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Mafalda Prats: “He hecho de mi dislexia una colección. El error transmutado en arte”

Moda

Sin miedo a ir contra corriente la colección de Mafaldissmo presenta pliegues erróneos y patrones alterados, reflejo de la mente creativa detrás de la marca. Un homenaje al error. 

Mafalda Prats ha entendido su dislexia como una fuerza motriz

Martina Florens

; empiezo con un punto y coma. No por error, ni por pretensión. Es por el juego. Ese que hace que nada permanezca estéril y que, tras la pausa y el respiro que implica el símbolo, se pueda entender que nada es tan rígido. Nota al pie de página: la ropa de Mafalda Prats (Barcelona, 2003) es un punto y coma a tener en cuenta. “Esta colección nace de mi dislexia, del ruido mental y visual que muchas veces parece caos pero que resulta ser pura creación”, comenta Prats mientras sorbe matcha (gafas de pasta gruesa, media melena y sonrisa fiera). Recién graduada en la escuela de diseño y artes visuales, la LCI, ha presentado su colección en la que se pone de manifiesto una nueva forma de vestir: disléxicamente. 

Esa niña barcelonesa que vivió su condición “como un infierno en el instituto”, bajo el juicio ajeno sumado a los patios perdidos en clase de refuerzo, juega ahora con los patrones de un modo singular. Solo definible como ¡Mafaldástico! en su propio léxico. Ese mismo que se interpreta en sus textiles con desenfado, propiedad íntegra de su persona, “la dislexia me ha hecho ser una persona muy positiva en la manera en que veo todo siempre. Todo me lo tomo a risa, obviamente cada cosa en su lugar, pero nunca me verás enfadada”. 

“Mi dislexia es mi poder así como mi debilidad” nos cuenta Prats.

Stephen Kei

Su ropa tampoco se enfada, más bien parece una respuesta vibrante y voraz de alegría, como si la máquina de coser sufriera de un enrabiada diversión. Sus piezas son todo lo que no deberían ser. Una vuelta de tuerca al patrón estándar: mangas, cuellos, cierres y pliegues fuera de su lugar, o al menos el lugar asignado. Sea por error o sea medido, su naturaleza prima y reclama una reconquista, la del juego, la de la libre costura. 

Sus pliegues descubren una nueva manera de entender la dislexia

Stephen Kei

“Esta etapa representa un cierre, pero también un grito de inicio. Una forma de ordenar mi ruido, de hacerlo visible, de hacerlo mío. Porque lo raro no solo es kuul… lo raro se queda contigo.” La rareza ha sido una cómplice habitual de la joven diseñadora, que tras años de incomprensión y forzada compresión decidió dar rienda suelta a su naturaleza creativa, acompañada siempre del jazz de Chet Baker o Stan Getz. Música algo disléxica en su raíz, con esa fuerza disruptiva del canon. 

Una de las piezas en colaboración con el artista Gastón Lisak

Stephen Kei

Su incursión con motivo de reinterpretar e invitar a entender la dislexia como una fuerza motora y no una carga queda patente en su repuntes, sus cierres y el pequeño esmero al detalle personal con carácter plástico. Dicho carácter manifestado en la colaboración con el artista Gastón Lisak: tres piezas plásticas y de juego alterado. Descubrir a Mafalda es entender una voluntad: hacer de nuestros errores y confusiones, de nuestras particularidades menos apreciadas por el estándar, algo vibrante y con puntadas de aprecio. El recuerdo de que vestir es jugar, y el jugar un bálsamo. Entender el error como arte motor. 

La colección parte de la confusión convertida en forma. El error en arte.

Stephen Kei