La llegada de Directo al grano a las tardes de TVE ha supuesto un impulso inesperado incluso para quienes confiaban en la frescura del formato. El espacio, que firma datos por encima del doble dígito desde sus primeras emisiones, se ha convertido en una de las sorpresas de la franja. Entre titulares y análisis, Marta Fliz, su conductora –junto a Gonzalo Miró–, ha visto cómo su nombre se afianza en la pública, apenas unos meses después de despedirse de la etapa que marcó su consolidación en Mediaset.
Ese cambio de rumbo, asumido tras su salida de Todo es mentira, tuvo algo de salto al vacío. Ella misma explicó que sintió que había “tocado techo” y necesitaba un espacio propio, más acorde a su manera de entender la actualidad. Ahora, con el programa asentado y una acogida que se mantiene semana a semana, surge inevitable la pregunta de qué hay más allá de los platós. Qué queda cuando las luces se apagan y la presentadora vuelve a la intimidad construida con los años, la misma que rara vez se muestra.
“Lo que Arturo Pérez-Reverte ha unido…”
Una relación consolidada con el escritor y guionista Edu Galán
Su vida sentimental ocupó titulares en 2019, cuando una fotografía en el Registro Civil junto a Edu Galán y Arturo Pérez-Reverte publicada en la plataforma X –antes Twitter– reveló un enlace que hasta entonces se había mantenido en silencio. Aquella instantánea, acompañada del irónico “Lo que Arturo Pérez-Reverte ha unido, que no lo separe el hombre”, situó a la pareja en el centro de la conversación. Él, escritor de títulos como La máscara moral, El síndrome Woody Allen y Morir de pie, además colaborador en radio y televisión; ella, ya con una presencia consolidada en distintos formatos. A lo largo el tiempo, su relación, discreta desde el inicio, se ha mostrado estable con el paso del tiempo.
De izquierda a derecha, Arturo Pérez-Reverte, Marta Flich y su marido Edu Galán, en el Registro Civil.
Cabe destacar que antes de ese capítulo su vida privada había salido a la luz por un breve romance de 2006 con Jaime Martínez-Bordiú. Fue ella misma quien, años después, confirmó con naturalidad que “es verdad... Fue hace 14 años”. Sin embargo, aquella historia quedó como una nota de hemeroteca frente a la estabilidad actual. Y es que con Galán han construido un hogar que transcurre entre letras, proyectos propios y una vida familiar que ambos protegen con celo, lejos de cualquier exposición innecesaria.
El vínculo con el escritor no solo supuso un cambio en su vida afectiva, sino también una estructura sólida desde la que afrontar decisiones profesionales tan decisivas como su salida de Cuadro. Cuando anunció que dejaba Todo es mentira, no había nada firmado, pero sí la convicción de buscar un proyecto que sintiera suyo. Certeza que se acompañó de un entorno familiar que le permitió dar el paso sin ruido y sin dramatismos, sostenido por una confianza construida fuera de cámaras.
“El ser más bello que he visto”
La maternidad que ha marcado su vida recientemente
En noviembre de 2022 llegó al mundo su hija Berta, un nacimiento que transformó por completo sus rutinas y prioridades. La presentadora ha sido siempre muy prudente con su vida familiar, aunque en alguna ocasión ha compartido la emoción de esa etapa. “Cada vez que la miro pienso que es el ser más bello que he visto en mi vida y espero estar a la altura de semejante tesoro. Por ella haría todo”, confesó en una entrevista con La Razón. Palabras que retratan la magnitud del cambio que trajo la maternidad a su día a día.
Marta fue madre en noviembre de 2022.
Esa realidad doméstica convive ahora con un ritmo profesional intenso, marcado por el éxito del magacín que copresenta junto a Miró. Entre ambos territorios –el del estudio y el del hogar– transcurre una rutina que combina análisis, viajes y grabaciones con la calma de una vida personal que ella prefiere mantener al margen. Una cotidianidad sencilla, ciertamente alejada de la exposición, que sostiene desde las sombras el presente brillante de la nueva cara fuerte de las sobremesas de la pública.
