Rebuscar en mercadillos, anticuarios o incluso en el altillo de casa, donde se atesora el vestidor de la abuela casi como un bien patrimonial... Más allá del discurso de sostenibilidad, el espíritu vintage es una forma de expresar el amor por la moda y su historia y ha derivado en una fiebre por coleccionar prendas del pasado.
El consumo de moda de calidad de segunda mano ha alcanzado cifras insospechadas en la industria, con una proyección de crecimiento del 11,5% para el 2027, según el informe Luxury’s great reset de The Independents, y con Francia como mercado consolidado, donde alcanzó en el 2024 los 6.000 millones de euros en facturación.
Un retrato de 1972 de la coleccionista de arte Jeanette Bonnier en su casa de Nueva York
Vestiaire Collective, plataforma de moda de lujo de segunda mano que opera en más de 70 países, asegura que las piezas más valiosas suelen proceder de colaboraciones poco comunes, ediciones limitadas y diseños de archivo. “Por ejemplo, los bolsos Birkin y Kelly de Hermès se revalorizan constantemente, y llegan a triplicar su precio con el tiempo”, explica el equipo de Vestiaire Collective, que cita como artículos en auge el bolso con solapa de Chanel, los diseños de Louis Vuitton x Takashi Murakami y los diseños de coleccionista, como algún Dior de la era de John Galliano, las prendas de la era de Stella McCartney en Chloe o la de Tom Ford en Gucci.
Lo ‘vintage’ es una declaración de intenciones: moda ética, exclusiva e irrepetible
“Ropa vintage y segunda mano no es lo mismo”, afirma Marta Ortiz, modelo y fundadora de la tienda Matiz (Madrid), que argumenta que solo se consideran vintage aquellas prendas que tienen más de veinte años. La segunda mano es todo lo posterior. “En Matiz puedes encontrar prendas de marcas desaparecidas, piezas de archivo de Yves Saint Laurent, pantalones de cuero de los noventa firmados por Loewe o incluso artículos que podrían estar en un museo, como una chaqueta de Givenchy de los años sesenta. Al final es una declaración de intenciones, un tipo de moda para expresar un estilo”, añade Ortiz.
Selección de joyas ‘vintage’ que vende Marta Ortiz en Matiz.
Mariola Orellana en la tienda Ojo con el duende, que comparte con Rosario Flores
También en Madrid, Mariola Orellana y Rosario Flores han construido Ojo con el duende, un paraíso para el amante de lo antiguo con objetos de decoración, ropa y bolsos vintage de lujo. “Aunque en España todavía no está consolidado, se aprecia un interés creciente, sobre todo entre los jóvenes”, sentencia Orellana.
