El pueblo de playa de Huelva donde nació Manuel Carrasco: entre aguas cristalinas y una avenida dedicada al cantante
Su tierra natal
La localidad costera que vio crecer al intérprete está marcada por su tradición pesquera, sus arenales y los homenajes que albergan sus calles
Manuel Carrasco, en una imagen de archivo.
Con éxitos como Qué bonito es querer, Eres o Hay que vivir el momento a la espalda, Manuel Carrasco se sienta esta noche junto a Pablo Motos en El Hormiguero para repasar los meses de gira con Pueblo Salvaje II y adelantar parte de su agenda para 2026. El encuentro llega en uno de los momentos más sólidos de su carrera: con estadios completos, un décimo álbum que ha afianzado su identidad artística y una conexión con el público que sigue creciendo. Pero ese impulso, que hoy se traduce en cifras de vértigo, nació en un rincón del Atlántico que continúa marcando su camino.
Lejos del ruido, Carrasco mantiene un hilo firme con Isla Cristina, el municipio que lo vio crecer en un entorno marinero donde la música se mezclaba con la sal del aire y el movimiento del puerto. Aquel primer paisaje –marismas, barcos de bajura y calles blancas– sigue siendo un refugio al que regresa y un escenario que atraviesa buena parte de su obra. Sus discos, videoclips y declaraciones lo han reiterado: por mucho que el mapa se amplíe, su raíz sigue en la costa occidental de Huelva.
Tradición marinera
Un municipio forjado entre la pesca, las marismas y un horizonte que acaba en verso
Isla Cristina se extiende a escasa distancia de Portugal, abierta al Atlántico y sostenida por una actividad pesquera que continúa siendo su principal motor económico. Su lonja, una de las más destacadas de Andalucía por volumen y subasta de pescado fresco, concentra la vida diaria del puerto y define el carácter trabajador de sus barrios. Las marismas que rodean el municipio, declaradas paraje natural, conforman un ecosistema de humedales donde abundan las aves migratorias y se han habilitado rutas y miradores para su observación.
La plaza de las Flores, en Isla Cristina.
El núcleo urbano creció a partir de un asentamiento pesquero de los siglos XVII y XVIII hasta consolidarse como municipio en 1833, integrando después La Redondela, cuya huella permanece en edificios como la Sala Mudéjar o la iglesia de los Doce Apóstoles. El desarrollo económico impulsó la aparición de sociedades culturales, periódicos locales y un carnaval que hoy es Fiesta de Interés Turístico de Andalucía y uno de los más seguidos del país. A ello se suma una programación estable de festivales, encuentros corales y espectáculos en espacios como el teatro Horacio Noguera, el de mayor aforo de la provincia.
Las playas, de arena fina y largos tramos abiertos, forman parte esencial del atractivo local. Entre ellas destaca El Cantil –también conocida como El Punterito–, con sus aguas claras junto al faro y unas puestas de sol que atraen cada año a fotógrafos y visitantes. Los arenales se enlazan con rutas que recorren el cinturón dunar y conducen hacia pinares y senderos costeros, muy concurridos durante el verano y también en los fines de semana de temporada baja.
El arenal de Isla Cristina se prolonga durante doce kilómetros.
Homenaje en casa
La avenida renombrada en 2024 recupera la infancia de uno de sus vecinos más reconocibles
Punta del Caimán, la barriada donde creció Carrasco, mantiene intacto el ambiente marinero de casas bajas y calles estrechas que marcó su infancia. Allí, en diciembre de 2024, el Ayuntamiento renombró la antigua avenida del Atlántico como avenida Manuel Carrasco Galloso en un acto multitudinario que reunió a miles de vecinos. La vía atraviesa el corazón del barrio y conecta áreas residenciales con comercios de proximidad y bares tradicionales.
El homenaje se amplía con un gran mural del artista onubense Víctor Konestilo, convertido en parada obligatoria para seguidores que viajan a la localidad con la única intención de fotografiarlo. La obra, ubicada en una de las arterias más transitadas de la barriada, se ha integrado en la rutina diaria de los residentes, que conviven con un flujo constante de turistas y curiosos. En el entorno persisten también espacios ligados a la tradición pesquera, como el cercano puerto o los talleres donde todavía hoy se reparan redes y embarcaciones.
Manuel Carrasco, en la inauguración de su propia avenida.
Más allá del gesto simbólico, la avenida actúa como recordatorio de la trayectoria de aquel joven que comenzó cantando en festivales escolares y dirigiendo comparsas locales. Ahora, mientras su carrera suma nuevas giras y reconocimientos, el barrio que lo vio crecer mantiene viva la memoria de sus primeros pasos, con un paisaje que mezcla historia marinera, orgullo vecinal y un legado que se proyecta desde Isla Cristina hacia el resto del país.