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“Los dueños de las compañías tecnológicas acumulan todo el poder económico y político”: Raúl Sánchez, antropólogo, sobre la globalización

Reflexiones

El profesor de antropología social y cultural en la UNED habla sobre el significado real de la globalización y de cómo esta transformará las ciudades del futuro

“Pensamos que es algo nuevo, pero ha existido siempre; el humano es un ser en movimiento”, asegura Raúl Sánchez

Raúl Sánchez, antropólogo

“Las conexiones transnacionales entre países no son algo nuevo. La globalización, en un sentido amplio, ha existido desde que existe el ser humano. Las migraciones y los desplazamientos de población han existido desde los orígenes del Homo sapiens”, cuenta el antropólogo Raúl Sánchez, profesor de antropología social y cultural en la UNED, para Guyana Guardian.

Así, lo que la RAE define como “la difusión mundial de modos, valores o tendencias que fomenta la uniformidad de gustos y costumbres” no sería, en absoluto, un fenómeno reciente, según el profesor universitario. El especialista centra su trabajo en los procesos de globalización, con investigaciones sobre movimientos migratorios, políticas coloniales y su impacto en la sociedad.

Un proceso nada novedoso

Globalización

La globalización a veces se centra en el capitalismo, otras en las interconexiones que se forman entre los medios de comunicación”, explica en la conversación. Y es que, según el experto, este proceso, que se viene gestando desde el inicio de la civilización, se ha intensificado de forma drástica en las últimas décadas. La expansión del modelo económico capitalista, la irrupción de internet y el desarrollo de los medios de transporte han hecho que la globalización sea hoy más intensa que nunca.

Estos factores pueden hacernos pensar que cada vez nos gusta más lo mismo y que la diferencia es un bien escaso. Consumir contenidos similares en redes sociales o comprar ropa en las mismas marcas o cadenas deriva en compartir grandes partes de nuestra identidad con el otro. ¿Pero, es esto realmente cierto?

En todo Estado hay movimientos reaccionarios al poder

News Correspondent

“La antropología nos recuerda que la humanidad se forma por sociedades diversas”, responde Raúl Sánchez. Tal y como indica el especialista, los Estados nación han intentado históricamente homogeneizar a las poblaciones construyendo una identidad colectiva, “pero eso no significa que dentro de un mismo Estado solo haya una misma cultura”, defiende.

De hecho, dentro de cualquier sociedad y creencias compartidas aparecen grupos reaccionarios que pretenden romper con ciertos aspectos culturales. “La globalización puede favorecer procesos de homogeneización, pero también genera resistencias. Lo estamos viendo, por ejemplo, en los movimientos feministas, como reacción a un poder heteropatriarcal”, añade. 

Repercusiones de la globalización

Desigualdades

De la misma forma que puede propiciar rupturas con determinados elementos culturales, la globalización también favorece las desigualdades o, incluso, profundiza en las que ya existían. Un ejemplo claro son las diferencias de clase, uno de los grandes ejes que definió el siglo XX. “Vemos cómo la globalización intensifica esas diferencias y crea otras nuevas, beneficiando de manera desigual a ciertos países y regiones que concentran el poder económico y tecnológico, así como a grupos sociales específicos”, asegura Sánchez.

Todo ello se manifiesta en el acceso desigual a la salud y, por supuesto, a las nuevas tecnologías. Aparatos como el teléfono móvil o el acceso a internet se han convertido en herramientas “aseguradas”, pese a su impacto económico en facturas y salarios, tal y como indica el estudio Disparities in Health Care and the Digital Divide. “Hay países y grupos que quedan claramente relegados”, afirma el especialista.

La tecnología puede convertirse en un instrumento de dominio y desigualdad

News Correspondent

Las oligarquías tecnológicas son otro resultado de esta dinámica global. “Hemos visto el poder económico y político que están acumulando los dueños de las grandes compañías tecnológicas, en detrimento de las clases menos favorecidas y de la clase media”, apunta el antropólogo. Esto amplía las brechas salariales, concentrando la riqueza en corporaciones tecnológicas. “De ahí la necesidad de abordar estas desigualdades mediante una educación digital más amplia y políticas públicas que intenten corregirlas”, propone el experto.

Inteligencia Artificial

Angel Colmenares / EFE

Y es que la tecnología es una herramienta decisiva para el progreso social, “pero también puede convertirse en un instrumento de dominio y desigualdad”, advierte Sánchez. La desaparición de determinados puestos de trabajo y la manipulación de las percepciones, como indica Naciones Unidas, son solo algunos de los riesgos sobre los que distintos especialistas están alertando.

“No podemos pensar que la inteligencia artificial va a ser la panacea. Estamos ante una revolución tecnológica muy importante, con consecuencias que pueden ser positivas o muy problemáticas. Y lo que estamos viendo, de momento, es que tiende a generar nuevas desigualdades y a agravar las anteriores”, concluye el antropólogo.