Montecarlo, la Costa Azul: nombres que por sí solos evocan un imaginario de estilo, exclusividad y lujo refinado. No siempre es cierto, a decir verdad, pero la laboriosa preservación de un mito funciona cuando consigue renovarse a través de rituales sagrados. Entre ellos está, sin duda, la Monaco Classic Week, la cita en la que, en las aguas del Principado, se subliman setenta años de historia que lo han consolidado como paraíso del glamour internacional.
Con frecuencia bienal, el pequeño estado costero abre sus muelles a joyas náuticas de otro tiempo. Del 10 al 13 de septiembre, la serie de regatas La Belle Classe celebrará su decimoséptima edición con más de un centenar de embarcaciones históricas que transformarán el Port Hercule en un museo flotante, abierto a aficionados y curiosos atraídos por la magia de un lugar donde tradición y espíritu cinematográfico se funden en las aguas más cosmopolitas del Mediterráneo.
La serie de regatas La Belle Classe celebrará su decimoséptima edición con más de un centenar de embarcaciones históricas
El evento, organizado por el Yacht Club de Mónaco, fundado en 1953 por Rainiero III y hoy presidido por el príncipe Alberto II, nació en 1994 y se ha consolidado como el encuentro más importante del mundo para embarcaciones clásicas a vela y a motor. No es solo una regata ni una exhibición, sino un ritual marinero que honra la artesanía naval, la memoria de los arquitectos que diseñaron líneas inmortales y el espíritu de generaciones de marinos que hicieron del mar un arte de vivir.
En los muelles se alinearán algunas de las damas más venerables de las aguas, cofres flotantes de belleza e historia. El cutter Partridge, varado en 1885 por Camper & Nicholsons y rescatado tras décadas de abandono, celebrará sus 140 años de vida después de una restauración ejemplar de 17 años. El elegante Tuiga, portabandera del Yacht Club de Mónaco desde hace tres décadas, recordará la edad dorada de los 15 Metros Internacionales. También navegarán nombres míticos como la goleta Creole (1927), la Puritan (1930) o la majestuosa Elena of London, que, aunque botada en 2009, reproduce la grandeza de los grandes clásicos.

Las goletas 'Creole & Atlantic' estará presentes durante las regatas
El mito de Montecarlo nació con el matrimonio entre el príncipe Rainiero y la diva de la pantalla Grace Kelly en 1956, una unión entre dos mundos que será celebrada con navíos cubiertos del polvo de las estrellas. El Kalizma (1906, 46 metros), el yate que Richard Burton regaló a Elizabeth Taylor tras el Óscar de la actriz por ¿Quién teme a Virginia Woolf?, volverá a contar esa historia que mezcla glamour y mar. El Invader, construido en 1905, evoca la memoria de Charlie Chaplin y Douglas Fairbanks y aquel romance marítimo de Charlot con Paulette Goddard. El Zaca (1929) fue refugio del actor Errol Flynn y escenario de La dama de Shanghai junto a Rita Hayworth, mientras que el Manitou, un elegante cutter bermudiano de 1937, sigue siendo recordado como la “Casa Blanca flotante” de John F. Kennedy.
El desfile en el agua se completará con más de cincuenta embarcaciones a motor, entre ellas los Riva, las lanchas de madera más famosas del mundo, convertidas en iconos inmortales de la dolce vita mediterránea y protagonistas de innumerables películas. Modelos como el Riva Aquarama (1962), el Tritone, el Ariston o el Olympic mantienen intacta la mezcla de potencia y elegancia que los convirtió en objetos de deseo en la Riviera italiana y francesa, cuando Brigitte Bardot y Gigi Rizzi acaparaban los flashes de los paparazzi. La cita es un homenaje a la transmisión cultural y a la memoria compartida con cada embarcación encargada de contar un relato único.

Monaco Classic Week, un evento de agenda para el lujo y la náutica
Pero la Monaco Classic Week no se limita a la contemplación. Cada jornada estará animada por regatas de veleros de época, pruebas de regularidad para lanchas clásicas y yates a motor, y un esperado Concurso de Elegancia en el que no solo se juzgará la belleza de las embarcaciones, sino también la etiqueta y el savoir-faire de sus tripulaciones. Este año la presidencia del jurado recae en Allegra Gucci, mientras que el premio más prestigioso, el La Belle Classe Restoration Prize, será otorgado por un comité presidido por Sir Robin Knox-Johnston, el primer navegante en circunnavegar el globo en solitario y sin escalas.
En tierra firme, el Village de expositores abrirá sus puertas con entrada libre todos los días, de diez de la mañana a siete de la tarde. Allí se podrán descubrir fotógrafos, pintores, escultores y artesanos del mar, además de la boutique oficial del club. La atmósfera, elegante pero sorprendentemente accesible, permitirá acercarse a un patrimonio que habitualmente se contempla solo en libros o archivos fotográficos.

Del 10 al 13 de septiembre, Yacth Club Mónaco celebra NCW
El calendario oficial de la Monaco Classic Week 2025 prevé regatas desde el miércoles, seguidas por concursos de regularidad y pruebas de destreza para las embarcaciones a motor. El sábado culminará con la Parade of Elegance, la cita más esperada y un auténtico espectáculo en el que veleros, yates y lanchas desfilarán frente a las terrazas del Yacht Club como modelos en una pasarela flotante, antes de la ceremonia de premios que clausurará la semana. Y, por supuesto, la noche de gala en uno de los círculos náuticos más prestigiosos del planeta.
Esta última mundanidad no estará abierta a cualquiera —ça va sans dire—, pero para el visitante común, la Monaco Classic Week representa la posibilidad de vivir de cerca un patrimonio que habitualmente se esconde tras los muros de los astilleros privados. Para Mónaco, significa reafirmar su vocación de escenario internacional, donde tradición y modernidad se dan la mano. Y para los armadores, tripulaciones y aficionados, supone reencontrarse con una comunidad global que comparte la misma pasión: la de navegar no solo por el mar, sino también por la historia.
Del 10 al 13 de septiembre, el Principado se transformará en un teatro marítimo al aire libre. Un teatro clásico, entre velas centenarias, maderas nobles y ecos de Hollywood. Montecarlo ofrecerá, una vez más, la esencia de su sueño más duradero: el arte de vivir, dentro y fuera de las aguas.