“Nada que ver con todo lo demás”: así impactó Studio 54 en la noche barcelonesa

45 aniversario

En los ochenta abrió sus puertas como macrodiscoteca, algo nunca visto haste entonces

Foto de Studio 54 en los ochenta

Foto de Studio 54 en los ochenta

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Discotecas y clubs nocturnos de fama internacional hay muchos, pero hay uno que sobresale sobre el resto, quizás por ser el pionero de lo que vendría después, se trata del mítico Studio 54. Steve Rubell e Ian Schrager consiguieron algo impensable para la época, reunir bajo un mismo techo a anónimos y celebridades, era un lugar donde todo podía pasar. Las colas en la calle 54 de Manhattan eran quilométricas, todo el mundo quería vivir la fiesta en el interior del local donde la locura se desataba cada noche, y no importaba quién era quien. Alcohol, drogas, sexo, música disco…. 

El Studio 54 original abrió en 1977 y cerró en febrero de 1980, dejando tras de sí una leyenda. Pero la historia no terminó ahí. Apenas ocho meses más tarde, en el número 62 de la avenida del Paral·lel de Barcelona, abría otro Studio 54, instalado en lo que había sido el antiguo Teatre Espanyol.

El 10 de octubre se inauguraba Studio 54 en Barcelona

Poster del documental de Jorge Rodríguez

Poster del documental de Jorge Rodríguez

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El responsable fue el empresario estadounidense Mike Hewitt, que quiso trasladar la magia de Nueva York a la noche barcelonesa. Y la verdad es que lo hizo a lo grande. El 10 de octubre de 1980 se inauguraba el nuevo local con una puesta en escena deslumbrante, un diseño que nadie había visto hasta entonces. Se mantuvo la estructura del teatro, con sus tres pisos de palcos alrededor del escenario, y se añadieron luces, columnas luminosas que descendían del techo, humo, láseres y todo tipo de efectos especiales.

Aunque los principios no fueron muy buenos, pero todo cambió en 1982 cuando el dj Raúl Orellana se unió al equipo. Él fue quien le dio alma a la pista, mezclando funk, soul, disco, new wave y tecnopop. La gente acudía no solo a bailar, sino a encontrarse, a mezclarse.

Entrar no era tarea sencilla: había que destacar. Ropa vistosa, plataformas, lentejuelas, cardados imposibles, abanicos... Los porteros elegían a quienes transmitían color y actitud. Y una vez dentro, todo era desenfreno: gogós en jaulas, purpurina por el aire, libertad sexual y una sensación de modernidad que contrastaba con la España posfranquista. Su lema lo decía todo: “Nada que ver con todo lo demás”.

El local podía albergar hasta 3.000 personas y cada noche era un auténtico espectáculo. No solo por la música o la gente, sino por detalles icónicos como la famosa lámpara de globos que, en un momento preciso, se dejaba caer sobre la pista, provocando un estallido de euforia. Era el sitio donde había que estar, donde todos querían ser vistos. Y, claro, la tercera planta tenía fama de ser la más oscura y canalla.

Escena del Ldocumental  'Studio 54 Nada que ver con todo lo demás'

Escena en la pista de baile del documental 'Studio 54 Nada que ver con todo lo demás'

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Además de fiestas, Studio 54 Barcelona fue escenario de conciertos memorables: Ultravox, Depeche Mode, Spandau Ballet, Tina Turner, Duran Duran, Simple Minds, New Order... todos pasaron por allí.

Su primera relaciones públicas fue Teresa Gimpera, que supo atraer a famosos de todo tipo. Por sus pasillos desfilaron Grace Jones —que estuvo en la inauguración—, Miguel Ríos, Boy George y muchos más. Su punto álgido llegó en 1992, aunque dos años más tarde, la discoteca bajó definitivamente el telón. 

Este 10 de octubre se cumple el 45 aniversario de su apertura. Seguro que muchos recuerdan ese día.

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