Sucedió poco antes de las 6 de la tarde del 30 de septiembre de 1955. James Dean se dirigía desde Hollywood al circuito de Salinas para participar en la primera carrera con su reciente adquisición, un flamante Porsche 550 Spyder. Lo acababa de estrenar en sustitución de un 356 Speedster por ser más rápido gracias a su extrema ligereza: 550 kilos; de ahí su nombre. Little Bastard, como lo apodaba Dean por su genio y sus reacciones violentas, era capaz de superar los 230 km/h y de pasar de 0 a 100 en diez segundos.
Los vehículos deportivos más aerodinámicos de la firma de Stuttgart ejercían una atracción especial sobre Dean
Los vehículos deportivos más aerodinámicos de la firma de Stuttgart ejercían una atracción especial sobre Dean. Sus coches eran rápidos y estilizados, emocionales y espartanos; vehículos que se adaptaban a la perfección a su estilo de vida inconformista, a sus modales rudos y a su desafiante comportamiento.
Tras solo tres películas —Rebelde sin causa (1955), Al este del edén (1955) y Gigante (1956)—, la popularidad del joven actor, de 24 años, se disparó y llegó a ser uno de los actores más deseados del momento por los estudios.
Solo se fabricaron 90 unidades del Porsche 550 Spyder, apodado por Dean 'Little Bastard'
Aquel fatídico día de otoño emprendió el viaje por la Ruta 46 de California, adentrándose en el valle de Cholame Creek. Lo hizo acompañado del mecánico alemán Rolf Wütherich, que le había recomendado hacer un cuidadoso rodaje al 550 Spyder antes de su primera experiencia en circuito. Pero al llegar al cruce donde la autopista 41 se bifurcaba hacia Fresno, se vio envuelto en un fatal accidente que le costó la vida pero que le valió la gloria.
