Los dos preciosos pueblos de Castilla y León donde Aitana y Plex se han refugiado durante sus vacaciones en el campo: “Aún permanecen restos en el subsuelo de una ciudad romana”
Raíces y lavanda
Entre campos de lavanda y vino con Denominación de Origen, la pareja ha recorrido los rincones más íntimos de la tierra natal del creador de contenido, dejando atrás la discreción
Aitana y Plex en una imagen de redes sociales.
Los rumores son historia y no hacen falta más confirmaciones. Aitana y el exitoso youtuber Plex están enamorados y ya no tienen necesidad de esconderlo ante el mundo. Lo confirmaron, tras ser capturados en varias ocasiones por la prensa, con una fotografía juntos en el perfil de Instagram de la cantante, donde acumula más de cuatro millones de seguidores y una avalancha de comentarios que celebran este nuevo capítulo en sus vidas. Lo que comenzó como una serie de encuentros discretos ha dado paso a una historia que ya no necesita disfraz.
La pareja ha elegido un destino inesperado para dar rienda suelta a esta etapa: la tierra de él, en el corazón de Castilla y León. Atrás quedaron las fiestas frente al mar, los yates en Ibiza o los atardeceres en Formentera. Este fin de semana, el escenario ha sido bien distinto: los campos ondulados de Tiedra y los viñedos centenarios de Toro. Dos pueblos unidos no solo por la geografía, sino también por el hilo emocional que conecta al influencer con sus raíces. Allí, entre castillos, ruinas romanas y lavanda en flor, han vivido una escapada tan íntima como significativa.
El recuerdo de Amallòbriga
Un paseo por Tiedra, entre historia, campos morados y cielos estrellados
De acuerdo con la información disponible, Tiedra fue su primer destino, un rincón vallisoletano que en julio se tiñe de morado. Aitana y Plex se dejaron ver entre los campos de lavanda que rodean la localidad, una experiencia inmersiva donde el aroma se mezcla con la calma de un entorno sin artificios. Allí se encuentra el centro de interpretación Tiedra de Lavanda, en cuyas instalaciones conocieron los secretos de esta flor que ha transformado el paisaje agrícola local, así como también es posible participar en los talleres organizados en plena naturaleza. Una forma sencilla y sensorial de reconectar con lo esencial.
El Castillo de Tiedra, en Valladolid.
El caso es que este pueblo es mucho más que sus campos perfumados. “Aún permanecen restos en el subsuelo de la ciudad romana de Amallòbriga”, se puede leer en la web oficial del Ayuntamiento de Tiedra, en referencia a la antigua metrópolis que existió bajo la actual ermita de Nuestra Señora de Tiedra Vieja. Desde esa colina, todos los turistas tienen ocasión de contemplar la silueta del castillo medieval, caminar por las ruinas mudéjares de la iglesia de San Pedro o perderse entre las callejuelas que desembocan en la plaza Mayor porticada. Y nada mejor para completar una visita en este enclave de excepción que el observatorio astronómico Cielo y Tiedra, desde donde observar estrellas sin contaminación lumínica uno de los cielos más nítidos de la meseta.
Donde empezó todo
Toro, la cuna del vino y del propio Plex, recibe a la pareja
A tan solo quince minutos de allí, ya en la provincia de Zamora, les esperaba otro lugar cargado de significado: Toro, el pueblo donde creció Plex, y donde vivía cuando abrió su canal de YouTube. Es decir, no fue una parada turística al uso, sino una vuelta al origen. Pasearon por sus calles empedradas, visitaron la colegiata de Santa María la Mayor, símbolo del románico castellano, y se dejaron llevar por la historia viva de una localidad declarada Conjunto Histórico-Artístico desde 1963.
Allí también se entregaron al sabor. En la Bodega Latarce, muy cerca del centro, degustaron vinos con Denominación de Origen Toro y productos locales que evocan la memoria de los fogones familiares. Los fundadores, la familia San José-Fito –con quienes se tomaron una fotografía–, organizaron para ellos una cata en la sala de barricas.
Aitana y Plex en la Bodega Latarce.
La localidad zamorana tiene esa capacidad de mezclar solemnidad y calidez. Entre monasterios, palacios y soportales, Toro mantiene su carácter intacto y su historia a flor de piel. En su canal, él mismo ha mostrado alguna vez las bodegas Copaboca, regentadas por su familia, que también producen vinos bajo la D.O. Toro. Un modo de vida que no se olvida, aunque uno se traslade a Madrid y acumule millones de seguidores.