Las aguas laten dormidas. Sus ojos morenos pestañean con la pausa propia del coral. Roserona supone una corriente ultramarina, una de aquellas que impulsan la migración de nuevas ideas a mares de pensamiento ignoto. Los nuevos espacios inmersivos de L'Aquàrium de Barcelona sirven al descubrimiento: un arrecife discreto de gestos suaves en el que la artista se deshace con sinceridad. Criada en una masía, junto a su hermana Juliana Canet, le hipnotiza el mar. Aprecia la belleza en sus reflejos, en los detalles de aquello que no tuvo cerca.

La gracia pausada de una marea emocional con Roserona en L'Aquàrium de Barcelona
Fue en esos campos de infancia, en los que pudo ser silvestre, donde empezó a componer y sembrar todo un imaginario propio de deleito, evocación y bucolismo. Enriquecido por sus estudios en filología, el léxico emocional de la cantautora creció cómo una amapola: sin que nadie le tuviera que dar permiso. Su voz es deseo, melancolía, algo bruñida. Su versión de The Other Woman no deja duda; con 22 años tiene la madurez solo propia de aquel a quien le han partido el corazón. Con lo mejor de João Gilberto (Amoroso o Getz/Gilberto), Ella Fitzgerald (Ella), Chat Baker (Chat Baker sings) ha curado sus heridas.
También modela, le gusta ese estado de entrega al vacío propio del oficio, y es, entre sesión de fotos y bolos, donde da rienda suelta a sus sentimientos oceánicos, aquellos que vivió, aquellos por venir. Aún explora entre la espuma de sus días cuál es su papel en la vida, pero lo que tiene claro es que nadie le dará un guion ajeno. Poner sus llantos y alegrías al alcance de las miradas, en cierto sentido los excluye del alcance de la imaginación. Sin embargo, genera la misma impresión que el mar abierto, algo de infinito, fascinación, pánico salado y ritmo cardiovascular acelerado.

Instantánea en el coral de L'Aquàrium de Barcelona
¿Quién es Roserona?
Es una cantante que tiene parte de personaje, pero que también tiene mucho de Roser Canet.
¿Y cómo trata esa dualidad con equilibrio?
Bueno, es inevitable. Necesito performance para poder salir al escenario y no tener miedo realmente. Por otro lado, inevitablemente, he de poner parte de mí, y hablar de lo que me pasa.
Ese ahondamiento en lo personal lo explora en su último disco Caro diario…
Sí, no tanto en las letras, que también, sino más por todo lo que he vivido mientras tanto. He estado mucho tiempo sin hacer música porque he vivido una crisis. Preguntarme qué estoy haciendo y por qué lo estoy haciendo. Decirme a mí misma que no soy música, que no tengo derecho a que salgan bolos. De esa crisis tan honda surgió Caro Diario. Fue una invitación a mí misma a hacer música desde el juego, solo por diversión. Ha sido una manera de sanarme a mí misma. Es lo más íntimo que he hecho, porque me he volcado plenamente en ello.

El amor es alquimia anfibia con Roserona en L'Aquàrium de Barcelona
¿Cómo se relaciona con esa vulnerabilidad?
Creo que al principio es más incómodo. Cuando salió el álbum me di cuenta de que todo el mundo podía saber cómo me sentía. Pero a medida que pasa el tiempo te acostumbras, y esa vulnerabilidad se convierte en canción gracias a la gente.
¿Hubo una ruta marcada?, ¿expectativas?
No tenía ruta. Fui componiendo sin ningún objetivo concreto. Una vez tuve un par sí que elaboré un dossier, trabajé la estética y conceptualización, y se la envié a la discográfica. Entonces surgió la intención, pero en un principio solo quise crear sin más.
¿Dónde encuentra el equilibrio entre controlar y dejarse llevar?
Si controlas demasiado la creatividad, la terminas por ahogar. Pero, evidentemente, también va bien tener unas pautas. Va muy bien tener un manager o alguien que te ponga una dateline o un poco de presión para no colgarse y así hacer las cosas.
Si controlas demasiado la creatividad, la terminas por ahogar”
Aunque a veces no todo va perfecto, tal y como dice al empezar el disco con Tot va perfecte. En la canción contrapone los versos con notas de voz en las que llora…
Yo siempre grabo muchas notas de voz. Por ejemplo, el otro día estaba tomando vino con mis amigas en un restaurante y nos pusimos a grabar las copas chocando. Nos pareció útil. Un día volví de una fiesta que terminó muy mal. Quería llorar y en mi cerebro fue una buena idea grabarme. Tras un tiempo, compuse este tema y dije, entraría muy bien este audio.
¿Y por qué ese contraste?
Me gustaba la idea de que la voz principal dijese: todo va bien. Esa es la visión de cara a la galería: cara perfecta, sonrisa y todo va bien superficialmente. Pero en una escala más profunda y real, soy una desgraciada. También quería poner sobre la mesa la sensación de que no puedo enseñar, ¿no? Cuando empiezo a llorar, la voz principal lo tapa.

Perder el miedo a lo que nos viene grande con Roserona en L'Aquàrium Barcelona
¿Ahora mostraría el llanto de una manera directa?
No. Soy honesta y me gusta enseñar mi vulnerabilidad, en el arte es muy importante. Me gusta mucho ser sincera, y podré decirte que estoy muy triste. Pero llorar, lloraré en mi habitación sola.
¿Dónde encuentra belleza?
En todo. Pero en un lugar donde me fijo mucho es en la gente. En cómo hace las cosas. En la manera en la que comen una manzana. En esos detalles tan singulares y propios. Hay gente que tiene un modo bello de hacer las cosas de forma genuina. Me obsesiona bastante.
En los detalles se encuentra a Dios…
Y en los espacios, y en la luz. En cómo la luz refleja y atraviesa las hojas.
Nota al pie de página
Roserona encuentra belleza en los detalles; Dios en la luz reflejada
¿Se siente luz?, ¿qué tipo de destello?
Sí, un punto de luz creo que tengo. No quiero decir que soy un destello puro, pero creo que soy cálida. No soy luz fría eso lo tengo claro.
Y hablando de calidez, ¿tiene Caro Diario algún vínculo con la película de Nanni Moretti?
No directamente. Cuando estaba produciendo el disco, un amigo mío me recomendó esta película. El título me gustó mucho y lo robé básicamente.
¿Escribe un diario?
Sí, escribo cada semana.
¿Considera su música un diario?
Sí. He de decir que ahora estoy comenzando a componer más desde la ficción. Creo que Caro Diario era muy explícito…
En esa desnudez nos cuenta historias de amor, ¿qué ha aprendido?
Por un lado, he aprendido que debes dejarte llevar. Aunque en la moraleja de Caro Diario se dice lo contrario, sigo defendiendo que debes abrazar el error. Sin fallo, sin riesgo no tiene sentido el amor. Pero también debes saber muy bien dónde te estás metiendo. Hay personas con las que se siente y se ve que será fácil o complicado.

Un destello que alumbra un mar de ideas burbujeantes; Roserona en L'Aquàrium de Barcelona
Sin embargo, hemos de seguir adelante…
Hacía adelante siempre.
¿Qué le diría a la Roserona que comienza a vivir el amor y las amistades con más intensidad?, ¿esa Roserona que se pregunta qué es una amiga?
Pues que ha escogido muy bien. No solo lo pienso yo, me lo han dicho todos. Tanto con los amigos como con la familia he tenido mucha suerte. Hay mucha pureza. Tengo amigos muy diferentes y todos ellos comparten esa luz cálida que mencionábamos antes.
¿Cómo empezaría una entrada de su diario ahora mismo?
Caro diario, soy muy feliz. Caro diario, tengo miedo.

Instantánea a mar abierto con Roserona en L'Aquàrium de Barcelona
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