Doctor Aldo Martínez, preparador físico de Ilia Topuria: “Lo que más me impresionó fue que con 17 años vino y me dijo ‘voy a ser campeón del mundo’, y lo cumplió paso a paso”

Mentalidad de hierro

Aldo Martínez entrena el cuerpo y la mente del campeón español. Desde los 17 años, ha sido su sombra, su guía y el hombre que entiende cómo piensa Topuria antes de cada combate

Aldo ha sido una figura clave en el éxito del campeón

Aldo ha sido una figura clave en el éxito del campeón

Cedida

A los ojos del gran público, Ilia Topuria es pura explosión: un campeón que irrumpe con fuerza y confianza absoluta en cada combate. Pero detrás de esa potencia hay método, ciencia y mentalidad. Y en buena parte, hay también una figura discreta que ha acompañado al luchador desde sus inicios: Aldo Martínez, su preparador físico y especialista en rendimiento deportivo.

Desde que un adolescente georgiano con acento español le dijo con 17 años “voy a ser campeón del mundo”, Aldo supo que aquel chico era diferente. Más de una década después, sigue siendo su sombra dentro y fuera del octógono, el responsable de un entrenamiento milimétrico que combina fisiología, tecnología y mentalidad. Hablamos con él sobre el trabajo invisible que sostiene al campeón, su método pionero y la mente que, según dice, “es la verdadera arma de Topuria”.

Muchos te conocen por ser el hombre detrás del campeón, pero antes de eso tú ya tenías una carrera consolidada en la preparación física y la salud deportiva. ¿Cómo se forjó ese camino y qué te llevó a especializarte en el rendimiento de alto nivel?

Desde siempre he estado vinculado a la actividad física y a la salud. Antes incluso de terminar Ciencias de la Actividad Física y del Deporte ya entrenaba a opositores y deportistas, además de trabajar con pacientes en procesos de rehabilitación: lesiones de rodilla, hombro, operaciones cardíacas o de espalda. Esa mezcla entre salud y alto rendimiento me ayudó a entender el cuerpo de una forma integral.

Mi entrada en los deportes de combate fue casi casual. En 2011 entrenaba a policías que se preparaban para ingresar en los GEOS, y uno de ellos me presentó a su compañero, que competía. A partir de ahí llegaron más luchadores y formé mi primer grupo de preparación física. En 2012 conocí a un joven Ilia Topuria, con apenas 17 años, que me dijo: “Voy a ser campeón del mundo”. Desde entonces supe que íbamos a recorrer un camino importante.

Aldo Martínez combina su trabajo con Topuria con la docencia, donde dirige un curso universitario sobre preparación física en MMA y deportes de combate

Aldo Martínez combina su trabajo con Topuria con la docencia, donde dirige un curso universitario sobre preparación física en MMA y deportes de combate

Cedida

Hablas a menudo de que “el cuerpo no miente” y de que el rendimiento va más allá del músculo. ¿Cómo defines tu filosofía como entrenador y qué te diferencia de otros dentro del mundo de las MMA?

Me diferencia la implicación. Cuando una persona cae en mis manos, su objetivo se convierte también en el mío. No entreno cuerpos, entreno personas. Busco el equilibrio entre la ciencia y la emoción: entender cómo funciona el organismo, pero también cómo piensa, siente y reacciona el deportista. Mi filosofía se basa en la mejora constante. No me comparo con nadie, solo conmigo mismo, porque si yo soy mejor cada día, los que están a mi alrededor también lo serán.

Mi filosofía se basa en la mejora constante. No me comparo con nadie, solo conmigo mismo

Aldo Martínez

¿Qué fue lo que te hizo aceptar trabajar con un joven Ilia Topuria en sus inicios? ¿Había algo en él que te convenciera desde el principio?

Fue su determinación. Tenía esa convicción de quien sabe lo que quiere. Cuando alguien te mira a los ojos y te dice “voy a ser campeón del mundo”, sin dudar, sabes que puedes construir algo grande. Desde el principio mostró disciplina, humildad y una mentalidad de trabajo que no es común a esa edad.

¿Cómo era la rutina diaria de Ilia durante el training camp de Volkanovski, uno de los más exigentes de su carrera?

Fue uno de los camps más completos y exigentes que hemos hecho. Cada día comenzaba muy temprano: exposición al frío en cámara de crioterapia —a 150 grados bajo cero durante tres minutos—, después desayuno, planificación con el equipo, visualización de vídeos y entrenamiento matinal. A mediodía llegaba la parte de recuperación, comida, descanso y por la tarde una nueva sesión de entrenamiento. A veces terminábamos con fisioterapia o más visualización antes de dormir.

Durante esas semanas prácticamente vivíamos juntos. Yo siempre digo que fui su sombra: le acompañaba en todo, asegurándome de que cada fase —entrenamiento, descanso, nutrición o recuperación— estuviera en su punto. Fue un periodo donde no podíamos permitirnos fallar, y todo salió como habíamos planeado.

El preparador basa su metodología en conocimientos científicos muy contrastados

El preparador basa su metodología en conocimientos científicos muy contrastados

Cedida

En ese proceso incorporaste un método de aclimatación que después adoptaron otros luchadores. ¿Cómo surgió esa idea y en qué consiste exactamente?

Fue una propuesta que me hizo Glen Castro, nutricionista de la UFC. Me habló de un nuevo protocolo de aclimatación basado en estudios científicos, y decidimos probarlo. Lo adapté al perfil de Ilia, lo personalicé y lo aplicamos tres semanas antes del combate, durante nuestra estancia en Estados Unidos.

El método consistía en pedalear durante 30 minutos en una carpa cerrada a unos 40–41 °C, con una carga ajustada al peso del deportista. Inmediatamente después pasábamos al jacuzzi, también a esa temperatura, otros 30 minutos. Es un trabajo extremo, pero los beneficios son enormes: mejora la adaptación térmica, reduce el estrés cardiovascular y ayuda al cuerpo a asimilar mejor la bajada de peso. Lo curioso es que fuimos los primeros en hacerlo en el mundo de las MMA, y semanas después varios luchadores comenzaron a implementarlo. Hoy se usa con frecuencia en la UFC, pero nació ahí, con nosotros, en ese camp de Volkanovski.

El cambio de categoría fue una liberación. No tuvimos que hacer dietas tan restrictivas, así que el entrenamiento fue más completo

Aldo Martínez

Muchos ven solo la parte física de un luchador de élite, pero tú apareces también como preparador mental. ¿Cómo combinas esos dos aspectos en el “camp” con Ilia?

El trabajo mental va implícito en todo. Soy psicopedagogo además de entrenador, y eso me ha permitido trasladar herramientas de la educación y la psicología al deporte. En cada entrenamiento hay un componente emocional: saber cuándo exigir y cuándo acompañar. La mentalidad de Ilia es su gran fortaleza. Tiene una capacidad increíble para convertir cualquier adversidad en motivación. Cuando entiendes eso, el cuerpo responde al mismo nivel.

Cuando Ilia llega al pesaje, al día del combate, ¿cómo gestionas su mente, su energía y su estado emocional? ¿Hay rituales, conversaciones clave que haces con él?

En esos días mi papel es mantener la calma del entorno. Ilia visualiza cada detalle: cómo entra al octógono, la música, el público, la sensación previa al primer golpe. Esa visualización, que practica desde hace años, lo centra. Nos reunimos, hablamos, repasamos el plan. Pero, sobre todo, respetamos su espacio mental. Es un proceso tan interno que lo mejor es acompañar sin interferir.

Aldo conoce mucho a Topuria y lo acompaña en todos los procesos de su vida, tanto profesionales como personales

Aldo conoce mucho a Topuria y lo acompaña en todos los procesos de su vida, tanto profesionales como personales

Cedida

Hace poco Ilia transitó de peso pluma al ligero, y ganó el título en su debut. Desde tu rol, ¿qué retos físicos, nutricionales o estratégicos supuso ese salto?

El cambio de categoría fue una liberación. No tuvimos que hacer dietas tan restrictivas, así que el entrenamiento fue más completo: más fuerza, más potencia, mejor recuperación. Se notó en su estado de ánimo. Llegó feliz, disfrutando cada día, y eso se tradujo en su rendimiento. Incluso jugamos partidos de fútbol en Las Vegas antes del combate, algo impensable en etapas anteriores.

Has dicho que Ilia “todavía no ha tocado su techo”. ¿Cómo defines tú ese techo y qué líneas de progreso ves por delante?

No lo veo, sinceramente. Llevo años registrando sus datos y sigue mejorando en todo: fuerza, potencia, tiempos de reacción, recuperación. Lo que distingue a los grandes es que nunca se estancan. Ilia sube un escalón detrás de otro, sin prisa, pero sin detenerse.

Pasamos muchas horas juntos, y eso crea una conexión especial. Solo con verlo sé cómo está

Aldo Martínez

¿Qué herramientas tecnológicas utilizas con Ilia que, en tu opinión, marcan la diferencia?

Monitorizamos todo: frecuencia cardíaca, tensión, temperatura, grabaciones de cada sesión. En el gimnasio y hasta en la sauna tenemos pantallas donde analizamos combates del rival. Con Max Holloway vimos horas y horas de vídeo para replicar sus patrones. Nada se deja al azar; la preparación se mide al milímetro.

¿Cómo es tu relación diaria con Ilia? ¿Dónde pones los límites y dónde eres flexible?

Pasamos muchas horas juntos, y eso crea una conexión especial. Solo con verlo sé cómo está. Hay días en los que toca apretar y otros en los que lo mejor es dejar respirar. La confianza y el respeto mutuo son la base: él sabe que puede exigirme tanto como yo a él.

Sus conocimientos y su constancia lo han llevado a ser uno de los mejores preparadores del mundo del deporte

Sus conocimientos y su constancia lo han llevado a ser uno de los mejores preparadores del mundo del deporte

Cedida

Tú has estado detrás del ascenso de Ilia desde muy pronto, aunque la atención se centra en el luchador. ¿Qué parte del éxito crees que corresponde al trabajo invisible del equipo y, en concreto, al tuyo como entrenador?

El mérito es siempre del deportista, pero ningún campeón llega solo. Ilia ha sabido rodearse de un equipo técnico y humano de altísimo nivel, y eso es clave. En mi caso, él mismo me pidió que coordinara sus training camps y que trabajara con los distintos especialistas. La suma de talento, confianza y metodología es lo que marca la diferencia.

Mirando hacia adelante, ¿qué grandes metas le pones a Ilia? ¿Qué desafíos crees que marcarán su próximo capítulo?

Seguir disfrutando del proceso. Las metas llegarán solas: nuevas defensas, nuevos retos, quizás otra división. Lo importante es mantener la pasión y no perder la esencia. El límite, como siempre digo, está en la mente, y la suya aún no lo conoce.

La suma de talento, confianza y metodología es lo que marca la diferencia

Aldo Martínez

Por último, con todo lo que sabes de él, si pudieras decirle una sola cosa que aún no le hayas dicho, ¿cuál sería?

Le repetiría algo que le dije hace años, inspirado en Toni Nadal: “Somos los mismos, solo cambian las circunstancias”. Es una forma de recordarle que, aunque todo haya crecido a su alrededor, seguimos siendo los mismos que entrenaban en una pista vacía, con la misma ilusión y el mismo amor por el deporte.

Mostrar comentarios
Cargando siguiente contenido...