Toñi Moreno, 52 años: “He tardado mucho en asumir que hay personas con el gen de la maldad, y reconocerlo ha sido de lo más difícil”
Maldad
La presentadora reflexiona sobre la bondad y la maldad en las personas, la dificultad de asumir que existen individuos irreparables y la sencillez que se esconde detrás de la fama
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Toñi Moreno, 52 años: “He tardado mucho en asumir que hay personas con el gen de la maldad, y reconocerlo ha sido de lo más difícil”
La maldad se cuela en la vida cotidiana de maneras inesperadas. Aparece en gestos fríos, palabras que hieren, decisiones que dañan sin mirar atrás. No siempre es visible, pero deja huella: transforma ambientes, rompe confianza y obliga a replantear quiénes merecen nuestra cercanía. Con el tiempo, aprender a reconocerla se convierte en un acto de supervivencia emocional.
Existen personas cuya maldad parece inherente, casi como un impulso que no pueden ni quieren controlar. Sus acciones causan daño y generan satisfacción en ellos mismos. Encontrarlas en la vida diaria produce una mezcla de incredulidad y tristeza, y asumir que existen exige un proceso de reflexión profundo y, en muchos casos, doloroso.
Reflexiones sobre la maldad
Toñi Moreno y la bondad anónima
Toñi Moreno, presentadora con más de tres décadas de trayectoria en la televisión española y conocida por su versatilidad en programas como Andalucía Directo, 75 Minutos, Tiene Arreglo o Entre Todos, compartió recientemente sus reflexiones sobre la bondad y la maldad en Tengo un Plan, el podcast de Sergio Beguería y Juan Domínguez.
La comunicadora subrayó la importancia de la gente anónima que aparece en su programa Gente Maravillosa. “Aunque hemos hecho cámaras ocultas con personas conocidas, los que más aportan, los que más brillo tienen, son los anónimos. Es como una carta a volver a tener fe en el ser humano”, explicó. Para Moreno, estos gestos cotidianos, silenciosos y desinteresados, son los que verdaderamente conmueven y enseñan sobre la humanidad.

Un acto de bondad que dejó huella
Uno de los casos que más impactó a Moreno ocurrió durante la grabación de un programa sobre violencia de género. En una ferretería, una trabajadora estaba siendo maltratada por su marido, presente en el local. Un cliente anónimo se acercó discretamente y le preguntó si necesitaba ayuda o quería denunciar la situación. Además, al notar que la mujer creía que las cámaras podían ser del negocio y que su marido la vigilaba, el hombre insistió con cuidado: “¿Quieres que llamemos a la policía?”. Su intervención fue un acto de apoyo silencioso y decidido, destinado únicamente a proteger a la víctima.
Para Moreno, escenas como esta son las que revelan la verdadera bondad humana y permiten contrastarla con la maldad que también existe en la vida cotidiana.

Reconociendo la maldad
Durante la conversación en el podcast, surgió la inevitable pregunta de Juan Domínguez: “Cuando ves estas cosas… ¿crees que hay gente mala?”. Toñi respondió sin dudarlo: “Yo creo que hay gente mala en la vida… hay gente que tiene el gen de la maldad. Me ha costado mucho reconocerlo. Es de las cosas que más me ha costado asumir”.
Añadió que estas personas se alegran del mal ajeno, hacen daño porque les provoca satisfacción, y no son necesariamente psicópatas, sino personas que simplemente son malas. “Yo he conocido a alguno. Me ha costado mucha terapia y mucho dinero reconocer que eso existe. Y no lo puedes cambiar. Esa gente no quiere cambiar. Lo que hay que hacer es alejarse”, concluyó.

La fama y la sencillez de las personas “grandes”
En otro momento de la entrevista, Moreno reflexionó sobre la fama y la percepción que tenemos de los famosos. “Un famoso es una persona como tú o como yo, con los mismos miedos y las mismas inseguridades, aunque sean conocidos por su oficio o por sus logros. No me impresionan. Es verdad que si me traéis a Isabel Allende seguramente me desmayo”, bromeó con humor, “pero ver a una persona famosa no me impresiona”.
Sin embargo, destacó que algunas figuras realmente la han marcado por su humanidad y su energía. “Los que más me han impactado han sido Laura Pausini, y el que más, Raphael. Un señor de 80 años que ha demostrado todo lo que ha superado, capaz de levantar un estadio cantando durante dos horas, y seguir pensando en el mañana. No vive de lo que ha sido ni de lo que es; tener retos le mantiene joven. El día que lo conocí me preguntaba por mi vida, pero yo quería saber de él. La gente más grande suele ser la más sencilla”.
En ese momento, Moreno también subrayó los contrastes que encuentra en el mundo de la fama: “Luego te encuentras gente que no ha hecho nada y que tiene cuatro guardaespaldas alrededor. También los hay”. Para ella, esto refleja cómo el poder o el reconocimiento pueden transformar a las personas, pero también cómo la grandeza humana se mide por la humildad y la cercanía que se mantiene pese al éxito.
Para Toñi Moreno, convivir con la bondad y la maldad es parte de la vida. Reconocer que existen personas que causan daño deliberadamente ha sido un proceso difícil y doloroso, pero también le ha enseñado a valorar los gestos de solidaridad y generosidad que construyen la confianza en el ser humano.

