Más allá del todo incluido: la nueva cara del turismo en las Maldivas

Paraísos sostenibles

De islas-resort a refugios ecológicos, un modelo que busca redefinir el lujo, combinando glamur y compromiso ambiental alrededor de los tesoros oceánicos

Cabañas sobre el mar en Maldivas

Cabañas sobre el mar en Maldivas

Exoticca

Si Adán se hubiera conformado con melocotones, peras y piñas, hoy viviríamos en el Jardín del Edén, aunque quizá el ser humano no esté hecho para el paraíso, ya que, incluso cuando lo encuentra, casi siempre termina por destruirlo. Sin caer en el idealismo rousseauniano, casi todas las actividades humanas implican una ruptura del equilibrio natural y, desde luego, el turismo no brilla por la sostenibilidad, menos aún si se practica en lo que quizá sea la epítome del paraíso terrenal: las Maldivas.

Sin embargo, esta industria tan criticada crea oportunidades y favorece la independencia económica, especialmente en países pequeños con recursos limitados, como las 1.192 islas de coral que forman la República de Maldivas. Frente a su medio millón de habitantes, de los cuales una quinta parte vive en la capital, Malé, el archipiélago recibe alrededor de un millón de turistas cada año. Los contingentes más representativos son el indio y el chino, por proximidad y reciente propensión al gasto, junto con los italianos, quienes hace, aproximadamente medio siglo, abrieron al turismo internacional este manojo de atolones perdidos en el Índico.

La postal de Maldivas es la de las islas-resort, lagunas originalmente desiertas, transformadas en habitables

El turismo de experiencias empieza a interesarse también por las pocas islas habitadas por locales, como Dhigurah y Ukulhas, sin embargo, la postal de Maldivas es la de las islas-resort, lagunas originalmente desiertas, transformadas en habitables por la intervención humana. De hecho, gobierno y empresas privadas practican una especie de isla-cultura: crean nuevas o amplían las existentes para venderlas o alquilarlas a empresarios locales y extranjeros, quienes las explotan bajo el concepto de 1 isla - 1 resort. Viajes de boda, alfombras de pétalos, collares de flores y turismo de pulsera, pero no solo eso, ya no.

Desde la ventanilla del hidroavión, los atolones parecen esporas vistas al microscopio, y la ciencia es también la principal aliada de quienes trabajan para mantener el equilibrio entre la protección del ecosistema natural y la necesidad de garantizar el desarrollo económico de este estado flotante. De hecho, aunque la distancia a cubrir en avión para llegar a las Maldivas complique hablar de turismo sostenible, en los últimos años, el sector ha comenzado a promover buenas prácticas para intentar combinar lujo y responsabilidad en una experiencia única e inolvidable.

En los últimos años el turismo ha comenzado a promover buenas prácticas para intentar combinar lujo y responsabilidad

En los últimos años el turismo ha comenzado a promover buenas prácticas para intentar combinar lujo y responsabilidad

Atmosphere Core

Entre los más activos en este sentido está el grupo Atmosphere Core, fundado en 2013 por el empresario indio Salil Panigrahi bajo el lema Joy of Giving. Actualmente gestiona nueve resorts y tres marcas diferentes: Ozen, Oblu y Atmosphere Hotels and Resorts. Sus instalaciones cuentan con certificación Green Globe, producen energía solar, tienen desalinizadoras que convierten el agua del océano en potable, prohíben el uso de plásticos de un solo uso y poseen un invernadero capaz de proporcionar casi una tonelada de fruta y verdura fresca al día. Sí, porque Maldivas prácticamente no produce nada y depende de las importaciones desde India y Sri Lanka, lo que contribuye a la contaminación marítima.

La última apertura del grupo, en julio de 2024, es Raaya by Atmosphere, un santuario de sostenibilidad de cinco estrellas, marcado por la decisión de mantener el 88% de la isla en su estado natural. Las 167 elegantes villas de playa o sobre el océano están ocultas entre manglares y árboles frutales, creando así una atmósfera etérea y suspendida que evoca tanto al náufrago Crusoe como a Ulises en la isla de Ogigia, donde nada se marchita y las preocupaciones humanas no existen.

167 elegantes villas de playa o sobre el océano están ocultas entre manglares y árboles frutales

167 elegantes villas de playa o sobre el océano están ocultas entre manglares y árboles frutales

Atmosphere Core

El canto de la ninfa Calipso es sustituido aquí por la sonrisa honesta, y la cálida bienvenida maldiviana al ritmo de bodu beru, mientras que ambrosía y néctar se encuentran en los varios restaurantes que mezclan tradición local con cocina global. En Raaya, el lujo y la sostenibilidad no solo conviven, sino que se complementan con experiencias como clases de arte y observación de estrellas desde torres de madera.

Más allá de las cenas románticas en la playa, los paseos descalzos, los desayunos flotantes servidos en cestas con forma de corazón en piscinas privadas, el yoga al amanecer, las excursiones en barco al atardecer, los masajes y el vuelo místico de los enormes murciélagos frugívoros, el verdadero protagonista de este destino exclusivo se encuentra bajo el mar.

El verdadero protagonista de este destino exclusivo se encuentra bajo el mar

El 5 % de la superficie global de arrecifes de coral está en las Maldivas, con 250 especies de coral y más de 1.000 tipos de peces diferentes. Tan plácida es la superficie como caótica la vida bajo el agua, con mantarrayas y tiburones nodriza, pequeños peces payaso y tortugas marinas. Para admirar el espectáculo es suficiente tirarse desde las water villas, líneas de palafitos que se extienden hacia el mar como tentáculos.

Desgraciadamente, los corales están entre los seres vivos más amenazados por el cambio climático. El aumento de las temperaturas marinas puede causar eventos de blanqueamiento como el que hace unos meses diezmó los arrecifes de todo el mundo. Además, la acidificación del agua, provocada por la mayor concentración de dióxido de carbono en la atmósfera, debilita los exoesqueletos de los pólipos, pequeños invertebrados que forman los corales.

La conservación del medio marino y terrestre en Maldivas no es solo una cuestión estética, sino una necesidad vital

La conservación del medio marino y terrestre en Maldivas no es solo una cuestión estética, sino una necesidad vital

Atmosphere Core

La conservación del medio marino y terrestre en Maldivas no es solo una cuestión estética, sino una necesidad vital: quienes habitan esas costas saben que las playas de arena blanca, el mar turquesa y la selva tropical son su única riqueza. Los arrecifes de coral protegen las islas de la erosión, mientras que la rica biodiversidad marina sostiene la economía local a través de la pesca y el turismo. La pérdida de estos recursos tendría consecuencias catastróficas para las comunidades locales.

Giorgia Maggioni, bióloga marina de 32 años, nacida en el Lago de Como, Italia, lleva más de tres años trabajando con el grupo Atmosphere y no duda sobre la posible convivencia entre turismo y sostenibilidad: “Son necesarias políticas eficaces y comportamientos responsables, pero para lograr un impacto a gran escala hay que empezar desde lo pequeño. Hoy en día, el turista consciente no solo disfruta de su estancia, sino que también contribuye a preservar este paraíso único. Además, cada vez más personas buscan experiencias que respeten y valoren el medio ambiente: el respeto por el entorno no compromete el lujo, sino que lo enriquece”, asegura la bióloga.

Oblu Xperience Ailafushi, un resort de cuatro estrellas accesible a un público amplio

Oblu Xperience Ailafushi, un resort de cuatro estrellas accesible a un público amplio

Oblu Xperience Ailafush

Maggioni trabaja en Oblu Xperience Ailafushi, en maldiviano isla de la familia, un resort de cuatro estrellas con una atmósfera menos zen que Raaya y decididamente más animada, a solo 15 minutos en lancha rápida del aeropuerto internacional y accesible a un público amplio. Alberga el restaurante submarino más grande de Maldivas, el Only BLU Under Ocean Restaurant, que también funciona como un extraordinario espacio educativo para los estudiantes de Malé, guiados por el personal científico del resort al descubrimiento de las maravillas submarinas de su país.

En Ailafushi también se lleva a cabo un programa de rehabilitación de arrecifes que incluye el cultivo de corales y su posterior propagación. Pese a que la sostenibilidad, a veces, puede parecer una urgencia solamente occidental, impulsada por safaristas con sentimiento de culpa, “cuando el turismo está bien gestionado, puede representar una fuente económica significativa para financiar la protección del medio marino”, reconoce Maggioni. Y eso es lo que importa, ya que, cuando la música se apaga, el horizonte nocturno del archipiélago está compuesto solo por estrellas y destellos provenientes de los atolones. Bajo el agua, la actividad es frenética y el ser humano parece ser un huésped, aunque no siempre deseado.  

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