Son muchas las personalidades internacionales que quedan maravilladas en cuanto pisan España, ya sea por su cultura o por la cercanía de su gente. Una de las últimas en expresar su admiración ha sido David Henrie. El actor, reconocido mundialmente por series como Los magos de Waverly Place o Cómo conocí a vuestra madre, ha pasado varios días de rodaje entre Bilbao, Barcelona y Sevilla, y no ha podido evitar enamorarse de estas ciudades.
La estrella estadounidense se encuentra grabando Seeking Beauty, una serie documental presentada por él mismo y en la que explora la fe en diversos lugares mientras disfruta de su gastronomía y espiritualidad. Si bien la primera temporada se centró en Italia, en esta está dispuesto a encontrarse con Dios en diversas iglesias y catedrales españolas.
Desde que David decidió ponerse al frente de esta docuserie, no ha dudado en exponer la importancia de la fe para él y para todo lo que le rodea. Por ello, no es de extrañar que se mostrase atónito al encontrarse con la imponente Sagrada Familia o la inmensidad de las montañas de Monserrat, donde se resguarda la Virgen de la Moreneta.
David Henrie: “Una juventud con un espíritu emprendedor vivo con esperanza, orgullo y propósito”
“Barcelona, has tallado un lugar en mi corazón. Desde el zumbido de La Rambla hasta el tranquilo asombro de la Sagrada Familia, esta ciudad se mueve con un alma vieja y joven al mismo tiempo. Vine aquí curioso... Me voy inspirado”, reconoció en su cuenta de Instagram.
Además, también quiso mostrar su admiración ante “una cultura viva: audaz, cálida, arraigada en la fe, y llevada adelante por una nueva generación decidida a reclamar la belleza que construyó esta tierra”. Unas declaraciones con las que quiso alabar el papel de la juventud que, según sus palabras, cuenta con “un espíritu emprendedor vivo con esperanza, orgullo y propósito”.
Pero, poco después, tampoco pudo evitar admirar las calles del País Vasco, donde se dio cuenta del papel de San Ignacio de Loyola. Pero si hay algo que cautivó al actor estadounidense fue su gastronomía.
“Esta tierra late con pasión, desde cocinas que sostienen la mayor cantidad de estrellas Michelin per cápita en el mundo hasta los antiguos txokos, donde los amigos se reúnen para cocinar, reír y vivir en comunidad. El pueblo vasco lleva un orgullo feroz, en su idioma, en su historia y en su fe, y lo sientes en cada piedra, en cada comida, en cada conversación”, expresó antes de poner rumbo a Sevilla.
