La nueva vida de Raquel del Rosario (El sueño de Morfeo) a los 43 años, viviendo en Estados Unidos: “Pensé que mi carrera había terminado”
Fuera del foco
Tras una década alejada del foco mediático, la cantante que representó a España en Eurovisión en 2013 reaparecía este año desde California con un proyecto propio, una vida familiar consolidada y un relato marcado por la maternidad, la emigración y un regreso artístico inesperado

Raquel del Rosario, durante su actuación con El sueño de Morfeo en el Festival de la Canción de Eurovisión de 2013.

Fue la voz de España en una de las citas musicales más destacadas del calendario en 2013, pero acabó por desaparecer del mapa público. Al menos, por un tiempo. Raquel del Rosario, natural de Gran Canaria, se convirtió durante más de una década en el rostro y el timbre reconocible de El Sueño de Morfeo, el grupo asturiano que transitó entre el pop, el folk y la radiofórmula hasta alcanzar una popularidad sostenida y representar al país en Eurovisión con Contigo hasta el final.
Tras aquel punto de máxima exposición, el silencio. La banda inició una pausa, luego caminos separados, y su vocalista dejó de publicar música y de aparecer en los medios. Mientras el grupo cerraba definitivamente su historia con un último concierto benéfico en 2022, dedicado a los afectados por el volcán de La Palma, surgía una pregunta recurrente entre seguidores y espectadores: qué fue de la cantante que había puesto voz a una generación de himnos tan cotidianos como Esta soy yo.
Vida lejos del foco
Una etapa personal y familiar desarrollada en Estados Unidos, marcada por la maternidad y un entorno elegido con calma
Instalada desde hace años en Estados Unidos, la artista reside en Thousand Oaks, una localidad del condado de Ventura, en California, rodeada de naturaleza y alejada del ritmo de Los Ángeles. Allí ha construido su vida junto a su marido, el cineasta y fotógrafo gallego Pedro Castro, con quien se casó en 2013, y sus dos hijos, Leo, nacido en 2014, y Mael, en 2016.
La maternidad ocupó el centro de esa etapa. Su hijo mayor fue diagnosticado de autismo, una circunstancia que ella misma ha explicado públicamente con naturalidad, y que influyó en su forma de vivir y de relacionarse con el entorno. En 2021 volvió a ser noticia al relatar cómo logró salvar al pequeño Mael del ataque de un puma durante una excursión. Episodios que dibujan una vida intensa, lejos del escenario.
La vivienda familiar refleja ese cambio de ritmo: una casa de dos plantas, con materiales naturales, estética étnica y colores cálidos, pensada como refugio. Desde allí, y tras una década centrada en la crianza y en proyectos personales, comenzó a tomar forma un regreso que no estaba en sus planes iniciales.
“Llegué a pensar que mi carrera había terminado”
El origen de un nuevo proyecto musical y las razones de una retirada que fue consciente
“Llegué a pensar que mi carrera había terminado para siempre”, confesó en una entrevista reciente con ¡Hola!. El alejamiento, explicó, respondió a una suma de cambios vitales: la mudanza a otro país, la maternidad y la pérdida de conexión con el proyecto que había liderado durante años. “Mi cuerpo y mi alma pedían hogar, crianza, presencia”, relató.

El punto de inflexión llegó en el verano de 2023, durante una estancia en México. “Mientras meditaba en una playa salvaje, me llegó una melodía con un mensaje muy potente”, contó. De esa experiencia nació La voz olvidada, su primer trabajo en solitario, un álbum conceptual compuesto íntegramente por ella y alejado del pop melódico de su etapa anterior.
El proyecto se desarrolló en colaboración con su marido, responsable de los videoclips. “Fue fácil y disfrutamos mucho el proceso creativo juntos. Hay una admiración mutua y una complicidad que, a veces, ni siquiera necesita palabras”, explicó. A los 43 años, la cantante retoma la música desde otro lugar, con una carrera reformulada y una vida que ya no gira en torno al foco, sino a las decisiones tomadas lejos de él.