Según guías del SEGO (Sociedad Española de Ginecología y Obstetricia) la irregularidad menstrual afecta al 8-26% de mujeres. En concreto, la amenorrea secundaria -chicas que ya han tenido la regla y la pierden a partir de los seis meses- afecta al 3-4% de mujeres en edad reproductiva, tal y como revelan los datos de las guías de referencia.
Pese a estos datos, son muchas las personas que no encuentran los motivos de esta pérdida de regla. Tal y como cuenta el SEGO, esta amenorrea puede tener varias causas patológicas: amenorrea hipotalámica funcional (por estrés, restricción calórica o ejercicio), síndrome de ovario poliquístico, hiperprolactinemia, insuficiencia ovárica prematura u otras alteraciones uterinas.
Recuperar mi regla fue un camino frustrante y solitario
En el caso de la amenorrea hipotalámica, cuando no se encuentra en las pruebas una lesión estructural clara u hormonal, el diagnóstico puede no definir la causa clara de esta pérdida de regla.
Alejandra Duelo (25 años), especialista en amenorrea y control hormonal, sufrió esta falta de respuestas cuando se enfrentó a una amenorrea secundaria que no lograba controlar y que le acompañó durante cinco años de su vida. Médicos, terapias y mucho control alimentario fueron algunos de sus acompañantes en este viaje que, tal y como ella misma cuenta para Guyana Guardian, “fue de lo más frustrante y solitario”.
Amenorrea hipotalámica
Recuperar la regla
Las pastillas anticonceptivas son uno de los métodos más comunes para la regularización del periodo menstrual. Alejandra las utilizó durante años para lograr tener la regla cada mes en un momento de pérdida de peso controlada, acompañada por profesionales. “Con ellas tenía la menstruación regularmente, pero no era real”, asegura.
Foto cedida por Alejandra Duelo
Todo cambió cuando dejó de hormonarse artificialmente. “Ahí vi que mi cuerpo no arrancaba, ya no me venía la regla de forma natural”, cuenta. En este momento, Duelo, empezó a visitar a ginecólogos para encontrar cómo recuperarla y saber los motivos de esta pérdida. “Todos me hacían pruebas, pero nadie concluía una patología concreta”, cuenta.
El síndrome del ovario poliquístico parecía una de las causas más claras, pero las pruebas desvelaban niveles hormonales normales. “Tampoco tenía síntomas claros, y, además, no se puede diagnosticar SOP antes de los 25; yo tenía 20. Así que estaba descartado”, sigue.
Con 20 años iba a la universidad y a las prácticas con un pastillero en el bolso
A raíz de esta falta de diagnóstico, Alejandra empezó a investigar sobre nutrición junto con los consejos de sus ginecólogas y nutricionistas. “Con 20 años iba a la universidad y a las prácticas con un pastillero en el bolso, haciendo malabares: meal pottings, batidos de brócoli con limón, germinados, semillas de mostaza trituradas… cosas rarísimas, pero que me recomendaban y que funcionaban, porque conseguía que me viniera la regla”, desvela.
Alejandra Duelo viviendo el proceso de recuperación de su menstruación
La catalana descubrió los test de LH y a utilizar termómetros basales, toda una serie de técnicas que, tal y como ella misma cuenta, “eran absolutamente insostenibles a nivel económico y psicológico”. Así, decidió romper con todo, algo que le llevo, de nuevo, a perder su menstruación.
“Volví a retomar suplementos y protocolos. En esa segunda etapa me apareció un insomnio severo, y a raíz de eso descubrí la meditación, el mindfulness y algo muy importante: la autocompasión. Empecé a conectar con mi niña interior, a trabajar la autoestima, porque ese perfeccionismo y esa exigencia eran lo que no me permitían dormir”, relata para Guyana Guardian.
Alejandra Duelo viviendo el proceso de recuperación de su menstruación
Fue aquí cuando empezó a reconectar con su cuerpo analizando sus patrones psicológicos y hábitos. Esta autoexigencia, estrés y miedo a fallar fueron algunas de las pistas que le condujeron a ver, realmente, las causas reales de su amenorrea. “Sabía que había una deficiencia nutricional porque cuando tomaba suplementos me venía la regla: si necesitas suplementos es porque hay una carencia. Lo que no quería aceptar era que esos nutrientes estaban en alimentos que yo no comía por miedo”, sigue.
Fue una amiga quien me habló de la amenorrea hipotalámica
“No fue hasta cuando hablé con una amiga nutricionista que me habló de la amenorrea hipotalámica. Me apunté a un curso grupal de nutrición para la salud hormonal orientado a recuperar la regla; al cabo de un mes la recuperé, junto con algunos kilos”, afirma Alejandra.
Alejandra Duelo en el proceso de recuperación de su menstruación
Aunque, este regreso de la menstruación no fue fácil de aceptar para ella. Y es que tuvo que cambiar todo lo que entendía como “saludable” para dar la bienvenida a nuevos hábitos que nunca había experimentado. “Era una catarsis: por un lado, sentía libertad absoluta -comer lo que quisiera era lo que me hacía bien-, pero por otro me sentía desconectada, como si nada de lo que había hecho antes hubiera sido realmente saludable”, explica.
Algunos de los cambios que tuvo que incorporar eran comer cinco veces al día, nada de deporte en ayunas, calcular los suficientes carbohidratos en cada comida... “Esos cambios nutricionales eran necesarios, sí, pero no lo eran todo. Había también salud mental, emocional, espiritual”, cuenta Duelo.
Alejandra Duelo en el proceso de recuperación de su menstruación
En ese momento unió todo lo que aprendió sobre su mundo emocional con los consejos médicos que le enseñaron sus ginecólogas. “Me di cuenta de que tengo varias dimensiones y que si una falla, la regla lo refleja”, afirma. Su amenorrea hipotalámica vino causada por el estrés mental y físico que Alejandra sufría a diario. “Prefería levantarme a las seis de la mañana para ir al gimnasio antes que dormir un par de horas más. Para mí, descansar nunca fue una prioridad. Además, también tenía déficits nutricionales”, cuenta.
A raíz de su experiencia
Ayudando a otras mujeres
Gracias a este capítulo de su vida, la joven de 25 años decidió certificarse y estudiar salud hormonal desde una perspectiva holística con la certificación en IIN Certified Health Coach para entender cómo interactúan los cuatro cuerpos -físico, mental, espiritual y emocional- y cómo afectan a la menstruación.
“Me di cuenta de que no era la única, ni de lejos. Conocí a un montón de chicas sin regla o muy irregulares y dolorosas. Y creo que todo viene de la misma raíz: estrés físico o mental. Hay que tener valentía para escuchar al cuerpo y entender que no tener la regla es una señal importante de falta de salud”, explica Alejandra. Ahora las acompaña con sesiones para que mujeres puedan recuperar el equilibrio que tanto le costó a ella misma encontrar.
Alejandra Duelo
Para ella todo es conectar con nuestro valor real y darnos un amor tan incondicional que el cuerpo se sienta seguro para tener la regla y para cumplir todas sus funciones. “Es muy necesario darle la importancia a este tema que se merece, no hay que normalizar no tener la regla, tiene grandes consecuencias”, asegura.
“Es vital para sentirte mujer, conectada contigo, con tu intuición. La Alejandra sin regla y la Alejandra con regla no toman las mismas decisiones”, concluye la especialista.


