Los tesoros escondidos del mundo aún existen, y Uzbekistán es la prueba. Entre sus paisajes desérticos y ciudades que parecen salidas de un cuento, este país es una auténtica joya. ¿Lo mejor? Aún no está masificado y recorrerlo es más barato de lo que imaginas. Pero no te dejes engañar por los prejuicios, porque aquí no solo hay historia, también hay sorpresas que merecen ser descubiertas.
Samarcanda es el nombre que más familiar suena cuando se habla de Uzbekistán, y con razón. Esta ciudad legendaria fue uno de los puntos clave en la antigua Ruta de la Seda, y su majestuosidad sigue intacta.

Samarcanda
La Plaza Registán, con sus impresionantes madrasas, es un lugar que parece transportarte al pasado. Y no es solo por su arquitectura, sino también por la atmósfera única que se respira en cada rincón.
Estética parecida
Recuerda a los cuentos clásicos de Oriente
El apodo de el país de Aladdín que le dan los tiktokers como Elena y Víctor no es casualidad. Uzbekistán tiene un aire mágico que parece sacado de un cuento oriental. Sus ciudades, como Samarcanda y Bujará, recuerdan a los escenarios de las historias de Las mil y una noches, con sus cúpulas azules, mosaicos intrincados y bazares llenos de vida. Taskent, la capital, no puede decir lo mismo.
Este paralelismo hace que muchos viajeros lo asocien con el mítico mundo de Aladdín, aunque, por supuesto, el personaje original no tiene raíces directas en este país. La conexión es más estética y cultural que histórica, heredada de su riqueza como parte de la Ruta de la Seda.
Punto turístico
Tiene numerosos reclamos como el Mar de Aral
Pero Uzbekistán no se queda ahí. Entre sus joyas menos conocidas está el Mar de Aral, un testimonio de uno de los mayores desastres medioambientales de la historia. Este mar interior, que prácticamente ha desaparecido en las últimas décadas, es un ejemplo impactante de cómo las decisiones humanas pueden transformar un paisaje entero.
A pesar de la tragedia, que ha dejado varios barcos varados en la arena, el lugar se ha convertido en un destino fascinante para quienes buscan comprender más sobre la relación nociva con el planeta.

Mar de Aral en 1989 (izq.) y 2014, ejemplo de la perdida de agua por sobreexplotación de los recursos en una gran cuenca .
Además, Uzbekistán es un país que sorprende por su gente y su gastronomía. “La gente es absolutamente encantadora y la comida, deliciosa”, aseguran Elena y Víctor, que han visitado el país recientemente. Entre platos como el plov, las brochetas de carne y los panes recién hechos, es imposible no rendirse a los sabores locales. Según ellos, recorrer este país durante ocho o diez días es suficiente para empaparse de su cultura, su historia y su belleza.
Si buscas un destino que combine historia, paisajes increíbles y la calidez de su gente, Uzbekistán debería estar en tu lista. Y lo mejor de todo es que aún conserva ese encanto de lo desconocido, lejos de las masas de turistas. Quizá sea el momento de aventurarte y descubrirlo antes de que todos hablen de él.