La nueva Fórmula 1 ha convertido los circuitos en una pasarela del lujo global

Estreno de cine

El circo mundial del automovilismo se ha convertido en un escaparate estético y cultural. Más carreras, nuevos mercados, pilotos icono y una narrativa emocional han hecho del ‘paddock’ un escenario aspiracional

Brad Pitt durante la grabación de la película de fórmula 1

Brad Pitt durante la grabación de la película de fórmula 1

PA Images via Getty Images

Diez años atrás, la Fórmula 1 parecía un deporte en declive. Las audiencias bajaban, el público envejecía, los jóvenes apenas sabían de qué se trataba. El rugido de los motores, la adrenalina y la pasión amenazaban con convertirse en ecos de un pasado glorioso. Hoy, en 2025, la F1 no solo ha recuperado su brillo, sino que es la plataforma deportiva más glamurosa y codiciada del planeta, situándose exactamente en la intersección entre deporte, espectáculo y cultura global.

El mérito de ese renacimiento se debe en gran parte a Liberty Media, que desde 2017 dirige el campeonato junto a la FIA. Desde su llegada, el grupo estadounidense ha reconfigurado el gran circo de los motores bajo una lógica moderna: más carreras, más mercados estratégicos, una narrativa televisiva emocional y pilotos iconos que transitan con naturalidad entre los circuitos y las alfombras rojas.

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ANGELA WEISS

Basta caminar por los paddock de los 24 circuitos para entender por qué la Fórmula 1 se ha convertido en la capital itinerante del lujo global. En Mónaco, por ejemplo, los yates se alinean mientras modelos, diseñadores y celebridades brindan en las terrazas privadas con vistas a la chicane del puerto. En Miami, los colores neón, los superdeportivos, las marcas de moda y los influencers internacionales convierten el fin de semana de carrera en un auténtico festival de lifestyle.

La experiencia F1 es un símbolo de estatus y un escaparate global que ofrece narrativa, aspiración, contexto y emoción: ingredientes invaluables para construir marca. En un solo evento se dan cita tecnología, espectáculo, exclusividad, sostenibilidad y performance: una combinación que pocos otros entornos pueden ofrecer con la misma intensidad.

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Michael Bailey-Gates

El punto de inflexión fue Drive to Survive, la serie documental de Netflix que abrió las puertas de este deporte a nuevas generaciones. El resultado: una base de fans que supera ya los 750 millones, con un 42% de menores de 35 años y un 41% femenina. 

Hoy, la edad media de los aficionados a la F1 ronda los 32 años. Por hacer una comparación con otras competiciones deportivas: la NFL se sitúa en los 50 años; la NBA en los 42. En los primeros cuatro años de gestión de Liberty Media, el salto de la audiencia entre 16 y 35 años ha sido formidable: +77 %.

El resultado: una base de fans que supera ya los 750 millones, con un 42% de menores de 35 años y un 41% femenina

Esta revitalización, con nuevos clientes potenciales y la expansión hacia los grandes mercados del lujo, especialmente Asia, Oriente Medio y EE.UU., ha atraído las marcas más prestigiosas del mundo. La agencia Karla Otto asegura que la F1 fue el segundo deporte que más incrementó el valor mediático (EMV) para las marcas de moda en 2023, con un crecimiento del 35%, generando 18,8 millones de dólares para el sector del lujo. 

¿El secreto? La convergencia entre TikTok, Netflix y un paddock convertido en escaparate de tendencias. A esto se suma una narrativa más inclusiva, con creciente presencia femenina tanto en las gradas como en las estructuras profesionales.

Brad Pitt protagoniza la película 'F1', que se estrena en España el 25 de junio, y también cuenta con la participación de Javier Bardem

Brad Pitt protagoniza la película 'F1',cuenta con la participación de Javier Bardem

A finales de junio de 2025 se estrenará también la película F1, la esperada superproducción protagonizada por Brad Pitt. Dirigida por Joseph Kosinski (Top Gun: Maverick), el film fue rodado en circuitos reales, con coches diseñados por Mercedes y el asesoramiento de Lewis Hamilton, también coproductor. Una muestra más de cómo la Fórmula 1 ha dejado de ser solo un deporte para convertirse en espectáculo total. Un género en sí mismo para los productos audiovisuales.

En cuanto a lujo, el campeonato de 2025 se inauguró con un hito simbólico: el Gran Premio de Australia lleva ahora el nombre de Louis Vuitton, fruto de una alianza con el grupo LVMH valorada en 150 millones de dólares por temporada. La maison, además de dar su nombre a esta carrera, firma los baúles que contienen los trofeos, despliega activaciones en pista y eventos vip en todos los GP. 

Nigel Mansell con una botella de Moët et Chandon en el Gran Premio de Mónaco en 1992

Nigel Mansell con una botella de Moët et Chandon en el Gran Premio de Mónaco en 1992

Sygma via Getty Images

A la vez, el champán Moët & Chandon protagoniza las premiaciones y TAG Heuer es el cronometrador oficial del Mundial, completando el tridente de lujo del grupo francés. “La Fórmula 1 se ha convertido en uno de los deportes más prestigiosos del mundo. Es una disciplina dinámica que encarna una serie de valores muy importantes para nosotros, como la innovación, el espíritu de equipo y el rendimiento”, declaró Frédéric Arnault, CEO de la división de relojes de LVMH.

Otro elemento clave son los pilotos, que ya no son solo atletas de élite, sino iconos culturales, embajadores de marca y creadores de estilo. Lewis Hamilton con sus apariciones públicas vestido por Tommy Hilfiger o Valentino, ha usado la moda para definir su personaje público: “Me encanta crear diseños, colaborar con otros y darles vida”, dijo en sus redes sociales. Pierre Gasly ha colaborado con AlphaTauri y ha desfilado en Cannes, Charles Leclerc aparece en campañas de Chivas y Giorgio Armani, Lando Norris encarna la nueva ola del lujo deportivo, George Russell tiene acuerdos con Boss y Fernando Alonso ha protagonizado campañas con relojes de alta gama.

El piloto Russell en la colección Adidas x Mercedes

El piloto Russell en la colección The Silver Arrows Collection de Adidas x Mercedes

Mercedes-Benz Group

Las propias escuderías firman colecciones que van del streetwear a la alta costura: Ferrari ha lanzado su propia línea ready to wear —y la última colección ha sido cofirmada por el propio Leclerc—, McLaren colabora con Rhude, Mercedes con Adidas, Haas con Palm Angels. Además, si con TAG Heuer, Richard Mille, IWC, Hublot o Girard-Perregaux, la lista de relojes ligados a la F1 parece la de una feria de Baselworld, moda y relojería tampoco son los únicos sectores seducidos por los circuitos.

A las marcas históricamente vinculadas al automóvil y la tecnología se han sumado colaboraciones que van más allá: propuestas que entienden la Fórmula 1 no solo como rendimiento y velocidad, sino como una experiencia exclusiva, estética y emocional. Gafas de sol, gadgets de sonido o bebidas prémium, como el tequila Maestro Dobel o vodka Belvedere —perteneciente también al grupo LVMH— ya son parte del decorado del campeonato mundial.

La F1 es el lugar donde hay que estar, para el deporte pero también para el entretenimiento y el desarrollo empresarial

Stefano DomenicaliPresidente y CEO de Formula One Group

Whiskies como Glenfiddich o Jack Daniel’s organizan eventos a tema y producen ediciones limitadas en colaboración con los equipos (Aston Martin y McLaren, respectivamente). Según Stefano Domenicali, presidente y CEO de Formula One Group, hoy “la F1 es el lugar donde hay que estar, para el deporte pero también para el entretenimiento y el desarrollo empresarial”.

El vínculo entre monoplazas y glamour no es nuevo. En los años setenta, figuras como James Hunt o Niki Lauda representaban la suma de riesgo, estilo de vida acelerado y carisma. Gilles Villeneuve, con su imagen de rebelde trágico, o Ayrton Senna, admirado por su aura casi espiritual y su elegancia sobria, consolidaron el mito del piloto como estrella cultural. En esa época, la Fórmula 1 ya coqueteaba con la alta sociedad, los clubes exclusivos y las portadas de revistas.

El brasileño Ayrton Senna, fallecido en carrera en 1994, ha inspirado una colección de cronógrafos de Tag Heuer

El brasileño Ayrton Senna, fallecido en carrera en 1994, ha inspirado una colección de cronógrafos de Tag Heuer

© Norio Koike, ASE

También fue célebre, entre finales de los noventa y principios de los 2000, la figura de Flavio Briatore. Empresario, jefe de equipo y bon vivant, el italiano convirtió los boxes de Benetton y luego de Renault en una suerte de backstage de la beautiful people. Su presencia, junto a Naomi Campbell o Heidi Klum en el paddock, ya entonces confirma que la F1 era tanto un deporte como una plató. 

La Fórmula 1 del presente ya no se entiende solo en términos de vueltas rápidas. Es un ecosistema de marcas, narrativas, experiencias y estilos de vida. Un espectáculo que combina ingeniería de precisión con influencia cultural, glamour con estrategia de posicionamiento, velocidad con storytelling. 

Como dijo el propio Briatore en una entrevista para GQ Italia: “La Fórmula 1 sin glamour no tiene sentido. Si la gente no sueña, no vendemos nada”.

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