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El Dr. Andrew Huberman, neurocientífico de Stanford, comenta sobre la investigación musical: “El silencio es la mejor opción para el rendimiento cognitivo”

Educación

El especialista señala la estrategia más eficaz para potenciar las facultades mentales.

¿Es bueno estudiar con música?

¿Es bueno estudiar con música?

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¿Eres de los que “no puede” estudiar sin música? En cualquier biblioteca verás a decenas de personas con cascos mirando sus apuntes, escribiendo mientras tratan de resolver fórmulas. Da igual a quién le preguntes te dirá que le resultaría imposible hacerlo sin al menos un poco de ruido de ambiente.

El neurocientífico estadounidense Andrew Huberman, profesor de Neurobiología en la Universidad de Stanford, no está de acuerdo con esta idea. A pesar de que él mismo creía que cierto nivel de ruido era beneficioso para optimizar la productividad y la concentración, la investigación científica ha demostrado lo opuesto. “La mayoría de las personas se desempeñan mejor en tareas cognitivas en completo silencio”.

El neurocientífico apuesta por el silencio total para una concentración máxima o, como mucho, ruido blanco.
El neurocientífico aboga por la ausencia total de sonido para lograr la máxima concentración, o alternativamente, por el uso de ruido blanco.Andrew Huberman (captura)

Aunque estudiar con música podría parecer una táctica eficaz para mejorar la concentración, numerosos estudios han revelado que, de hecho, podría mermar el desempeño cognitivo con el tiempo.

El cerebro posee una capacidad de procesamiento de información restringida, de modo que al escuchar música mientras se estudia o se intenta adquirir conocimiento, se genera una pugna por los mismos recursos atencionales. Esto se convierte en un inconveniente cuando la labor exige la memorización de datos o el desarrollo de un razonamiento intrincado, dado que tales acciones requieren una considerable atención continua.

Estudiar, mejor en silencio.
Estudiar, mejor en silencio.Photo by Karola G/Pxels

“Los datos son muy claros. La mayoría de las personas, estadísticamente, se desempeñan mejor en tareas cognitivas o tareas que requieren mucha concentración para realizar -estas son tareas mentales, no físicas- cuando se hacen en completo silencio”, aclara Huberman, admitiendo que fue “algo sorprendente” para él, quien pensaba que la segunda opción más favorable era llevar a cabo esas actividades con música instrumental.

Huberman también destaca la cadencia de la música, la cual no debería exceder las 140-150 pulsaciones por minuto ni ser inferior a 60. “Más o menos de esos umbrales puede inducir diferentes tipos de estados emocionales, ya bien sean felices o tristes”, indica el investigador.

Huberman: El trabajo silencioso supera el rendimiento con música de fondo.

“Cuando las personas trabajan en silencio se desempeñan mejor que cuando trabajan con música instrumental de fondo, pero se desempeñan peor cuando escuchan música con letra de fondo”, insists, clarifying that the situation is worse when the music is a favorite.

Estudios recientes indican que la capacidad de lectura y escritura se ve notablemente mermada cuando los alumnos están expuestos a música, incluso si esta es instrumental o catalogada como “agradable”. Una investigación (Perham, N., Currie, H., 2014), difundida en la publicación científica Applied Cognitive Psychology, determinó que la ausencia de sonido fomenta un ambiente más propicio para la asimilación profunda de datos, en contraste con la música, que funciona como una interferencia continua, a pesar de la percepción del oyente de haberse adaptado a ella.

El neurocientífico apuesta por el silencio total para una concentración máxima o, como mucho, ruido blanco.
El neurocientífico aboga por la ausencia total de sonido para lograr la máxima concentración, o alternativamente, por el uso de ruido blanco.Andrew Huberman (captura)

Si se viera forzado a seleccionar, Huberman sugiere música instrumental tranquila, ritmos binaurales de 40 Hz, que son frecuencias de audio creadas para fomentar las ondas cerebrales gamma, las cuales se vinculan con un mejor estado de alerta, enfoque, memoria operativa y la capacidad del cerebro para adaptarse y cambiar. 

También aconseja optar por sonidos como el ruido blanco, frecuencias audibles por el oído humano a la misma intensidad; o el ruido marrón, un sonido envolvente que favorece la concentración y la relajación, caracterizado por una mayor intensidad en las frecuencias graves y una atenuación de las agudas, similar al sonido de una cascada fuerte, un río caudaloso o el viento fuerte.

Además, la música puede generar una falsa sensación de productividad. Aunque estudiar con música puede resultar más placentero, esto no se traduce necesariamente en un aprendizaje efectivo profundo o retención a largo plazo. Por ello, aunque la música pueda ser útil en tareas mecánicas o repetitivas, la evidencia científica sugiere que para estudiar de manera eficiente, el silencio sigue siendo la mejor opción.