Filosofía Setchu, el lujo silencioso ‘made in Japan’ llega a Barcelona

Un viaje entre Oriente y Occidente

El diseñador japonés aterriza en la tienda de Santa Eulalia con la visión con la que ganó el premio LVMH

Satoshi Kuwata en la boutique de Santa Eulalia en Barcelona

Satoshi Kuwata en la boutique de Santa Eulalia en Barcelona

Satoshi Kuwata ganador del premio LVMH 2023, encontró en su firma Setchu la forma de contar quién es, incluso cuando él mismo duda de su propia identidad. Nació entre montañas en Kioto, donde los ríos transparentes contaban la historia de un Japón ancestral que aún respiraba en kimonos y templos de madera imperfecta. Sin embargo, su destino estaba lejos de allí.  Londinense por rebeldía, parisino por disciplina, neoyorquino por curiosidad y milanés por oficio, Kuwata se convirtió pronto en un ciudadano del mundo, aunque a veces tenga que mirarse al espejo para recordar que su raíz es japonesa. 

El diseñador nos recibió en el patio interior del icónico edificio de Santa Eulalia. “Es la mejor tienda de Barcelona, todo el mundo la conoce”, dice mientras se acomoda en su silla. Viste de riguroso negro, con una sudadera con cierres ocultos que enseguida llama mi atención. “La pensé como un origami”, explica. “Gracias a las cremalleras puedes transformarla en diferentes versiones, como si fueran prendas distintas”. Esta pieza -y muchas otras- aterrizan por primera vez en España de la mano de Santa Eulalia, que se ha convertido en el único punto de venta físico del país donde descubrir el universo conceptual de Setchu.

Satoshi Kuwata en la boutique de Santa Eulalia en Barcelona

Satoshi Kuwata en la boutique de Santa Eulalia en Barcelona

Cortesía de Santa Eulalia

Satoshi Kuwata no solo se formó en la prestigiosa universidad Central Saint Martins, sino que ha trabajado al mando de pesos pesados de la industria como Riccardo Tisci o Kanye West. En Givenchy aprendió el rigor de las grandes casas: cómo se construye un universo y se lideran grandes equipos. Pero fue su etapa con Kanye West la que le mostró el lado más humano –y más crudo- de la moda. Allí entendió que la fama es una tormenta constante, que el éxito es una posición solitaria y que las ideas pueden iluminar y quemar al mismo tiempo. 

A la pregunta de si West es tan excéntrico cómo muchos creen, Kuwata reconoció que su comportamiento cambiaba dependiendo de quién tuviera delante. “Si alguien se comportaba de forma grosera, él era cien veces más maleducado que esa persona”. También explica parte de ese carácter una infancia difícil –su padre lo abandonó de pequeño- y que alcanzó la fama y la riqueza demasiado joven. “El dinero cambia a las personas”, reflexionó. “Pero conmigo siempre fue amable. Nunca fue racista ni hizo comentarios políticos”. Y añadió un dato revelador: “Kanye duerme apenas una hora al día. Y no bebe alcohol ni consume drogas. Es una persona muy limpia, pero no con lo que dice”.

Si alguien se comportaba de forma grosera, Kanye West era cien veces más maleducado que esa persona”

La colección fall winter 2026 de Setchu

La colección fall winter 2026 de Setchu

Cortesía de Setchu
La colección fall winter 2026 de Setchu

La colección fall winter 2026 de Setchu

Cortesía de Setchu

Satoshi Kuwata define la esencia de su marca como un encuentro pacífico entre Oriente y Occidente. El nombre Setchu no es un apellido, es una idea. Una palabra que en japonés simboliza fusión inteligente, es decir, el equilibrio entre dos mundos distintos. El diseñador encontró esa imagen en uno de sus edificios favoritos: el Seibikan, una construcción peculiar al norte de Japón en la que sobre una base tradicional de madera se levanta una planta superior de estética occidental. Un experimento que ocurrió cuando Japón abrió sus fronteras a principios del siglo XX. Esa historia cultural es la esencia con la que Kuwata construyó su marca. 

La filosofía Setchu

El Seibikan, una construcción peculiar al norte de Japón

Tripadvisor

Él no diseña para sí mismo —por esta razón no quiso que su nombre figurara en la marca-, sino para quien quiera vestir diferente sin la necesidad de exagerarlo. Por ende, el diseñador defiende un lujo que no necesita logotipos ni excesos. “Antes yo también ahorraba para comprar ropa cara, pero creo que hoy la gente lo hace cada vez menos. Se han dado cuenta del peso del marketing en la moda”, explica. Y comparte una verdad incómoda: “Trabajo con las mismas fábricas que muchas casas de lujo que venden sus piezas por diez veces más. Incluso usamos tejidos iguales, o mejores. Pero nosotros intentamos que el precio siga siendo accesible, porque pienso en la gente”. Con una media sonrisa, remata: “Por eso vengo aquí en EasyJet”.

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