El esfuerzo de una atleta no termina cuando baja del podio ni cuando se apagan los focos. Para Ana Peleteiro, cada jornada implica cuidar no solo los músculos y el rendimiento, sino también la piel y el cabello, aliados de su rutina diaria. Con 29 años, medallista olímpica y referente del triple salto en España, la deportista reveló en una entrevista para ABC en noviembre de 2024 cómo se ha convertido en una experta en el arte de reparar y proteger su imagen en paralelo a su exigente carrera deportiva.
Desde su regreso a Galicia y el inicio de una nueva etapa junto a su pareja, el también atleta Benjamin Compaoré, Peleteiro no solo ha replanteado su preparación, sino también sus hábitos de autocuidado. Reconocida por su autenticidad y cercanía en redes sociales, la deportista compartió de nuevo detalles de su día a día con una cercanía que desarma. Detrás de cada salto, hay una constancia menos visible: fórmulas reparadoras, hábitos esenciales y un compromiso firme con el bienestar físico más allá de la pista.
“Siendo deportista tengo que hacerme recogidos todos los días”, explicaba Ana Peleteiro con la naturalidad de quien ya ha asumido que entrenar va más allá del trabajo físico. A fuerza de gomas, moños y trenzas, su cabello empezó a resentirse. “Esto provocaba muchas roturas”, añadía en sus declaraciones para el citado medio. La solución, sin rodeos: hidratación intensiva y técnica ancestral. “Hago la técnica del oiling para fomentar el crecimiento de mi cabello”. El método, recuperado del cuidado capilar tradicional indio, consiste en aplicar aceites naturales sobre el cuero cabelludo para nutrirlo y fortalecerlo.

Ana en el Campeonato Europeo de Atletismo en Pista Cubierta de marzo de 2025.
En su caso, el “aceite de almendras” es clave. Lo aplica después de la ducha, en ese momento en el que el cuerpo, aún cálido por el agua, está más receptivo. Pero no se queda ahí. Desde hace meses busca productos “sin siliconas ni parabenos” y prioriza fórmulas que respeten el equilibrio natural del cuero cabelludo. El motivo es simple: su pelo no es un accesorio, es parte de su herramienta de trabajo. Entre sesiones fotográficas y sesiones de entrenamiento, su melena soporta tanto la imagen como el esfuerzo.
Es evidente, pues, que Peleteiro no deja nada al azar ni improvisa con el autocuidado. Cada gesto está pensado. Cuando se trata del cuidado cutáneo, comienza con lo básico: “Uso cada día un buen protector solar y, después, un tratamiento hidratante que repare y regenere las zonas más expuestas durante el entrenamiento”. Una vez más, el nombre de Aquaphor de Eucerin, aparece como uno de sus imprescindibles. No es casual: en 2024 fue presentada como embajadora de la marca en su centenario.
Ana enfatizaba que viaja siempre con su neceser completo. No improvisa, ni siquiera cuando parece que el equipaje va a reventar. “Prefiero pagar un sobrepeso en la maleta que irme sin mis productos”, confesaba. Hay cosas que no negocia: el protector solar, la bruma facial, la crema hidratante y su loción corporal con urea o ceramidas. “Tengo la piel muy seca”, contaba. Y frente a eso, rutina. Tras cada ducha, el mencionado aceite entra en acción. Y para zonas especialmente sensibles, labios y codos, vuelve a valerse del Aquaphor como solución casi automática. Lo curioso es que ese mismo empeño por lo esencial también se refleja en su maquillaje.
A pesar de las campañas, sesiones de fotos y actos públicos, la gallega apuesta por una imagen fresca, sin artificios. “En mi día a día suelo maquillarme de una forma muy natural. La máscara de pestañas es esencial a cualquier hora del día”, explicaba. Si tiene que salir, añade “algún producto en crema como blush, bronceador o iluminador, para darle un aspecto más saludable a la piel”. Pero sin más. Si no hay cámara de por medio, prefiere no sobrecargar el cutis. Para las grandes citas, eso sí, el equipo se coordina. Y aunque reconoce que se deja asesorar, también lo tiene claro: “Conozco mucho mi cuerpo y mi equipo trabaja conmigo a la perfección”. Han afinado juntas un lenguaje visual que funciona, donde el equilibrio entre comodidad y estética se ha convertido en una seña de identidad.