Bienestar

Sonia Díaz: Navidad amplifica conflictos preexistentes, no los crea.

Discusiones en Navidad

Diciembre: familia, emociones y cansancio preparan el terreno para conflictos en relaciones.

Una especialista en control de la ira detalla los motivos por los que las épocas festivas del año agudizan los conflictos y cuáles son las equivocaciones frecuentes que solemos cometer sin percatarnos.

La ‘coach’ asegura que la Navidad amplifica todavía más los conflictos ya existentes

La entrenadora señala que las festividades navideñas exacerban las desavenencias previas.

Fernando diaz

La temporada navideña arriba anualmente con la expectativa inherente de paz y dicha. Son momentos de reuniones que se presuponen significativas, de comidas extensas y de diálogos que, en principio, deberían estrechar lazos; sin embargo, para un número considerable de individuos, diciembre representa también el periodo en que emergen las fricciones, los desacuerdos y esa sensación de irritación precisamente cuando “no toca”.

Según Sonia Díaz, quien es coach y mentora experta en manejo de la ira y autora de la obra Y si me enfado, ¿qué?, las festividades no crean disputas inéditas, sino que intensifican las que ya estaban presentes. “No es que en Navidad discutamos más, es que con menos descanso, más convivencia y más expectativas emocionales, lo que llevamos dentro se hace visible”, señala. La ira, según ella, no surge con el propósito de arruinar algo, sino para advertir.

Discusiones en Navidad

La dificultad reside en no tener claro cómo gestionar esa ira.

En contraposición a la noción de que la ira es un sentimiento perjudicial que debe ser contenido, Díaz propone una perspectiva diferente. “El problema no es enfadarte. El problema es no saber qué hacer con ese enfado”, afirma. Ignorarla, ocultarla o permitir que estalle generalmente produce el mismo desenlace: vínculos deteriorados y diálogos que concluyen en un estado más desfavorable que al inicio.

En cenas en las que nos juntamos con gente con la que no solemos coincidir tanto durante el año es más fácil que florezcan los conflictos
En situaciones donde nos reunimos con personas con las que no interactuamos frecuentemente a lo largo del año, es más probable que surjan desacuerdos.Getty Images

Según la experta, hay siete errores muy comunes que se repiten especialmente en estas fechas y que deterioran los vínculos sin que nos demos cuenta. El primero es culpar al otro de lo que sentimos. Frases como “me has puesto de los nervios” nos alivian momentáneamente, pero nos quitan margen de acción. “Cuando creemos que el otro nos provoca la emoción, perdemos poder. Cuando asumimos que la reacción es nuestra, recuperamos la capacidad de gestionarla”, apunta.

El segundo error consiste en generalizar y magnificar. La ira no percibe sutilezas y suele manifestarse en términos categóricos: “siempre”, “nunca”, “todo”. El inconveniente es que tales expresiones impiden cualquier posibilidad de conversación. No es que lo que experimentamos carezca de validez, sino que la manera en que lo comunicamos anula la apertura del otro para prestar atención.

Cuando pensamos que la otra persona nos causa la emoción, cedemos nuestro poder.

Sonia Díaz 

También es habitual quedarse atrapado en la queja. Desahogarse alivia, pero no transforma. “La queja señala el problema, pero es la acción la que lo cambia”, resume Díaz. Lo mismo ocurre cuando acusamos en lugar de pedir: la crítica pone a la otra persona a la defensiva, mientras que una petición clara abre una conversación posible.

Es importante saber cómo gestionar la ira para evitar que el conflicto escale más si cabe
Es fundamental saber cómo gestionar la ira para evitar que un desacuerdo escale.Cedida

Una causa importante del desacuerdo surge de la convicción de tener toda la razón. Cuando estamos enojados, nuestra perspectiva se limita y la capacidad de escuchar se ve seriamente comprometida. Permitir una mínima apertura a diferentes puntos de vista no implica abandonar nuestros sentimientos, sino disminuir la fuerza del enfrentamiento. A esto se añade una equivocación común: suponer que solo una persona tiene justificación para enojarse. Aceptar que la emoción de la otra persona es igualmente válida transforma radicalmente la dinámica del diálogo.

No se trata de mantener la serenidad constantemente. Se trata de tener la capacidad de actuar cuando uno no está sereno.

Sonia Díaz

Por último, está la idea de que después de un enfado ya no hay marcha atrás. Los conflictos que no se hablan se repiten, se acumulan y desgastan. “Cerrar el ciclo, volver a hablar cuando hay calma y acordar cómo actuar si vuelve a pasar entrena al cerebro para resolver en lugar de acumular”, explica la experta.

Para Sonia Díaz, el objetivo en Navidad no debería ser evitar los conflictos, sino entender qué nos está pasando antes de reaccionar. “No se trata de estar siempre en calma. Se trata de saber qué hacer cuando no lo estás”, explica. Escuchar al enfado y no silenciarlo puede transformar no solo una cena complicada, sino la manera en que nos relacionamos el resto del año. 

Joel Sáez Vargas

Joel Sáez Vargas

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Tras obtener mi título en la Universitat Internacional de Catalunya y completar un máster en periodismo deportivo en la UPF Barcelona School of Management, he dedicado estos años a tareas de redacción, la cobertura de acontecimientos y la generación de material para plataformas sociales. Ahora formo parte del equipo de Audiencias en Guyana Guardian.