En un tiempo de prisas, exceso de información y dietas que nacen y mueren a la velocidad de un clic, parar y escuchar a nuestro cuerpo se ha convertido en un acto casi revolucionario. Cada vez más, las redes se llenan de consejos contradictorios y productos que prometen soluciones rápidas, convirtiendo la comida en un acto mecánico desconectado de su principal función: nutrirnos. Es en este paisaje acelerado donde la mirada de Josep Pont, consultor y formador nutricional, cobra todo el sentido. Alejado del ruido y del ritmo vertiginoso de la sociedad actual, Pont propone volver a la esencia, entendiendo qué nos pasa, cómo nos alimentamos y por qué.
“Mi enfoque es divulgar una alimentación consciente, saludable y equilibrada, alejándose de las perfecciones con enfoques radicales y las ideas muy estandarizadas, personalizando mucho cada proceso, escuchando a la persona e intentando hacerlo fácil y práctico. Que la gente me entienda cuando se lo explico, que sepan el porqué de las cosas. Que desde el minuto cero puedan incluir tips y consejos nuevos en su vida para hacer estos cambios a todos los niveles. Enfocarse siempre en lo positivo, en un nuevo estilo de vida. No en la carencia, no en la restricción, no en la prohibición, sino en este cambio de chip, con este cambio de paradigma”, explica.
Josep Pont haciendo una charla sobre nutrición
De los fogones al acompañamiento nutricional
El vínculo de Josep con la alimentación viene de lejos. “Yo vengo del mundo de la restauración. Mi padre tuvo un restaurante más de 50 años en la Costa Brava, donde yo trabajé durante unos 15 o 20 años. Hubo un momento vital en mi vida en el que decidí hacer un cambio. Quise salir de mi zona de confort y hacer lo que realmente me resonaba, me llenaba y me motivaba. Y fue cuando decidí acompañar a personas a hacer cambios vitales”, narra.
Para llevar a cabo este giro profesional, se formó en coaching, PNL y mindfulness, disciplinas que le aportaron “muchas herramientas para acompañar a las personas a hacer estos cambios”. Con el tiempo, detectó que muchas de las consultas que recibía estaban relacionadas con la alimentación, hecho que lo llevó a especializarse. “Me pedían no solo motivación, sino también pautas. Fue cuando me formé, aquí en Barcelona, en temas dietéticos. Me entusiasmó, me apasionó este mundo, hasta el punto de transformar este trabajo de acompañamiento hacia temas nutricionales y de alimentación”, relata.
Actualmente, combina la consulta personalizada con formaciones a escuelas y empresas, y también ha dedicado buena parte de su labor divulgativa a la escritura. Es autor de Tu vida en la mesa y Comer de cine, dos libros que reflejan su manera de entender la nutrición. “En el primero hice un homenaje a la mesa, la gastronomía y la alimentación que me ha acompañado siempre. Hablar de la mesa como ese mueble donde pasan las cosas más importantes de nuestra vida. Con este libro, lo que quería era que las personas aprendieran a comer mejor gracias a pasar horas alrededor de la mesa”, comenta.
En cambio, el segundo libro “es un viaje emocional por las películas de mi vida, desde pequeño hasta ahora. Repaso las pelis que a mí me han alimentado más a nivel emocional. No son películas de gastronomía, son películas que a mí me han tocado la fibra, me han alimentado emocionalmente, y cada una lo asocio con un tema nutricional”, desgrana.
Alimentación consciente en una época de excesos
Ahora que se acercan las fiestas de Navidad, con mesas generosas, rutinas que se rompen y emociones a flor de piel, Pont invita a vivirlas con conciencia y equilibrio. “Más que el enfoque de qué tenemos que comer es cómo lo tenemos que comer. Cómo me siento y en qué entorno como ese alimento. O sea, es cambiar un poco este enfoque y este paradigma”, señala.
Según el consultor, estas fechas pueden ser una buena oportunidad para reconectar con las necesidades reales del cuerpo. “Es un buen momento para conectarte mucho con lo que realmente necesitas. No comer lo que toque, sino lo que realmente te apetece y necesitas. Irse de los ‘es que ahora toca el turrón’ o ‘ahora es momento de hacer estos platos’. ¿Qué es lo que quieres comer realmente? ¿Qué necesitas comer? Escuchar tu cuerpo es súper importante”, plantea.
También, alerta de uno de los errores más habituales en esta época: alargar las fiestas más del necesario. “Navidad no dura 40 días. Para mucha gente, desde principios de diciembre hasta pasado reyes es Navidad. Y no es esto. Navidad, a nivel dietético y de alimentación, son días muy concretos y muy contados. No tenemos que caer en esta trampa de decir ‘como estamos en Navidad, cada día un trozo de turrón’”, afirma.
Navidad no dura 40 días”
Para mantener este equilibrio, la organización es clave. “Es muy importante planificarse, tenerlo muy claro, saber qué días toca y qué días no”, manifiesta. Esto implica tener clara la compra de las comidas de Navidad. “Planificar un menú, que puedes hacer tú o un profesional”, dice. Además, recomienda “comprar alimentos de proximidad, reconocibles y de verdad, y cuantos menos ultraprocesados mejor”.
Tres consejos para Navidad
En este contexto, Pont establece tres consejos muy útiles para mantener la estabilidad en nuestra alimentación. El primero de ellos sería evitar los extremos. “Navidad es un tema de compensar y reequilibrar estos posibles excesos. “Una de las primeras cosas que se me ocurren es que no hay que ser muy radicales durante todo el año y soltarnos de una manera extrema en Navidad. Es mejor permitirte ciertas licencias durante todo el año y que Navidad no sea pasar de 0 a 100”, afirma.
Otro consejo que el experto propone es apostar por alimentos y bebidas calientes. “Es muy importante que en esta época tengamos una alimentación caliente y, sobre todo, bebidas calientes durante todo el día. Cuando digo bebidas calientes me refiero a caldos e infusiones”, expresa. En el primer caso, tendrían que ser caldos con sales minerales para regular el alcohol y drenar los riñones. “Un par de tazas de caldo hecho con verduras, como la col verde, el apio, la cebolla, el puerro... Cualquiera de las familias de las coles nos limpia la sangre, nos limpia el sistema linfático, el intestino...”, enumera.
En cuanto a las infusiones, considera ideal tomar un par al día, ya sean digestivas o depurativas. “El diente de león, la cola de caballo o el cardo mariano van muy bien para el hígado y los riñones. Y, para hacer buenas digestiones, el hinojo, el anís verde o estrellado y el regaliz son muy interesantes”, afirma. A todo esto se suma una tercera recomendación: “Es muy útil incorporar fruta cocida, como la manzana o la pera, al horno o hervida, en formato compota y con canela, que es una especia que nos calienta el cuerpo”.
¿Y después qué hacemos?
Una vez pasadas las fiestas, es habitual restringir nuestra dieta y reducir notablemente los alimentos grasientos y azucarados. “La clave es entender que, una vez pasa Navidad y comienza un año nuevo, es un motor de cambio. No te tienes que enfocar en esta restricción, ni en ‘es que ahora empiezo una dieta’, sino en decir ‘ahora empiezo una nueva etapa en mi vida y me empiezo a alimentar de otro modo’”, asegura. Una visión esperanzadora que se aleja de las dietas limitantes. “Si lo enfocas desde el punto positivo es cuando la cosa puede triunfar porque si vamos con restricciones, siempre tendrás ganas de repetir aquellos patrones que te han llevado a donde estás ahora”, concluye.
