¿El verano es un buen momento para mirar atrás? No lo sabemos con certeza, pero mirar lo que se llevaba en otras décadas nos sirve para calibrar cuánto hemos cambiado.
¿Llevaría hoy unas mallas de lycra color púrpura al gimnasio? ¿Se haría una permanente? ¿Se pondría unos aros dorados con unas hombreras bien puestas? Seguramente no lo hará, pero juramos que todo esto era lo más sexy entonces y a todo el mundo le gustaba. Algunas cosas han vuelto, otras volverán, y algunas -como fumar- esperemos que se queden en el pasado.
Lo sexy en los ochenta

Modelo con conjunto propio de la década de los 80 con sus múltiples colores diferenciales
Es la década del más es más, del nacimiento de la MTV, de la cultura del videoclip y de Jane Fonda con el aerobic. Así que lo sexy pasaba por el volumen y la desfachatez. Lo que se mostraba en los videoclips de las canciones de Madonna y Michael Jackson -las mallas ajustadas y brillantes y los colores ácidos y neón--— iba a misa. Es la década donde lo poderoso es sexy, y viceversa.
Triunfaban George Michael, Whitney Houston, Duran Duran y Queen, y sus estilos se copiaban y se sacaban a la calle. Es una década donde la música (y sus modernísimos y explícitos videoclips) popularizó looks en el mundo entero.

La cantante y actriz estadounidense de Debbie Harry vestida con un mono leopard print
El animal print, concretamente el leopardo
Se llevaba sin ninguna ironía y no se intentaba “relajar” con básicos. Así que se combinaban vestidos de leopardo con joyas bling bling de oro amarillo, y eso era sexy. Era un estampado que se llevaba sin complejos. Todavía faltaban algunos años para que las sociedades protectoras de animales llevaran sus protestas a las semanas de la moda.

Vestido de cuero ajustado, propio de los 80
Vestidos mínimos de piel (o polipiel), muy ajustados
Los cuerpos tonificados a golpe de aerobic estaban para lucir vestidos mínimos de piel real o fake (eso era un asunto menor). Lo importante era la estructura, diseñada para impactar; la talla, la menor posible; y el corte asimétrico en el escote o en el bajo. Se llevaban siempre por encima de la rodilla para mostrar unas piernas enfundadas en medias de fantasía.

Sean Young como Rachel en 'Blade Runner' fumando
Fumar
Tímidamente empezaban las campañas antitabaco, pero las tabacaleras aún controlaban la publicidad en los medios. Así que fumar era sexy en las chicas y muy viril y mundano en los chicos. Se fumaba en las películas, en los videoclips, en las revistas y en todas las discotecas de Londres y Nueva York.

Foto de archivo tomada el 24 de enero de 1983, el diseñador de moda alemán Karl Lagerfeld
Los accesorios grandes y todos a la vez y en todas partes
Sombreros, pendientes, broches, cinturones y guantes. Bien de dorados y de perlas, con cadenas y charms. Combinados o no. Los grandes creadores de accesorios de la época eran Christian Lacroix, Yves Saint Laurent y Karl Lagerfeld. Las gafas de sol del momento las firmaban Alain Mikli, Issey Miyake y Kenzo.

Madonna impactó con su look punk rock
La joyería punk y las mallas de rejilla
Era una combinación ganadora. En Londres triunfaba el punk rock y sus looks disruptivos se hicieron mainstream: cadenas industriales y tachuelas se combinaban con prendas de cuero de dos piezas en las chicas y con mallas de rejilla y botines. Todo en negro y con aros enormes.

Jane Fonda con su look para practicar aeróbic
Sudar con prendas de lycra en tonos neón
La industria del fitness era menos sofisticada y casi todo el mundo occidental se ejercitaba con un solo método: los ejercicios aeróbicos popularizados por Jane Fonda. Se practicaban con mallas color ácido, zapatillas blancas, calentadores y bañadores de escote profundo. Lo más era salir luego a las calles, después de una ducha, con una toalla rodeando el cuello y una botella de agua.

Sybill Shperd en la serie 'Luz de Luna'
Monos con hombreras y cinturón para marcar cintura
Una prenda incómoda pero que estilizada a todo el mundo, especialmente si llevaba unas hombreras desproporcionadas con el resto del conjunto. El efecto óptico era una cintura muy estrecha que se destacaba aún más con un cinturón dorado.

Joan Collins lucía peinados imposibles en la serie de 'Dinastía' de 1983
Los cardados y la permanente
Nada era natural, especialmente el pelo, al que se sacaba partido con lacas y ceras, o se texturizaba y rizaba con permanentes. El pelo se llevaba con volumen, todo el volumen posible, y, por si fuera poco, se adornaba con diademas y se recogía con scrunchies de colores llamativos.

En la película 'Armas de mujer' se muestra la vida de los 'yuppies' en Nueva York
Ganar dinero
Triunfan los yuppies, esos jóvenes que trabajan muchas horas en los rascacielos de las cities financieras de Londres y Nueva York. Algunas mujeres empiezan a asomar en esas oficinas de grandes ventanales con vistas a otros rascacielos. Y el dinero se exhibía en los buenos restaurantes y con la adquisición de determinadas marcas de coche. En España se vivía la cultura del pelotazo.
Lo sexy en los noventa

Mujer vistiendo un conjunto propio del 'normcore style'
Poco a poco se apaga la opulencia de la década anterior y la gente parece entrar en una sobriedad que ha llegado a nosotros con el nombre de normcore, y que puede haber sido una reacción a la recesión de 1990. Diseñadores como Calvin Klein, Jil Sander o Helmut Lang se atreven con looks minimalistas que son recibidos como un soplo de aire fresco que cambia el sentido a lo que se percibía como sexy.

Linda Evangelista, Cindy Crawford, Naomi Campbell y Christy Turlington
Llamar a las supermodelos por su nombre de pila
Es la década de Versace y las supermodelos: Linda, Naomi, Cindy… ni siquiera había que decir su apellido. Las modelos se convierten en auténticas celebridades y dejan de ser perchas mudas de prendas de autor. Hablan, y qué cosas cuentan. Copan las portadas de las revistas e influyen tanto como las cantantes y las actrices. A medida que avanza la década se radicalizará el look con modelos lánguidas e hiperdelgadas que parecían, en palabras de Karl Lagerfeld, “necesitadas de protección”. Kate Moss será el epítome de la tendencia heroin chic que llegará al nuevo siglo.

Diversas cabeceras como 'Vogue',' Elle' y 'Harper's Bazaar'.
Comprar revistas
Eran las biblias de la moda. Les sobraba el dinero, las producciones de moda eran como rodajes de cine con presupuesto ilimitado y los fotógrafos eran de los artistas mejor pagados de la industria. Ser visto leyendo según qué cabecera era toda una declaración de intenciones: posicionaba y hacía lucir más o menos sexy en determinados lugares.

Drew Barrymore en el estreno de 'The Freshman', su estilo descuidado marcó una época (Ron Galella/WireImage)
El grunge o cómo hacer que la moda no interesa
Un look relajado, con prendas de segunda mano desgastadas entre las que no podían faltar las camisas de franela que se llevaban sobre camisetas vintage, con vaqueros caídos y desgastados y zapatillas deportivas. El pelo, sin lavar y despeinado. Así era el aspecto de Nirvana y Pearl Jam: un estilo menos desafiante que el punk, pero que fue ampliamente adoptado por adolescentes de todos los estamentos sociales, les interesara o no la moda. El éxito del grunge fue conseguir hacer creer a la gente que era contracultura, que no tenía nada que ver con la moda.

Kate Moss con el vestido icónico de Calvin Klein tipo lencero
Los vestidos lenceros y la actitud lánguida
Para los minimalistas de los años noventa lo sexy eran las formas puras, sin artificios: vestidos lenceros sin costuras, camisetas de algodón con tirantes finísimos que mostraban unas clavículas trabajadas con dietas estrictas, y una paleta de colores que se movía entre el negro, el azul marino, el beige y el blanco. Rara vez veíamos estampados. El resto era actitud: la mirada perdida y el gesto lánguido y virginal.

El elenco de '90210: Sensación de vivir' (1990) donde se mostraba una forma más desenfadad de vestir
Los trajes de Armani y los chinos
Giorgio Armani era el rey del tailoring, y los hombres adoraban sus trajes. Pero estábamos en la década más relajada de la moda y llegaban los viernes casual a las oficinas: el día para dejar el traje en casa. Marcas como GAP triunfaban con pantalones de algodón con buen patronaje (léase: hacían buen culo). Aquí los llamaremos “chinos”. No eran unos vaqueros, pero permitían adaptarse al ritmo relajado e informal de los tiempos.

Rachel Green (Jennifer Aniston) al principio de la serie 'Friends'
El pelo de Rachel Green ('Friends')
En 1994 se emitió el primer capítulo de Friends y Jennifer Aniston se convirtió, de la noche a la mañana, en un icono fashion. Todo lo que llevaba era copiado inmediatamente por una audiencia entregada a una de las series más longevas de la televisión. Pero sus cortes de pelo eran la biblia y sus mechas, el evangelio.