“Pasamos más de 15 horas al día dentro de nuestros hogares. A pesar de eso, muchas personas experimentan una sensación de incomodidad inexplicable en ciertos rincones de su casa. ¿Te ha pasado que un espacio simplemente no te gusta, aunque no sabes por qué?”, pregunta el interiorista y decorador Abel de González en su canal de YouTube. Este, comparte vídeos sobre trucos y consejos para conseguir la casa de nuestros sueños y, en esta ocasión, desvela el motivo psicológico por el que puede que no te guste tu casa: las affordance
“No siempre se trata de decoración, colores o muebles. A veces, es algo más profundo. Hoy hablaremos de un concepto revolucionario que puede cambiar la forma en que experimentas tu casa: la teoría de las affordance”, continua.
Psicología en decoración
La teoría de las affordance
“El psicólogo James J. Gibson introdujo esta teoría en los años 70. Él afirmaba que nuestro entorno está lleno de pistas que nos invitan (o nos desalientan) a actuar, y que nuestro cuerpo las interpreta de forma automática, sin que lo pensemos”, afirma el decorador en su vídeo de Instagram
Y es que, tal y como él mismo desvela, el diseñador Donald Norman aplicó esta idea al diseño de objetos cotidianos. “Según él, no basta con que un objeto pueda usarse, debe sentirse como si nos invitara a usarlo. Un buen diseño habla sin palabras”, afirma.
Debemos tener cuidado con muebles que no invitan a ser utilizados porque pueden creanos incomodidad
Así, las affordance están por todas partes: en la arquitectura, el diseño industrial, la decoración y, por supuesto, en nuestros hogares.
De esta forma, el decorador advierte de cuáles debemos tener cuidado. Los primeros muebles que señala son aquellos que están incompletos o no invitan a ser utilizados. “Un sofá sin una mesa auxiliar cerca crea tensión sutil: no hay un lugar cómodo para dejar un café, un libro o el teléfono. El cuerpo se tensa, aunque no lo notes. En cambio, una mesa bien colocada transmite autonomía y control. Igual sucede con sillas sin apoyabrazos, respaldos incómodos o televisores mal colocados que obligan al cuello a forzarse”, asegura.

Remodr
Por otro lado, la iluminación también es capaz de agotarnos. “Una única luz blanca y fría desde el techo convierte una habitación en una oficina. No hay jerarquía visual ni profundidad. Pero al introducir diferentes fuentes de luz (de piso, de mesa, cálidas), el espacio se humaniza. La iluminación cálida activa el sistema parasimpático, que nos ayuda a relajarnos”, aconseja el especialista en su vídeo de YouTube.
Dormir sin cabecero puede activar nuestro sistema de vigilancia, aunque no lo notemos
Una relajación que resulta esencial antes de irnos a dormir y que un elemento de nuestro dormitorio puede garantizar: el cabecero. “Dormir sin él puede activar nuestro sistema de vigilancia, aunque no lo notemos. No es solo estética, es protección”, explica Abel.
Más peligrosas de lo que pensamos
Affordance invisibles
El decorador introduce también las affordance invisibles, es decir, aquellas que no vemos, pero resultan muy peligrosas al no detectarlas conscientemente.
Abel comparte varios ejemplos: una alfombra que siempre se mueve; un mueble que debemos rodear o pequeñas molestias o desorden que vamos acumulando y generan cansancio emocional.

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“Nuestro sistema nervioso responde instantáneamente a señales como iluminación, contención física, sonidos y distribución espacial. Cuando estos factores están alineados, el cuerpo se relaja, el estrés disminuye y la experiencia del hogar mejora”, sigue explicando en su vídeo.
“El diseño no solo trata de estética. Trata de cómo nuestro cuerpo interpreta el espacio. Incluso antes de pensar si algo nos gusta o no, nuestro cuerpo ya lo ha decidido”, concluye Abel.