El cine convierte lo imposible en realidad. Es capaz de materializar en la gran pantalla los sueños y las fantasías más exuberantes, de la misma forma que la alta costura desafía los límites de lo posible en las alfombras rojas. Ambas disciplinas han brillado este domingo de madrugada, como ya es tradición, en la gran gala de los premios Oscars. La fiesta más importante del cine ha reunido en el Teatro Dolby de Los Ángeles a un elenco estelar de actrices y actores que, para su gran noche, han buscado un atuendo que desprenda esa fascinación, esa fantasía, que consiguen transmitir con sus actuaciones en las películas.
Como salida del mundo de Oz, Ariana Grande ha vuelto a dar vida a “Glinda” en la antesala de esta edición, con un onírico vestido de satén rosa en forma de miriñaque y firmado por Schiaparelli. Sobre el escenario, antes de que The Wicked ganara el Oscar a mejor vestuario, la cantante y su compañera de reparto, Cynthia Erivo, han cantado a dueto algunos de los temas de la película, ataviadas con vestidos repletos de referencias al universo de El Mago de Oz y The Wicked.

Ariana Grande con un origina vestido de tul y sobre falda estructurada de Schiaparelli.
Los clásicos diseños negros, de raso o satén, que evocan al glamur del Old Hollywood han tenido una gran presencia en la alfombra roja de esta 97.º edición. Ejemplo de esa elegancia atemporal han sido estrellas como Margaret Qualley quien ha optado por un diseño de Chanel de espalda descubierta combinado con un collar de diamantes que caía por su espalda.
Al negro también han sucumbido famosas españolas como Ana de Armas, vestida de Louis Vuitton con un diseño en crepe de seda y de cuello halter bordado con pedrería, y Paz Vega, que ha ensalzado el made in Spain con un diseño de Roberto Diz con cuerpo emplumado y silueta peplum.

Ana de Armas de Louis Vuitton.
Penélope Cruz ha vuelto a confiar en Chanel y en el color nupcial, con un vestido vaporoso, de cuello halter que destaca por una fina capa de gasa transparente que salía de su nuca y se precipitaba hasta el suelo.
La pedrería, los cristales y los detalles metálicos se han personificado en esta edición a través de diseños que enmarcan la figura y convierten a sus portadoras en musas esculturales. Fue el caso de Demi Moore, quien desde que triunfó en La sustancia, parece haber conseguido rejuvenecer o, al menos, parar el tiempo. Con su larga melena al viento, la intérprete ha brillado enfundada en un diseño de cristales de corte sirena de Armani Privé.

Demi Moore posa radiante con un vestido de Armani Privè de pedrería plateado
También por los brillos se ha decantado la actriz Halle Berry, con un diseño de 7.000 cristales espejados de Christian Siriano. Con él ha protagonizado uno de los momentos estelares de esta antesala al acercarse a Adrien Brody y –con permiso de su novia Georgina Chapman– besarlo para revivir ese apasionado beso que se dieron sobre el escenario de los Oscars 2003 para celebrar la estatuilla de Brody por su papel en El pianista.
Mientras otras alfombras rojas, como la de los Grammy, apuestan por las prendas extremadas, casi estridentes, la de los Oscars se mantiene fiel al sentido de la elegancia y los códigos de vestimenta clásicos de las galas. Así, la mayoría de diseños que desfilan por ella son de aire sobrio y refinado, confeccionados con materiales nobles y firmados por las grandes casas de la alta costura, como Louis Vuitton, Chanel, Dior, Schiaparelli y Armani.

Halle Berry durante su intervención en la gala de los Oscars. (AP Photo/Chris Pizzello)
Lo mismo pasa con las joyas, que gracias a las creaciones de ensueño de casas como Bulgari, que ha firmado la gargantilla de platino y diamantes de Selena Gómez, o Pomellato, que ha hecho brillar a Storm Reid con su línea Iconica, impregnan el evento de un fulgor excepcional.
En este desfile repleto de tendencias y obras maestras de la alta costura, no hay que olvidar el papel que se ha ganado, por derecho propio, la moda masculina. Entre los tradicionales esmóquines, han destacado las propuestas de dos intérpretes nominados que a pesar de no hacerse con la estatuilla han encabezado las listas de mejores vestidos: Timothée Chalamet, siempre adelantado a las tendencias, ha arriesgado con un estilismo de Givenchy, compuesto por un traje color mantequilla y una camisa de satén, y Jeremy Strong ha cautivado vestido por Loro Piana con un traje caqui de solapas satinadas y una versión moderna de la pajarita.
Timothée Chalamet, de Givenchy

El actor Timothée Chalamet arriesgó con un estilismo monocolor de Givenchy, de corte informal y bañado en un divertido amarillo mantequilla.
Cynthia Erivo, de Louis Vuitton

Cynthia Erivo luce espectacular un diseño de raso negro de Louis Vuitton.
Margaret Qualley, de Chanel

Margaret Qualley deslumbra en la alfombra roja con un vestido de raso de Chanel y un collar que caía por su espalda desnuda.
Lupita Nyong'o, de Chanel

Lupita Nyong'o escoge un vestido vaporos blanco para su entrada triunfal.
Jeremy Strong, de Loro Piana

Jeremy Strong confía en Loro Piana para su paso por la alfombra roja.
Storm Reid, de Alexandre Vauthier

Storm Reid apuesta por un diseño rojo pasión y joyas de Pomellato.
Paz Vega, de Roberto Diz

Paz Vega con un vestido negro palabra de honor.
Penélope Cruz, de Chanel

La española Penélope Cruz volvió a confiar en Chanel para su estelar aparición en los Oscars.
Selena Gómez, de Ralph Lauren

Selena Gomez con un diseño de strass de Ralph Lauren.
Monica Barbaro, de Dior

Monica Barbaro confía en Dior para su paso por la alfombra roja.
Innovación en estado puro para celebrar una noche en la que, en cuanto a moda y cine se refiere, todo parece ser posible.