Carlos Alcaraz no solo ha cambiado la forma de jugar al tenis, también ha redefinido lo que significa competir al límite. A sus 22 años, el murciano se ha acostumbrado a vivir en el vértigo: torneos, viajes, entrenamientos y la presión constante de sostener un número uno que no da tregua. Pero detrás del talento desbordante y del físico privilegiado hay un trabajo silencioso, el de quienes lo acompañan cuando el foco se apaga y el cuerpo dice basta. Entre ellos, su médico, Juanjo López, que conoce como pocos lo que ocurre cuando un deportista se rompe.
López, cirujano ortopédico y traumatólogo deportivo, ha estado junto a Alcaraz en cada Grand Slam, en cada lesión y en cada regreso. Desde su consulta en Murcia hasta los vestuarios de Wimbledon o Nueva York, es testigo directo de la otra cara del éxito: la del esfuerzo, el dolor y el proceso invisible de volver a empezar.
En una entrevista en el pódcast Esto no lo ve nadie, el médico que cuida al prodigio español revela qué pasa cuando el cuerpo se detiene… y también la mente. López explica que cuando un deportista de élite como Carlos Alcaraz sufre una lesión entra en una fase psicológica delicada, que él denomina “pseudo-depresión”.
El médico ha sido una figura clave en los éxitos del murciano
Según el médico, esto sucede porque el cuerpo del deportista deja de recibir el estímulo hormonal que produce el deporte: “Un deportista, cuando tiene una lesión, entra en una fase de pseudo-depresión porque le falta ese estímulo hormonal. Descansan peor y llegan incluso a tener una depresión real, de pasarlo muy mal”, asegura.
El deporte profesional es muy poco sano. Se fuerza la máquina para poder competir
Juanjo detalla que su papel como médico no se limita simplemente a la recuperación física, sino que debe acompañar emocionalmente al deportista y protegerlo de las presiones externas: “Sobre todo con un deportista de alto nivel que tiene torneos y que además hay intereses comerciales, la lesión necesita tiempo y con un deportista profesional tienes que luchar contra eso”, asegura.
Según López, hay una triple presión: la del entorno competitivo, la de los intereses económicos y la del propio deportista, que quiere volver cuando antes y se desespera si no puede. El médico confiesa que incluso él mismo siente esa presión en sus propias carnes, pero su prioridad se centra siempre en respetar los tiempos biológicos de curación, ya que forzar puede ser contraproducente: “El no respetar los tiempos biológicos perjudica y puede hacer que la patología se vuelva crónica”.
Carlos Alcaraz y Juanjo López.
En este sentido, López asegura que ha operado a muchos futbolistas que con 25 años tienen rodillas que parecen de 60. Esto sucede porque son traumatismos crónicos, repetidos, ya que “el deporte profesional es muy poco sano”. Juanjo explica que precisamente por esto muchos jugadores compiten vendados o infiltrados con anestésicos solo para poder estar en la pista, algo que reconoce que también le ha pasado a Alcaraz en algún torneo:
“Pasó una vez en la final de Madrid: tenía un esguince de tobillo tremendo y no podía, pero hubo que infiltrar el tobillo con anestésico para eliminar el dolor, sabiendo que no era lo mejor para él. Se fuerza mucho la máquina para poder competir. Por eso son carreras cortas”, asegura.
El cuerpo puede curarse, pero la cabeza también necesita su proceso
Volviendo al tema de la “pseudo-depresión”, Juanjo explica que esta no tiene que ver solo con la lesión física, sino también con el ritmo psicológico al que viven los deportistas de élite. Están habituados a un nivel de dopamina tan alto (entrenamientos diarios, victorias, viajes, competiciones, reconocimiento…), que cuando todo eso se interrumpe por una lesión, el sistema nervioso se desajusta y el descanso se altera.
Además, Juanjo asegura que ese “bajón” se agrava porque muchos deportistas se definen a sí mismos solo a través del rendimiento, por lo que una lesión cuestiona por completo su identidad. Esto es algo que el médico vive de cerca con Alcaraz, quien tiene una gran carga emocional y competitiva.
El médico ha pasado muchas horas junto a Carlos en la pista
Por ello, una de las grandes labores del médico y todo su equipo se centra en acompañar al jugador durante toda la recuperación, tanto físicamente como psicológicamente, dar estructura y objetivos cortos para que el deportista sienta progreso y evitar el aislamiento, manteniendo el contacto constante con el entorno de confianza. Aun así, nada de esto sirve si el deportista no acepta el proceso y lo vive como un fracaso, por lo que es clave que se lo tome como una parte inevitable de su carrera.
