“Nos mudamos a este piso cuando yo tenía 9 años, en 1991. Vivíamos seis personas: mis padres, mi abuela y mis hermanos. Con los años fallecieron mi padre y mi abuela, y mi madre se quedó sola, porque los hijos nos fuimos independizando”, empieza a contar María Montangut (42 años). Hay veces que volver al hogar no solo es en una simple visita, son muchas las personas que regresan al lugar que les vio crecer para inaugurar allí un nuevo capítulo de vida.
Esto es exactamente lo que le ha ocurrido a la instructora y propietaria de un centro de pilates María Montangut. Junto con su marido y sus tres hijos, han rehecho las maletas para volver a una vivienda que conoce a la perfección. Aunque, no lo hizo de la forma usual: una gran reforma fue la protagonista del proceso.
A raíz del covid vino la sensación de aislamiento; ahí pensamos, si vuelve a ocurrir algo así, queremos que mi madre esté acompañada
Pero, ¿qué la hace diferente? Su madre Montse Bolet, de 72 años, vivía sola en un piso, de casi 310 m², ubicado en Barcelona. Después de perder a su marido y a su madre, el sentimiento de querer sentirse acompañada era cada vez mayor. “Vino todo a raíz del covid, esa sensación de aislamiento. En mi caso convivíamos cinco personas, pero mi madre se quedó sola. Creo que fue el momento en que pensamos: ‘Si vuelve a pasar algo así, sería mejor estar acompañada’”, cuenta María para Guyana Guardian.
Otro punto de inflexión fue cuando diagnosticaron cáncer de colon a su madre hace diez años. “Te hace valorar, estar más con ella, todo es mucho más fácil”, sigue. Y así fue, consiguieron reunirse dividiendo de forma completamente independiente los 310 m² en una vivienda de 190 m² para María Montangut, su marido y tres hijos; y 120 m² para Montse Bolet. La encargada de realizar la distribución e interiorismo fue la especialista Pia Capdevila, con quien ya habían contado en otros proyectos. “El proceso fue radical, el piso se vació entero, no se mantuvo absolutamente nada”, cuenta la interiorista.
Salón principal del piso grande reformado por Pia Capdevila Interiorismo
Una familia de cinco
La vivienda grande
“Teníamos necesidades diferentes de espacio. El piso original tenía más de 300 metros, pero nosotros somos cinco y ella una. El reto fue cómo repartirlo para que ambos pisos fueran amplios, luminosos, con suficientes baños y bien distribuidos, sin pasillos largos ni espacios agobiantes”, explica María.
Las entradas de ambas viviendas están completamente separadas, pero pueden dejarse abiertas si lo desean. El estilo decorativo es suave y con líneas sencillas que se adapten al paso del tiempo a un estilo de vida familiar. “Desde el primer día tuvimos la sensación de hogar, como si hubiéramos vivido aquí toda la vida. Eso cuesta mucho conseguirlo: pasar de una obra a un hogar no siempre es fácil, pero esta vez lo fue”, sigue.
Entrada del piso grande reformado por Pia Capdevila Interiorismo
“En el caso de la familia de cinco, las prioridades eran claras: abundante espacio de almacenaje, un dormitorio para cada niño y una zona para teletrabajar integrada en el salón, sin necesidad de despacho cerrado”, comenta la interiorista.
Salón del piso grande reformado por Pia Capdevila Interiorismo
Salón del piso grande reformado por Pia Capdevila Interiorismo
La estancia favorita para María es, sin duda, la luminosa cocina. “Antes era oscura y no tenía ventanas. Ahora es muy grande y tiene una isla y una mesa amplia para cinco personas. Hacemos mucha vida allí”, relata.
Todos los muebles fueron hechos a medida para que contaran con el máximo almacenaje posible. “La cocina debía incluir una zona de lavandería. Desde el punto de vista funcional, la cocina se ha distribuido en forma de L para poder organizar los diferentes usos requeridos de manera fluida y eficiente”, explica Pia Capdevila.
Cocina del piso grande reformada por Pia Capdevila Interiorismo
En una vivienda con niños, la practicidad es importante, sobre todo en el momento de la colada. “El espacio de lavandería cuenta con una encimera auxiliar que actúa como zona de apoyo para el doblado y clasificación de la ropa, además de un segundo fregadero para la limpieza de prendas delicadas o el tratamiento previo al lavado”, destaca el equipo de Pia Capdevila Interiorismo.
Zona de lavandería del piso grande reformado por Pia Capdevila Interiorismo
Dormitorio principal del piso grande reformado por Pia Capdevila Interiorismo
Respecto a la zona de descanso, el dormitorio cuenta con vestidor y baño propio, un espacio que está completamente abierto y comunicado para permitir que la luz llegue de forma natural. Y es que esta, fue uno de los desafíos más claros del proyecto. “Tuvimos que estudiar a fondo cómo afectaban las orientaciones a cada zona de la planta para poder dividir la vivienda. Fue un trabajo muy minucioso”, comenta la interiorista.
Baño del dormitorio principal reformado por Pia Capdevila Interiorismo
El precioso dormitorio cuenta con un baño en suite protagonizado por suaves líneas y una amplia ducha. “El pavimento del baño es una pieza porcelánica de imitación madera sobre suelo rasante, y se ha optado por una organización lineal con ducha a ras de suelo en un extremo, separada por una mampara de vidrio sin perfilería, que potencia la sensación de amplitud”, añade.
Para una sola
Piso pequeño
Por la misma entrada a la vivienda se abre otra puerta hacia las estancias independientes de Montse Bolet. “Queríamos estar cerca por si cualquiera de las dos necesita algo, yo por mi edad, y ella con tres niños. La idea era hacernos compañía mutuamente, pero cada una en su casa”, destaca la propietaria.
En cuanto a la estética, la vivienda cambió radicalmente de estilo, tal y como ella misma relata. “Antes tenía un piso con mucha madera, oscuro, con muebles grandes. Ahora todo es más claro y luminoso, con líneas lisas. Es un cambio total, pero estoy encantada, es acogedor y me siento muy cómoda”, afirma para La vanguardia.
Salón/comedor del piso pequeño reformado por Pia Capdevila Interiorismo
La estancia que más utiliza Montse es el salón/comedor. En él disfruta de su luz natural y esencia acogedora. “En mi piso anterior era enorme y me sentía como una hormiguita allí, lo usaba poco. He renunciado a metros, pero he ganado en calidad”, añade.
Y es que cuando hacemos una reforma tan radical, entrar de nuevo en la vivienda puede ser todo un shock. En el caso de Montse Bolet y María Montangut no fue lo que sucedió. “Curiosamente, se les hace más raro a los que vienen de fuera. Entran y dicen: “¿Dónde estoy? ¿Esto qué era?”. Ha cambiado totalmente la orientación y la distribución, pero yo me adapté muy rápido”, explica la madre.
Dormitorio principal del piso pequeño reformado por Pia Capdevila Interiorismo.
El piso de Montse Bolet, en cambio, se diseñó pensando en el futuro: era una vivienda para envejecer cómodamente. “Se buscó una distribución funcional, con cocina pequeña y fácil de mantener, buenos armarios y espacios accesibles, priorizando la comodidad y la practicidad”, destaca Pia Capdevila.
Baño principal del piso pequeño reformado por Pia Capdevila Interiorismo
El resultado es una reforma que une a dos generaciones para que la soledad no sea más una realidad. María Montangut y Montse Bolet han conseguido lo que para muchos es todo un sueño: vivir pared con pared madre-hija. Porque si algo nos enseñó la pandemia es que las conexiones humanas son lo más importante.


