Moda

2025, el año en que los hombres adoptaron atuendos audaces

Fashion week

Mientras la moda masculina disminuye sus desfiles, calendarios y ambiciones, ciertos individuos eligen una ruta distinta: expanden las alternativas de atuendo.

El actor Alexander Skarsgård utiliza una moda abiertamente provocadora

El actor Alexander Skarsgård utiliza una moda abiertamente provocadora

Getty Images

Durante años, el vestir masculino fue un ejercicio de contención. La elegancia se entendía como prudencia; el buen gusto, como invisibilidad; el estilo, como la capacidad de no equivocarse nunca. En 2025, sin embargo, algo ha mudado de tono, y lo significativo que ese cambio no está sucediendo en el lugar habitual, la pasarela, cada vez más reducida directamente cancelada, sino fuera de ella. Mientras la moda masculina institucional se repliega, el riesgo ha pasado a encarnarse en el cuerpo. Los hombres visibles (los que ocupan alfombras rojas, escenarios o platós de televisión) parecen disfrutar del acto de vestirse. Asumen el exceso, juegan con la referencia, aceptan la exposición. La ropa vuelve a funcionar como una forma de expresión y no como un seguro contra el ridículo.

Este movimiento no se manifiesta de una única manera. A veces es intelectual, otras veces es juguetón o francamente erótico. En el caso de Kendrick Lamar, es intencional y minucioso. Nunca se oculta; codifica.

Los hombres que atraen la atención pública (aquellos que aparecen en eventos de gala, en tarimas o en producciones televisivas) parecen deleitarse con la acción de arreglarse su vestimenta.

Comenzó el año con su aparición en el Caesars Superdome de Nueva Orleans, sede de la Super Bowl. En un escenario pensado para el exceso, lo que más llamó la atención de su vestuario no fue una joya ni un recurso teatral, sino algo más común: unos vaqueros. Los habitantes de la red pronto los identificaron como el modelo Marco de Celine. Confeccionados en Japón, ajustados en la cadera y acampanados en el bajo. Caros (890 euros), pero reconocibles. Ahí residía el gesto y todo lo demás (la varsity jacket diseñada por Martine Rose, la gorra con un broche de pluma, la cadena con una “a”) lo enmarcaba. 

Una figura del pasado reciente, traída al presente sin añoranza, era suficiente para modificar la dinámica del evento. Kendrick Lamar no se limitaba a lucir prendas de Celine. Al optar por lo conocido en el contexto más insospechado, evidenciaba que en 2025 la audacia no siempre radica en la adición, sino en la selección cuidadosa.

Que el Chanel de la era Matthieu Blazy le haya elegido como embajador, igual que a A$AP Rocky, no es casual. La casa no presenta moda masculina, pero sí se apoya en hombres capaces de ocupar su ropa sin sobreactuarla. Lamar lo ha hecho desde una sobriedad poco habitual en un contexto de alta costura. En París, sentado en primera fila, ha aparecido vestido íntegramente de la casa (tweed, camisa cerrada, accesorios mínimos) sin convertir la ocasión en momento de protagonismo. La ropa no parecía pedir atención: estaba ahí, y bastaba. 

Rocky, por su parte, se inclina hacia lo opuesto. Viste Chanel de forma superpuesta: combina perlas con denim y bolsos de archivo con artículos transmitidos por el streetwear , sin prestar atención a la jerarquía de las normas. Mientras Lamar simplifica, Rocky añade. Lo notable es que ambos se complementan. Ante la falta de pasarelas masculinas, la maison no requiere una visión definida; le basta con siluetas diversas que la presenten de forma creíble. En ocasiones, con abundancia. En otras, con moderación.

Alexander Skarsgård warrants a separate discussion. At 49 years old, the Swedish actor has shed all pretense of restraint to embrace a style that is overtly provocative, sexual, and at times, challenging to tame. While promoting Pillion, a film centered on bikers queer, he enthusiastically brought the character to the red carpet: thigh-high leather boots from Saint Laurent, sequined trousers by Bianca Saunders, minimal shorts from JW Anderson, a backless halter top , and leather pants by Ludovic de Saint Sernin. On British morning television, he explained, without a hint of irony, that he opted for tiny shorts because “quería sentirse sexy”. He even updated his IMDb profile picture to an image of himself in briefs.

El estilista Harry Lambert, quien también se encarga del vestuario de Harry Styles y Josh O’Connor, es la mente detrás de esta metamorfosis. Juntos, han puesto a prueba (y casi roto) las nuevas directrices de etiqueta de Cannes, las cuales buscaban eliminar la exposición excesiva en la alfombra roja, a pesar de que el cine continuaba mostrando desnudez en la pantalla. Skarsgård adopta este estilo no por obligación, sino por elección. Su decisión, más que la intención de escandalizar, define el cambio. No todos los hombres que optan por atuendos audaces hoy en día pretenden generar controversia. Algunos han comprendido que el panorama ha evolucionado en sus normas.

La semana pasada, durante el estreno de Marty Supreme en Los Ángeles, llevó esa estrategia un paso más allá. Coordinó con Kylie Jenner atuendos en un naranja casi estridente, también de Chrome Hearts, tan coordinados que casi parecían discordantes. Días después, repitió la misma táctica con otra persona importante en su vida: su madre. Chalamet, quien había comenzado el año luciendo un traje cubierto de lentejuelas de Haider Ackermann para Tom Ford en los Globos de Oro, ha demostrado con estas selecciones que ya no se trata de dictar una moda ni de definir una forma. Se trata de captar el interés. De insinuar o, incluso mejor, de posponer la resolución.

Nada de esto sucede de forma aislada. Mientras Kendrick Lamar, Alexander Skarsgård o Timothée Chalamet emplean el cuerpo, la imagen o la narrativa como áreas de exploración, la moda masculina establecida limita su alcance. De las marcas prominentes, únicamente Louis Vuitton, Dior y Saint Laurent continúan presentando desfiles masculinos por separado. Gucci, Fendi, Celine, Bottega Veneta y Valentino han optado por presentaciones conjuntas con sus colecciones femeninas. Givenchy, Balenciaga y Alexander McQueen han suprimido por completo la moda masculina de sus pasarelas bajo la dirección de sus nuevos diseñadores creativos. Londres ha suspendido su semana de la moda masculina de junio debido a consideraciones de presupuesto y operatividad. Loewe, por ahora, ha decidido no realizar su desfile de enero. La justificación pública alude a un ADN común entre colecciones; la verdad es más práctica: mayor economía, menor exposición. La consecuencia es una moda masculina progresivamente más cautelosa y limitada.

De ahí la paradoja: mientras la moda masculina reduce espacio y exposición, algunos hombres amplían los límites de cómo vestirse. Quizá por eso 2025 no se recuerde como el año en que el estilo masculino se reinventó en las pasarelas, sino como el momento en que el vestir volvió a suceder ahí fuera.