Atreverse porque sí (y a pesar del azar) a romper una vida perfectamente orquestada, a los casi 50, por una urgencia interior tan poderosa como naif: querer enamorarse de nuevo. Es lo que hace Eva, una suerte de heroína romántica, en Mi amiga Eva, la última película de Cesc Gay en la que el director pone a brillar a Nora Navas en un triángulo amoroso excepcional que completan Juan Diego Botto y Rodrigo de la Serna. Hay ternura, punzada y risas.
“Eva es capaz de querer cambiar su vida sin tener grandes razones, lo que me parece un acto valiente y maravilloso. Normalmente, cuando dejas a tu pareja, como dice un personaje de la película, es porque tienes un amante o te has enamorado, pero ahora ya no sucede así. Me llamó mucho la atención que, en esta decisión, las mujeres son muy juzgadas por la familia, los hijos, el entorno, algo que a los tíos no nos pasa tanto. Además, vivimos en una sociedad en la que parece que podemos estar todos los días cambiando de trabajo, de casa, de móvil… ¿Por qué no de pareja?”, cuestiona el director.
Nora Navas encarna a Eva, que decide dar un paso crucial
Eva (Nora Navas) es una mujer casada desde hace más de veinte y con dos hijos adolescentes que, después de un viaje de trabajo a Roma, termina de confirmar, quizá de manera aún inconsciente, su deseo de volver a enamorarse antes de que sea demasiado tarde. En un año cumplirá 50. “Es una edad muy compleja para la mujer, de renacer o morir [risas]. Es como el final del fuego libidinoso. Estás entrando en la menopausia y, a nivel laboral y de maternar, ya lo has hecho todo. Nos han vendido que la mujer pierde la líbido, que se vuelve más antipática, pero es una mirada patriarcal absoluta. Yo creo que es un momento de mucha sabiduría y que, si estás viviendo en plenitud tu vida sentimental, genial, pero, si estás tirando un poco del hilo por seguir, estás en el último momento de decidir si ahora o nunca. A veces, como mujeres, se nos olvida nuestro deseo”, cuenta Nora Navas.
Su personaje elige el ahora, a pesar de que su marido Víctor no la entienda. Sí lo hace Juan Diego Botto, el actor que le da vida. “Lleva mucho tiempo casada, se lleva bien con su marido y tiene una relación afable, pero siente que no hay ese extra, esa sensación de amor, ese vértigo, ese entusiasmo que ella necesita volver a sentir”, explica. Y añade en relación a Víctor: “La ruptura se hace muy dura para él al principio, porque él sí siente que está enamorado de ella, es como un shock. Al final, la decisión de Eva será claramente buena también para él”.
Juan Diego Botto da vida a Víctor el marido de Eva
Lo que ocurre en ese viaje a Roma es Álex [Rodrigo de la Serna], un argentino que vive en Barcelona y también está por trabajo en la ciudad. A partir de un encuentro absolutamente accidental [una puerta compartida entre dos habitaciones de hotel] que –ojo– no concluye en episodio romántico, se despiertan deseos en Eva a los que no está dispuesta a renunciar. “Lleva un año mirando pisos de alquiler en secreto, sin decírselo a nadie. De repente, aparece este hombre que la mira desde un lugar que hasta la confunde cuando le sugiere un restaurante para cenar y ella entra en pánico, aunque ni siquiera le está proponiendo ir juntos. Cuando llevas 20 años en pareja, estás en la clase de Los delfines a nivel de relacionarte con el otro sexo”, dice Nora Navas, que no resta un ápice de dureza a la decisión de separarse.
“Parece muy naif la movida: me separo para volverme a enamorar, para jugar al juego del amor, que es como lo leen sus amigos, pero es una decisión muy valiente, porque es romper toda una estructura. Los que nos hemos separado lo sabemos. Es un duelo como puede ser la muerte de un ser querido. Esta peli tiene la valentía de hacer comedia de algo que podría ser un drama”, matiza la actriz.
Rodrigo de la Serna es Álex, detonante de la aventura de Eva
En Mi amiga Eva, Álex (Rodrigo de la Serna) no es “el otro”, sino el detonante de todo y el complemento perfecto de esta historia. “Sufrió un traspié en una relación y anda un poquito a la deriva, boyando por la vida, que decimos en Argentina. Como escritor, es un hombre con alguna dispersión propia de su profesión y, evidentemente, una persona sensible y de buen corazón, muy al servicio del personaje de Eva”, que ejercerá en él una poderosa atracción desde el principio. “Además de a una mujer muy bella, ve a una mujer frágil que lo descoloca. Los dos quedan expuestos en su torpeza a la hora de intentar seducir y me parece que eso los une desde un lugar muy llano, muy sincero, muy genuino. Cuando uno viaja, hay, además, una especie de halo de ensoñación”, describe Rodrigo de la Serna.
A partir de ese momento, sus encuentros o desencuentros quedarán en manos de la casualidad. Todo empieza y termina por puro azar en el transcurso de un año que narra la película. Hasta el día en que Eva cumple 50. “No nos damos cuenta de cómo las casualidades generan tantas decisiones y cosas que nos ocurren en nuestras vidas. Es un tema tocado por muchos autores y muy clásico que siempre me ha fascinado. A todos nos gusta pensar que controlamos lo que hacemos, pero estamos en un barco en mitad del océano que nos lleva. Y hay algo de eso que me gusta mucho haber podido reflejar. El encuentro en Roma y el final son casualidades”, apunta el director.
Esta peli tiene la valentía de hacer comedia de algo que podría ser un drama”
Juan Diego Botto reconfirma la gran habilidad del también guionista para contar y elevar a lo universal las vidas pequeñas. “El cine de Cesc Gay es optimista y muy generoso con sus personajes, con la condición humana. Uno sale de sus películas un poco reconciliado con la vida”.
