El pueblo catalán donde creció Nona Sobo ('Bailando con las estrellas'): encanto y termas romanas a tan solo 45 minutos de Barcelona
Enclave con encanto
La finalista del concurso de Telecinco llega a la gran cita mientras crece el interés por su vida personal, cuyo punto de origen remite a un municipio del Vallès Oriental que conserva un notable patrimonio termal de origen romano
Nona Sobo, finalista de 'Bailando con las estrellas'.
La recta final de Bailando con las estrellas ha convertido a una de sus participantes en uno de los nombres más repetidos de la semana. El avance de Nona Sono en la competición, consolidado tras superar un último cara a cara decisivo con Tania Medina, sigue despertando un creciente interés por su trayectoria y, de forma inevitable, por los lugares que moldearon sus primeros años. Entre ellos destaca un municipio del Vallès Oriental cuya historia, marcada por el agua caliente que brota desde el subsuelo, sigue definiendo su paisaje urbano.
La intérprete, natural de Tailandia y mayormente conocida por su papel en Entrevías, llegó a Cataluña con apenas dos años y creció en esta localidad situada a unos 35 kilómetros al norte de Barcelona. Allí dio sus primeros pasos antes de iniciar su carrera artística. El buen papel que ha mostrado en el plató, unido al seguimiento semanal del programa, ha llevado a que muchos espectadores quieran saber qué ofrece ese enclave que combina tradición termal, núcleos históricos bien conservados y un entorno natural que actúa como puerta de entrada a los macizos cercanos.
Aguas que brotan a más de 74 ºC
Un municipio construido alrededor de sus termas romanas
Caldes de Montbui, nombre oficial del municipio, se organiza alrededor de un fenómeno geológico que ha condicionado su ordenación desde la Antigüedad. Según el sitio web oficial del Ayuntamiento, se trata de una villa termal “donde las aguas emergen a más de 74 ºC”, una de las temperaturas más elevadas de Europa. Esta singularidad explica la presencia de las termas romanas, situadas en pleno centro histórico, y consideradas entre las mejor conservadas de la península gracias a la continuidad de su uso y a las posteriores intervenciones de preservación.
Las termas romanas de Caldes de Montbui.
Frente a las termas se encuentra la Font del Lleó, una fuente que, como recuerda el propio consistorio, fue remodelada varias veces desde el siglo XVI y continúa suministrando agua caliente de forma constante. Su temperatura, que ronda los 60 ºC en el caño, convierte este punto en uno de los símbolos más reconocibles de la localidad. Alrededor de la plaza donde se ubica se reúnen edificios institucionales, casas históricas y el museo dedicado a Manolo Hugué, escultor estrechamente vinculado a Picasso y figura clave en la identidad cultural del municipio.
El núcleo antiguo, organizado siguiendo el trazado heredado de la época romana, conserva calles estrechas que desembocan en la iglesia de Santa María, cuya fachada barroca sobresale en el paisaje. El puente románico sobre la riera, muy fotografiado, ofrece una vista que completa el perfil urbano del municipio. A este conjunto se suman pequeñas plazas y rutas que conectan con la montaña del Farell, situada a 805 metros de altitud, desde donde se observa buena parte del Vallès Oriental y se accede a senderos utilizados tanto por vecinos como por visitantes.
La iglesia de Santa María.
Un destino termal cercano a Barcelona
Servicios, tradición y un entorno que atrae turismo y deporte
Además del patrimonio histórico, el municipio ha desarrollado una red de servicios vinculada al turismo termal. El Ayuntamiento señala que el termalismo es uno de sus principales atractivos, complementado por flora y fauna del entorno, equipamientos deportivos y una agenda de actividades que combina ferias, ciclos culturales y celebraciones locales como la Festa Major de octubre o la Fira de l’Escudella de enero. Esta dinámica ha favorecido un movimiento comercial estable y la presencia de pequeños hoteles que refuerzan su papel como refugio termal cercano a la capital catalana.
Así, con algo más de 18.000 habitantes, según los datos municipales, Caldes de Montbui mantiene un equilibrio entre industria, servicios y una horticultura que sigue presente en la economía local. A ello se suma una oferta gastronómica basada en productos de proximidad y elaboraciones tradicionales como los carquinyolis y la llonganissa. Este conjunto de elementos, unidos a su accesibilidad –unos 45 minutos por carretera desde la ciudad condal–, explica por qué el municipio continúa despertando interés y por qué sigue siendo un punto de referencia para quienes quieren conocer el lugar donde se formó la finalista del concurso de Telecinco.