El exclusivo rincón de Mallorca donde Joaquín Prat se refugia cada verano: “Es el pueblo al que siempre regreso, todos mis recuerdos aquí son positivos”

Escapadas estivales

En el corazón de las Baleares, el presentador de Telecinco encuentra el remanso perfecto para desconectar en el estío, reafirmando una conexión emocional con la isla que se remonta a su infancia

Joaquín Prat

Joaquín Prat en una imagen de archivo.

GTRES

Mallorca no es una postal más en el álbum de las vacaciones de Joaquín Prat. Es ese lugar al que vuelve con la fidelidad de quien regresa a casa. Desde que era niño, sus veranos se repiten en la isla como si de una rutina sentimental se tratase. “Mi padre compartía sus recuerdos en Mallorca conmigo y ahora yo los comparto con mis hijos”, recogió el Diario de Mallorca por boca del comunicador en 2018, año en que fue reconocido como 'Mallorquín de Verano'. En aquella ocasión, Prat aprovechó para definir la isla como “el pueblo al que siempre regreso, todos mis recuerdos aquí son positivos”.

Y es que ese retorno no es figurado, pues lo es también en lo físico. Tal como reveló Lecturas en 2023, en el momento de la adquisición, el periodista posee desde hace algo más de dos años una casa en Sant Agustí, un tranquilo barrio de Palma, que logra desmarcarse del bullicio de otras zonas costeras. Es allí, entre Cala Major e Illetes, donde ha encontrado su refugio perfecto. Un chalet, de acuerdo con la información difundida, de 220 metros cuadrados, piscina, jardín y vistas al mar. La perfecta inversión emocional —y patrimonial— para consolidar su inmarchitable compromiso con la más grande de las Baleares.

La Cala Major de Sant Agustí, en Palma de Mallorca.

La Cala Major de Sant Agustí, en Palma de Mallorca.

Wikimedia Commons

“Magaluf no es Mallorca”

Una defensa firme de la Mallorca auténtica y alejada del turismo de excesos

Es de recibo destacar que su amor por el enclave nunca ha estado exento de crítica constructiva. En las declaraciones de siete años atrás antes mencionadas, Prat ya mostró su rechazo a la visión reduccionista del turismo de borrachera: “Magaluf y el Arenal, afortunadamente, no son Mallorca. Quien viene y solo ve esa parte, no conoce todas las maravillas que ofrece esta isla”. De este modo, el que fuera copresentador de El programa de Ana Rosa se alineaba con todos aquellos reclaman un turismo más sostenible y respetuoso en el archipiélago.

Por otro lado, y desde su reseñable visibilidad mediática, el presentador de Vamos a ver ha ejercido de embajador oficioso de la isla en incontables ocasiones, y es precisamente por eso que defiende la aparición de un modelo que no expulse a los residentes. “Los verdaderos mallorquines son quienes viven aquí, no los que vienen, están cuatro días y se van”, expuso por entonces. Palabras radicalmente alejadas del postureo estival asumible, que por contra demostraban su implicación real con el territorio y con quienes lo habitan.

Presenter Joaquin Prat and mother Marianne Sandberg in Mallorca, 18 August 2021

Joaquín Prat y su madre Marianne Sandberg en Mallorca, el 18 de agosto de 2021.

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“Hay que vivirla”

Sant Agustí como símbolo de un vínculo que no es solo estacional

Aquel verano, también dejó otra frase que ahora parece cobrar más sentido que nunca: “Para conocer Mallorca hay que vivirla”. Y lo está haciendo. Con su pareja, la enfermera Alexia Pla, con quien comparte esta nueva etapa de su vida, ha convertido su casa en Sant Agustí en más que un destino de temporada. Según la mencionada revista, para hacerse con esta propiedad solicitó una hipoteca de 450.000 euros con tal de formalizar la compra y poder tener su propia residencia de veraneo en una zona valorada por su tranquilidad y autenticidad.

El presente, cuando se instala allí, lo encuentra entre rutinas sencillas y silencios bien elegidos. Con todo lo bueno de estar a pocos minutos de la capital, pero lo suficientemente lejos como para poder respirar despacio. El mejor punto para deja atrás todo vértigo del directo y retomar el pulso lento de los días que no necesitan guion. Los del estío. Los de la calma. Los de Mallorca, que en su versión más íntima, le sigue guardando un sitio cada verano. Y él, fiel a esa tácita promesa, nunca incumple su promesa de volver.

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