No hay tantos lugares en los que el lujo se pueda vivir de una manera tan relajada como el Mett Marbella–Estepona, un complejo turístico situado a medio camino entre estas dos poblaciones malagueñas, en primera línea de mar y que hace gala de una oferta gastronómica de tan alta calidad como sus espacios y servicios. Sus 253 elegantes habitaciones y suites se complementan con las cabañas con piscina privada, una opción para quien busque un plus de exclusividad.
En el corazón del complejo, Azure Beach se ofrece como el alma del Mett, con su espectacular piscina de 52 metros que se funde con el mar, rodeada de camas balinesas, el Pool Bar que suministra los cócteles y la buena música y su restaurante, con una oferta internacional y asiática.
En primera línea de mar y con una gran oferta gastronómica
El chef Sylvain Noël coordina también los restaurantes Ammos, de gastronomía griega, e Isola, centrado en los sabores del sur de Italia, además del Bar de Lola, un punto especialmente dinámico en el que se puede tomar vinos y tapas todo el día.

Isola terraza
El hotel no solo invita a descansar, también sorprende con dos espacios que ya son un sello de éxito allá donde se instalan: Moi Spa y Raise Fitness. En el primero, el spa, los metros se sienten infinitos: más de quinientos dedicados al cuidado personal. Aquí todo está pensado para bajar el ritmo. Hay una gran piscina de hidroterapia, un circuito termal completo, baño turco y sauna finlandesa. Además, distintos rincones para tratamientos que van desde un masaje reconstituyente con aceites esenciales hasta una limpieza facial inspirada en rituales japoneses.

Una de las habitaciones del hotel con vista al mar
Por otro lado, Raise Fitness es el lugar donde la energía sube de nivel. Equipado con lo último de Technogym, es un espacio diseñado para quienes no conciben un viaje sin moverse. Y lo mejor: se puede elegir. Entrenar solo, en pareja o en grupo, con planes personalizados que se adaptan tanto a los que buscan intensidad como a quienes solo quieren mantener la rutina.
Pensamos en el paraíso y a menudo lo imaginamos lejano, pero lugares como el Mett nos lo ponen a un paso de casa.