Más de mil kilómetros. Regates entre dunas. Desvíos en la jungla y recorridos fuera de pistas. Y la febril bofetada de actividad con que reciben todas las grandes ciudades. Todo ello ha dado forma a la nueva edición de A’Shira, el rally de continuidad femenino más exclusivo del mundo. Y totalmente único, puesto que es solo para las 40 mujeres, ni una más ni una menos, que Richard Mille escoge para empujar su vocación de empoderamiento y sororidad. La firma relojera que comenzó con esta loca aventura hace exactamente un año entre cañones, barrancos y tumbas cinceladas en las vastas tierras de Al Ula (al noroeste de Arabia Saudí) dio esta vez un inesperado volantazo geográfico para enviar a sus competidoras a Marruecos.
Y así es como sus 40 invitadas selectas, en su mayor parte empresarias, potentadas y hasta princesas venidas de Asia y Oriente Medio (expertísimas al volante a pesar de que muchas tuvieron prohibido conducir hasta el 2017), se sumaron a este desafío de estrategia y precisión repartidas en veinte enormes todoterrenos y solo con la ayuda de los mapas físicos y el RM 07-04 Automatic Sport (el reloj oficial del acontecimiento) brillando en sus muñecas.
Acogidas por la extraordinaria humanidad de este país luminoso serpentearon entre palmerales y pistas de tierra, colinas de argán desde la roja Marrakesh hasta la vibrante Casablanca. Cruzaron las montañas del Medio Atlas y su serpenteante anatomía dibujada por pistas forestales y tramos de altitud hasta Ifrane, cuyos bosques forrados de cedros y la arquitectura alpina le merecen el título de la pequeña Suiza. También afrontaron tramos cosidos a curvas y salpicados de espacios decididamente agrestes para conocer, ya en la penúltima etapa, el club de polo de Patrick Guerrand-Hermès (en su playa privada, la mayoría se revelaron como increíbles amazonas) y abandonarse después en el adrenalínico tráfico de Rabat y la calidez del recentísmo Four Seasons.
Rally A'Shira
De ahí, ya en la última etapa, sortearon pequeñas dunas y terrenos mixtos para recuperarse en la dolce vita del Royal Mansour Tamuda Bay (con que el rey Mohamed VI amplió hace un año escaso su red hotelera, a primera línea del mar de Alborán, muy cerca de Tetuán) y ratificar su historia de empoderamiento con las predicciones de la fortune teller más famosa del país, que todas añadieron a su agenda de contactos.
Una locura. Como todo lo que hace la manufactura relojera que Richard Mille lanzó en el 2001 con el propósito de crear el reloj de sus sueños sin escatimar en costes. Guiado por su pasión por los coches de carreras y la velocidad por tierra, mar y aire, inventó su RM 001 Tourbillon (con un precio de seis dígitos), con el que estableció un estándar para el apretón de manos de los multimillonarios de hoy. Y una solvente conexión con el motor: además de patrocinar F-1 y Le Mans y este rally exclusivamente femenino guiado por A’Shira (la brillantísima estrella Sirius), una vez por año también acelera las pulsaciones de su selecto club de fans con su Rallye Des Princesses, que, haciendo honor a su nombre, recorre empinadas carreteras europeas con un pelotón repleto de princesas.
Rally A'Shira
Y con Amanda Mille (dirige la marca con que su padre rompió todos los esquemas), que reconoce que no son solo los relojes los que acentúan su (grandísima) diferencia. Es su forma de relacionarse. Porque todos, sean Yuliya Levchenko John Malkovich, Michelle Yeoh, Rafa Nadal o sus amigas las princesas forman parte de una (rica) familia que crece y crece. Y que pronto aterrizará con su primera boutique en Madrid. Única. Como mandan sus cánones.
