Los miércoles por la noche, Cazadores de imágenes –el nuevo formato de LaSexta– lo muestra perseguido por tormentas tropicales, rastros de felinos o corrientes oceánicas imprevisibles. Sin embargo, cuando las cámaras se apagan, Gotzon Mantuliz encuentra otro tipo de calma en su casa de Artatza, dentro del municipio vizcaíno de Lejona. Este contraste entre la acción y la quietud convierte su hogar en una pieza más de su relato, un espacio que habla con luz suave y madera cálida donde, tras cada expedición, aterriza su rutina familiar junto a su mujer Patricia y su hija Vera.
La vivienda, levantada en 2021 en un entorno verde que mira a la montaña y respira aire salino de la costa cercana, refleja el gusto por lo esencial que caracteriza a su protagonista. Quienes trabajan con él hablan de disciplina y mirada fotográfica; esa misma combinación aparece en cada rincón del inmueble, concebido como una secuencia limpia en la que salón, comedor y cocina dialogan sin barreras. Porque la casa no solo protege del ruido exterior. También ordena, acompaña y enmarca escenas cotidianas que pocas veces llegan a sus redes.
Espacio abierto
Un salón unido a la cocina para ganar amplitud y protagonismo a la luz natural
El estudio IN56 Interiorismo firmó la reforma con una premisa clara: crear un área central diáfana donde transcurriera la mayor parte de la vida doméstica. El resultado es un salón amplio presidido por un sofá nude que se integra en un paisaje de tonos neutros. La luz entra por ventanales altos con cortinas translúcidas que filtran el exterior sin renunciar al brillo, y el conjunto busca un objetivo sencillo. El de permitir que el día marque el ritmo del espacio, sin interferencias visuales.
Los tonos neutros son los protagonistas en el salón.
La cocina continúa esta línea depurada. La isla central, en acabado claro, se contrapone a la madera oscura del mobiliario y concentra las tareas de una estancia pensada para ser práctica, acogedora y resistente al uso diario. El diseño apuesta por materiales cálidos y una iluminación estudiada que refuerza la atmósfera de calma. Se percibe la intención de convertir el espacio culinario en un punto de reunión. Un lugar donde conversar tras un viaje o revisar fotografías junto a la mesa.
La cocina, abierta.
La vivienda incorpora también elementos que aportan un carácter reconocible. Desde griferías en negro en los baños y textiles en fibras naturales hasta alfombras con discretos motivos étnicos que remiten a destinos ya visitados. En una de las habitaciones se ha habilitado un pequeño despacho, con un sofá gris, una mesa de madera de aire industrial y la compañía habitual de Noa, la perra de la familia. Es un rincón menos luminoso, pero pensado para trabajar sin perder el hilo del resto del hogar.
El moderno baño de la casa de Gotzon, al detalle.
Vida en el exterior
El jardín está conectado con la casa y listo para el descanso (y el entrenamiento)
El exterior prolonga la estética interior y la adapta al clima vasco. La terraza, pavimentada en un tono oscuro, se abre a una franja de vegetación que rodea el perímetro y proporciona privacidad. Allí se ha dispuesto una zona para comer al aire libre y otra para descansar, con sillones de fibras y mesas de líneas sencillas. La intención es que ambas áreas funcionen como extensión natural de las estancias principales. Un espacio para respirar y desconectar del ritmo acelerado de los rodajes.
La zona de 'chill out' de la terraza.
En uno de los laterales del jardín se habilitó un pequeño gimnasio doméstico que combina practicidad y continuidad estética. Una esterilla de corcho, bancos discretos y algunos accesorios completan el área en la que el presentador mantiene la forma física necesaria para sus aventuras. Entre entrenamientos, desayunos en familia y momentos tranquilos con su hija, la casa de Artaza se convierte en el contrapunto perfecto a sus viajes salvajes. Un refugio claro, ordenado y sereno donde, de algún modo, todo vuelve a su sitio.
