Zaz, sana y salva: “La vida te pone pruebas para ver si has aprendido la lección”

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En paz con ella misma y con los demás, la cantante francesa, mundialmente conocida por ‘Je veux’, está en un momento de plenitud artística y personal en el que ya puede mirar atrás

Falda plisada asimétrica ‘vintage’ estilo Yamamoto, chaqueta corta ‘vintage’ y camiseta de la artista

La naturalidad es la clave de un estilo desenvuelto y radicalmente libre. Supeinado busca los juegos asimétricos, y supiel derrocha luminosidad y energía. La suya es una belleza vital

Josefina Andrés

Hay un verso en Je pardonne, la primera canción de su nuevo disco, que lo dice todo: “Te perdono, me perdono, pero lo recuerdo todo”. Y además lo canta en castellano. No cabe duda de que Isabelle Geffroy (Chambray-les-Tours, 1980), que se puso Zaz porque suena a Isa, pero sobre todo porque le encanta “la idea de alfa y omega, todo lo que muere renace”, está en un momento de renacimiento. 

El 20 de septiembre publica su séptimo disco, Sains et saufs (Sanos y salvos), y una semana antes inaugura su primera exposición como pintora, un arte que ha cultivado en paralelo a lo largo de la última década. Según nos confiesa en la terraza del hotel Terramar de Sitges, con la iglesia de San Bartolomé y Santa Tecla al fondo de la bahía, hace un lustro que dejó atrás sus adicciones y que vive feliz con el que fue su profesor de Kung Fu.

No cabe duda de que Isabelle Geffroy  se puso Zaz porque suena a Isa

En las distancias cortas, como cuando está encima del escenario, queda claro el secreto de su éxito: no ha dejado que la estrella de la chanson se coma a la chica que cantaba Je veux en las calles de Montmartre hace tres lustros. Sigue siendo un poco saltimbanqui.

¿Está de acuerdo en que su secreto es haber conservado su esencia callejera?

Sí, porque en realidad ser famosa no me ha cambiado en absoluto. Lo único que ha cambiado es la mirada de los demás. Creo que mi manera de cantar conecta con la vieja canción a lo Edith Piaf, sin dejar de ser contemporánea. Aunque nunca he sido muy fácil de clasificar. En Alemania canto en festivales de jazz, en otros países he actuado después de Garbage o de grupos de heavy.

Camisa anchade algodón de AlexanderWang. Faldade lana y sedadeMargiela Vintage. Botas de laartista

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Josefina Andrés

¿Qué es lo que ha cambiado en la mirada de los demás?

En Francia ha habido mucho odio. Desde el principio hubo mucha gente que se sintió traicionada, porque se suponía que era una cantante antisistema y estaba en todas las televisiones.

Al mismo tiempo, hace dos años superó los cinco millones de discos vendidos en todo el mundo, ¿no es una locura cuando todo el mundo parece escuchar música en Internet?

Sí, cuando todo explotó, en 2010, el mercado del disco ya se estaba hundiendo. No se vendía nada, pero yo vendí 500.000 ejemplares, un millón… Fue alucinante, porque yo no venía, por ejemplo, de la telerrealidad, ni nada de eso. Soy una de las pocas cantantes que todavía vende discos. Quizás porque mi público es transgeneracional. Los más mayores compran CD y los jóvenes vinilos, que es un objeto mucho más bonito.

Dice que fue antisistema, pero nunca se ha vinculado a ningún partido político, ¿no?

No, porque no quería sentirme utilizada, aunque supongo que soy más de izquierdas que de derechas. Siempre he intentado ayudar a mi manera. Si hay hambre en Gaza, intento colaborar a través de un grupo ligado a Unicef. Organicé durante siete años en Ardèche un festival en el que invertí muchísimo tiempo y dinero. Hacíamos conciertos, involucrábamos a las asociaciones locales, mediábamos para desarrollar sinergias en ese territorio. Éramos el festival más verde de Europa. Pero ya no podía seguir invirtiendo tanto dinero. Cuanto más das, más te piden y nunca es suficiente. Creí que Zaz era una superheroína, y decía que sí a todo el mundo. Pero acabé comprendiendo que, para hacer el bien, tenía que aprender a decir que no. Puede que entonces la gente ya no me quiera como antes, pero no tengo por qué cargar con las emociones de los demás. Mi política ahora mismo es cuidarme a mí misma, y propagar esa energía positiva desde los escenarios, que la gente salga de los conciertos con las pilas cargadas de energía positiva. Si queremos la paz en el mundo hay que empezar por estar en paz con nosotros mismos.

Top de corte cruzado color crudo con pantalón recto y ajustable, todo de algodón de BadHabits. Deportivas de la artista

Top de corte cruzado color crudo con pantalón recto y ajustable, todo de algodón de BadHabits. Deportivas de la artista

Josefina Andrés

¿Por eso en 'Je pardonne' también habla de perdonarse a sí misma?

La compuso Noé Preszow, que ya escribió para mí Le chant des griffes, que hablaba de evadirse en un vaso de vino, de esa necesidad que tenemos de inventarnos salidas de emergencia. Yo lo dejé todo cuando pillé la covid. Sentí que era el momento, porque había cumplido 40 años, y llevaba bebiendo y fumando desde los trece. Hice un ayuno de tres días, que era algo que siempre había querido hacer. Así dejé el alcohol, el tabaco y el café. Fumaba tres paquetes al día, y por la mañana me despertaba con tres cafés dobles.

¿Tuvo muchos problemas con el alcohol?

No tanto como otros, pero iba demasiado lejos, me hacía daño a mí misma y me ponía en peligro. Me transformaba. Nadie podía controlarme. Era el caos total. Tengo una personalidad híper enérgica, no puedo parar, y cuando bebía esa energía se multiplicaba. Pero llegó el momento en el que me dije que tenía que empezar a caminar sin muletas, vivir sin alcohol y recuperar mi salud. De eso va la segunda canción del disco, Au Pays des Merveilles. El primer año fue el más duro, porque a la gente a tu alrededor no le gusta que cambies. Te dicen: Eras más divertida antes. Ya no soy la misma persona que hace cinco años.

La naturalidad es la clave de un estilo desenvuelto y radicalmente
libre. Supeinado busca los juegos asimétricos, y supiel derrocha
luminosidad y energía. La suya es una belleza vital

Falda plisada asimétrica ‘vintage’ estilo Yamamoto, chaqueta corta ‘vintage’ y camiseta de la artista 

Josefina Andrés

¿Cómo es que tiene tanta energía?

Tengo HPI y TDAH, alto potencial intelectual e hiperactividad al mismo tiempo. Soy una persona extremadamente sensible. Soy médium, percibo cosas más allá de lo físico.

¿Quiere decir espíritus y ese tipo de manifestaciones? Me da un poco de miedo todo eso.

No hay que tener miedo de lo invisible. Tener miedo significa abrir la puerta y decir: “Haz conmigo lo que quieras”. Pero si dices “No”, nadie puede hacerte daño. Es como en la vida, no dejas entrar a cualquiera en tu casa. Si no se lo permites, no entrará.

¿Desde cuándo ve aquello que los demás no vemos?

Desde muy pequeña. Entonces era terrible, porque no distinguía entre los vivos y los muertos. Luego aprendí a distinguirlos. Al final son energías. Toda la mitología y todas las leyendas se basan en la necesidad que los hombres han tenido siempre de materializarlas. Está la energía del viento, de la tierra, del aire, del fuego… A mí me encantan los dragones, siempre los llevo conmigo.

Vestido blanco de tirantes con escote a la espalda de Marciano byGuess. Pendientes de la artista

Vestido blanco de tirantes con escote a la espalda de Marciano byGuess. Pendientes de la artista

Josefina Andrés

¿Tuvo una infancia feliz?

Mis coordenadas familiares no eran muy sanas. Mi madre era profesora y mi padre trabajaba para la compañía eléctrica. Pero, cuando tenía nueve años, se divorciaron porque mi padre era superalcohólico y estaba un poco loco. Mi madre era muy depresiva. Con el tiempo, analicé la historia de mis padres para comprender la herencia transgeneracional. Hablo de ello en la última canción del disco, a dúo con Raphaël: a todos nos hubiera gustado que nuestros padres hubieran estado en paz con ellos mismos, porque todos cargamos con esa mochila. Durante la adolescencia también fue duro, porque además me drogaba y asesinaron a un chico con el que salí. No le cuento los detalles. Era todo muy caótico. Tuve una relación tóxica, pero eso sólo me volvió a ocurrir una vez más. La vida te pone pruebas para comprobar si has aprendido la lección.

Al menos, ahora está más tranquila.

Sí, estoy recogiendo los frutos de todo lo que he trabajado desde que tenía veinte años.

No es la primera vez que se arranca a cantar algo en castellano, ¿es porque se siente especialmente querida aquí?

Un poco sí. Hablo un poquito de español, de pequeña venía de vacaciones a Tortosa con mis padres. Me encantaban las pipas. Había naranjos por todas partes y nos bañábamos en tanques de hormigón. La gente hablaba muy fuerte y comíamos tarde. Aunque españoles y franceses no somos tan distintos. Somos mediterráneos, latinos. Nos gusta la comida, la fiesta, y todo eso.

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