“Mientras fotografiaba una pareja, su perro se cayó a un lago y no podíamos sacarlo; uno de los videógrafos acabó en el agua”: Dami Sáez, fotógrafo de bodas
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El fotógrafo de bodas Dami Sáez desvela cómo es el mundo de la fotografía de boda y algunas de sus mejores anécdotas

Dami Sáez, fotógrafo de bodas

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Dami Sáez cuenta con un gran recorrido en el sector de la fotografía de bodas. Lo suficiente como para saber que, en un sector marcado por las modas, las redes sociales y un relevo generacional constante, quedarse quieto no es una opción. Hoy trabaja con parejas que podrían ser sus hijos - tal y como él mismo cuenta, la mayoría rondan los 25 años- y eso le obliga a algo más que a dominar la técnica: a convencer, a diferenciarse y a seguir sorprendiendo.
Sáez trabaja en bodas por toda España y también en Noruega, donde lleva casi cinco años fotografiando enlaces. El desplazamiento no es un problema para él: lo esencial es que la pareja valore su mirada. Su vínculo con Noruega es, más que estratégico, emocional. Le apetecía salir de España, explorar otros escenarios y otros clientes, muy distintos a los habituales, y encontró en el país nórdico un espacio que le resultaba inspirador.

Ese camino entre bodas nacionales e internacionales también le ha traído reconocimiento profesional. Este año ha sido nominado como fotógrafo revelación del año en Inspiration Photographers, uno de los portales más relevantes del sector, y ha obtenido el segundo puesto en el prestigioso certamen internacional FDB (Fotógrafos de Bodas), en una gala celebrada en Madrid.
Mil historias por contar
Ser fotógrafo de bodas
Después de tantos años de experiencia, ¿qué escena se repite siempre y es clave para ti como fotógrafo?
Si tuviera que quedarme con una, sin duda sería la llegada de la novia al altar. Es el primer momento en el que el novio ve a su futura mujer vestida de blanco avanzando por el pasillo.
Ahí se producen gestos muy genuinos y las emociones se desbordan. Normalmente es el novio quien se derrumba primero y empieza a llorar. Por eso estoy especialmente atento a ese instante: la entrada de la novia hacia el altar. Es una de las imágenes más potentes que puede dar una boda.
La novia empezó a llorar nada más iniciar el pasillo y no pudo parar hasta llegar al altar. Allí se fundieron en un abrazo que pude fotografiar
Aunque hay excepciones. El año pasado, en una boda en Murcia, la novia empezó a llorar nada más iniciar el pasillo y no pudo parar hasta llegar al altar. Allí se fundieron en un abrazo que pude fotografiar. Fue un momento muy emotivo.
Además, nosotros trabajamos siempre dos fotógrafos. En la fotografía documental de bodas, como yo la entiendo, esto permite cubrir momentos tan importantes desde dos ángulos. Mi compañero se centra en el novio y yo en la novia, lo que garantiza una cobertura completa de esos instantes clave.
¿Y alguna situación surrealista o totalmente inesperada?
Tengo varias, pero me quedo con una. Fue una boda en Cervelló. Durante la sesión de pareja —mientras los invitados estaban en el cóctel— los novios quisieron que apareciera su perrito, que para ellos era como un hijo.
Hicimos la sesión en unos campos de golf y, en un momento dado, el perro cayó dentro de uno de los lagos que hay en el recorrido. Al principio fue casi cómico, pero enseguida se convirtió en un drama porque no podíamos sacarlo.
El lago tenía unos plásticos alrededor y el perro no podía salir. Hicimos una cadena humana entre el otro fotógrafo, el equipo de vídeo y los propios novios. Éramos cinco o seis personas. En ese intento, el videógrafo resbaló y también cayó al lago.
De repente teníamos al perro y al videógrafo dentro del agua. Finalmente, con la ayuda del personal de la masía, flotadores y cuerdas, conseguimos sacar a los dos.
Fue una situación muy surrealista. Además, se planteó el dilema moral de fotografiarlo o no. Yo soy quien documenta todo lo que ocurre en la boda, pero cuando el perro estaba en peligro y los novios estaban tan nerviosos, no me sentí cómodo levantando la cámara. Hice alguna foto con el móvil, pero no con la cámara profesional hasta que pasó el peligro.

¿Y momentos tensos o incómodos?
El principal enemigo, sin duda, es el alcohol. El exceso de alcohol puede arruinar una boda. Recuerdo una boda preciosa y muy emotiva que iba perfecta hasta la cena. Un invitado muy cercano al novio había bebido demasiado en el cóctel, siguió bebiendo durante la cena y acabó creando un conflicto grave: insultos a la otra familia y una pelea que terminó arruinando la celebración.
También ocurre con algunos novios que no están acostumbrados a beber. Es su gran día, no se dan cuenta de lo que beben y acaban completamente borrachos antes de que empiece la fiesta. He visto novios tumbados en un sillón, incapaces de continuar.
¿Hay algún gesto pequeño que para ti tenga una gran importancia?
Los gestos de los niños. Aunque para muchos invitados ir a una boda con niños puede resultar incómodo, desde el punto de vista fotográfico son una fuente constante de momentos increíbles.
Los niños son espontáneos, genuinos y honestos. No fingen. Cuando veo que hay niños en una boda, sé que me van a regalar grandes fotografías. De hecho, muchas de las imágenes que me han premiado a lo largo de los años son de niños.

¿Qué momentos parecen muy importantes y luego no lo son tanto?
Las fotos de pareja suelen generar muchas expectativas: imágenes románticas, cuidadas, de los novios solos. Son importantes, pero hay otras fotografías más documentales que con el tiempo se convierten en las más valiosas emocionalmente.
Una mirada entre padre e hija, un abrazo inesperado, una risa espontánea… esas imágenes no posadas, que en el momento parecen menores, acaban siendo las más importantes con los años.
¿Recuerdas alguna fotografía que haya tenido un impacto especial en una pareja?
Una muy significativa fue la entrega del ramo. Normalmente, lo hace el padrino, pero en este caso decidieron que fuera el abuelo del novio quien se lo entregara a la novia.
Recuerdo lo nervioso que estaba el abuelo y el brillo de felicidad en su rostro. Hace poco, por desgracia, falleció, y al volver a hablar con la familia entendimos que esa fotografía se había convertido en un auténtico tesoro.
Esa boda quedó grabada en nuestra memoria por la conexión de la pareja. Volvimos con más de 15.000 fotografías de ese día
Para terminar, ¿alguna escena que te haya marcado especialmente?
Me quedo con dos. Una es cuando familiares muy cercanos -madres, padres, abuelos- están gravemente enfermos y aun así hacen el esfuerzo de asistir a la boda. Ver eso deja una huella muy profunda.

Y la otra es una boda en los fiordos noruegos, cerca de Bergen. Fue espectacular a todos los niveles: montañas, cascadas, paisajes de película. Fotográficamente, era como estar en una tienda de golosinas sin saber qué elegir.
Esa boda quedó grabada en nuestra memoria, por el lugar, por la conexión de la pareja y por todo lo que se vivió. Volvimos con más de 15.000 fotografías de ese día.
