “sobreprotección”. Ambas coinciden: que los padres hagan los deberes por los niños puede minar su autoestima, su motivación y su autonomía.
Paloma García-Aranda, psicopedagoga y directora del centro de psicología PSIA.
“Cuando los padres hacen los deberes por los hijos, el mensaje que se transmite es ‘no eres capaz de lograrlo por ti mismo’”, explica Paloma García Aranda. Este mensaje, aunque inconsciente, puede tener un fuerte impacto en la autoestima del niño y generar dependencia, inseguridad y miedo al fracaso. Conde se muestra de acuerdo, añadiendo que “los padres deberían acompañar, animar y orientar, no resolver. Ayudar es guiar con preguntas o pistas, mientras que hacer los deberes por ellos impide que los niños aprendan y les resta autonomía y confianza.”
Consejos clave para apoyar a los niños
Estos son sus cinco consejos clave para apoyar en el estudio, fomentando la autonomía en lugar de la sobreprotección:
- Evitar comparar con otros niños; cada uno tiene su ritmo y su forma de aprender. De acuerdo con la psicóloga, la intención de ayudar con los deberes “muchas veces nace del amor y el deseo de protegerlos, pero también del miedo al fracaso o de comparaciones sociales.” Por eso es importante darles autonomía y respetar su ritmo de aprendizaje.
- Dividir las tareas en tramos cortos. Veinte minutos bien aprovechados valen más que una hora con interrupciones. Además, este ejercicio se puede hacer interactivo con relojes visuales o temporizadores “para que aprendan a gestionar el tiempo”, como recomienda Conde.
- Elogiar el esfuerzo, no solo el resultado. Hacer uso de frases positivas, como “te has esforzado mucho hoy” o “cada vez lo haces mejor” es clave, según las expertas.
- Fomentar la comunicación con el profesor. Si algo no sale, Conde recomienda animar al niño o niña a que lo pregunte en clase, ya que esto también les enseña autonomía.
- Guiar con preguntas abiertas, en lugar de dar la respuesta, como ¿qué crees que te está pidiendo aquí? O ¿cómo podrías comprobar si está bien?. Para Garcia Aranda, si le damos la respuesta o corregimos su trabajo, “el niño puede percibir que su esfuerzo no es suficiente o que su manera de hacer las cosas no es válida. Normalizar la imperfección es clave.”
Las expertas recomiendan elogiar el esfuerzo, no solo el resultado.
Por otro lado, Nani Conde recomienda que los niños participen en todas estas rutinas, pues ayuda a crear hábitos de estudio y fomenta la responsabilidad. “Crear rutinas, establecer un horario y dejar que los niños decidan el orden de las tareas aumenta su motivación y sentido de responsabilidad,” afirma. “De esta forma, tanto padres como hijos podrán dejar a un lado la frustración y formar un clima de motivación para el estudio.”
Cómo identificar si el niño necesita apoyo extra
No todos los casos de frustración o rechazo a los deberes son iguales. Según Conde, profesora de primaria, hay señales que pueden indicar que el niño necesita apoyo adicional: “La frustración constante, la ansiedad, el rechazo a la tarea o los errores repetidos en contenidos ya trabajados son señales de alerta.”
Por su parte, García Aranda añade que, en el caso de que el niño empiece a asociar los deberes al conflicto y a la ansiedad, “es importante intervenir temprano. Introducir estrategias de regulación emocional, dividir las tareas en pasos pequeños, reforzar logros parciales y mantener una comunicación abierta sobre emociones y dificultades: son pequeños cambios que pueden ayudar”.
El papel emocional de los padres (no solo la parte cognitiva) es clave.
En casos como estos, las clases de refuerzo pueden marcar una gran diferencia. Un estudio realizado por GoStudent (2024) demostró que el 9 de cada 10 niños que reciben apoyo personalizado con un profesor particular mejoraron su confianza y un 75% mejoraron sus notas. Otro estudio, publicado en Frontiers in Psychology (Xu, Du, Wu, Ripple y Cosgriff, 2018) halló que un apoyo orientado a la autonomía y un mayor esfuerzo del alumno predicen un mejor rendimiento posterior.
Por eso, buscar apoyo adicional en las asignaturas que más fricción generan puede ser una solución, tanto para los padres como para los niños y niñas. La conclusión es vital: el papel emocional de los padres (no solo la parte cognitiva) es clave.
